Narra Kian.
Despierto y, cuando voy a pasar un brazo por la cintura de Ginger, noto un vacío a mi lado. Entreabro mis ojos molesto por la luz que me da de pleno en la cara pero cualquier pizca de rabia desaparece de mi cuerpo al ver a Ginger sentada en el pequeño balcón de mi ventana. Ha cogido una silla y una sudadera mía que le queda enorme, su pelo pelirrojo está recogido en un moño deshecho, un cigarro descansa sobre sus labios y un lápiz en su mano se encarga de mantenerla concentrada en su dibujo. No sé si son las gafas, mi ropa, o el cigarrillo pero tiene un aire sensual y erótico que me vuelve sumamente loco. Le echo un par de fotos y me levanto de la cama, me pongo mi ropa interior y salgo hasta donde está ella para apoyarme en la barandilla que impide que alguien se mate y simplemente mirarla o bueno, admirarla.
Es jodidamente preciosa.
—¿Qué pasa? —pregunta sonrojada quitando el tabaco de su boca.
—Solo me pareces preciosa.
—Eres idiota —dice poniéndose todavía más roja.
—Voy a ducharme, ¿vienes?
—Ya me he duchado, iré a hacer el desayuno.
Se levanta de la silla y deja su libreta y las demás cosas sobre ésta. Me da un beso largo y yo la tomo por la cintura. Mi lengua entra en contacto con la suya y aunque odie el tabaco de su boca me parece adictivo.
—Sabes a tabaco —digo.
—Estás hecho todo un genio —dice sarcástica mientras levanta el pitillo en sus dedos.
Me río y ruedo los ojos, ambos entramos de nuevo en la habitación y ella sale para ir a la cocina mientras yo me meto al baño. Hago mis necesidades y enjuago mi boca, me lavaré los dientes después de desayunar, tras eso me doy una ducha fría y salgo a mi cuarto con una toalla en la cintura. Me visto con una camiseta y unos pantalones de chándal y arreglo un poco mi pelo con la mano. Salgo de la habitación y voy hasta la cocina donde está Gin haciendo algo en la sartén, me acerco y la abrazo por detrás echando un vistazo a lo que prepara.
—Tortitas —digo contra su cuello.
—Podrías despertar a Jack, esto casi está.
—¿Tanto he tardado? —pregunto.
—Sí, a saber que estabas haciendo —dice pícara y dejo un beso en su cuello.
Salgo de la cocina y justo cuando voy a entrar a la habitación de mi hijo lo veo andando con carita de sueño. Lo cojo en mis brazos y dejo un beso sobre su coronilla para darle los buenos días después. Cuando llegamos de nuevo a la cocina, mi chica ¿mi chica? no sé muy bien cómo he de llamarla, pero así suena bien... bueno, lo que decía, que Gin se acerca para dejar un beso en su mejilla.
Un par de minutos después, los tres tenemos un par de tortitas frente a nosotros junto a fresas, sirope de chocolate, miel y más cosas.
—Papi —me llama Jack— ¿po que tu no hases estas cosas tan muenas? —continua con la boca llena.
Ginger se ríe y yo suelto una carcajada.
Me ha salido descarado.
—Porque... No sé, cariño, me da pereza... —digo encogiéndome de hombros y él me mira con desaprobación.
Los tres desayunamos hablando de Jack y su novia, Gin le da consejos para conquistarla basándose en lo que Jack dice de ella y él la escucha atentamente. Parecemos una familia de verdad y, no sé, creo que sería la persona más feliz del mundo si hablase esto con ella y aceptara. Vivir juntos los tres, quizá es muy pronto, ya que solo hace un par de meses que nos volvimos a encontrar, pero es una de las mejores cosas que me podrían pasar. Saber que cuando llegue a casa ella me espera, verla contenta cuando consiga un nuevo trabajo, cocinar juntos pero sobretodo despertar con ella cerca.
Cuando terminamos, entre Gin y yo recogemos todo mientras él ve la tele. Aprovecho la preciosa vista que me proporciona Gin de su culo mientras mete las cosas en el fregaplatos, ay lo que haría yo con ese culo... La abrazo por detrás y ella se sobresalta, mi pequeña erección hace presión en su zona lumbar y veo como se pone colorada. Consigo llegar a su cuello y dejo un beso húmedo y otro y otro hasta que llego al lóbulo de su oreja y doy un suave mordisco. Ella se gira quedando frente a mi y sonríe sonrojada.
—Alguien se ha despertado con ganas hoy...
—No sabes cuantas —susurro y la beso.
Empezamos a besarnos de forma larga e intensa, con ganas de comernos a nosotros y al mundo y al final la subo en la encimera mientras recorro su cuerpo con las manos, es algo que no que que me canse jamás de hacer. Cojo uno de sus pechos y lo aprieto haciendo que suelte un jadeo y muerdo su cuello.
—Para, para, está Jack.
—No importa... —susurro contra su piel.
—Después de comer hacemos lo que quieras, cuando se duerma —dice dejando un suave beso en mis labios.
Se baja de la encimera y acomoda de nuevo mi ropa sobre su cuerpo. Es que no me cansaré de decir que es preciosa, lo juro. Me recorre con la mirada y se ríe mientras mira mi miembro y es que tengo una notable erección pero luego muerde su labio poniéndome todavía más caliente.
—Creo que tienes un leve problema con eso —dice mordiéndose el labio.
Así no ayudas, Gin.
—¿Quieres echarme una mano? Creo que la necesito —digo acercándome a ella y cogiéndole por la cintura.
—Me da que no, debo cuidar del peque, no vaya a ser que haga algo —dice muy cerca de mi boca justo cuando voy a acercarme a darle un beso se aparta haciéndome una cobra.
Ella suelta una carcajada y se sale de mi abrazo pero deja un beso en mi mejilla con sus suaves labios. Sale de la cocina y va hasta el salón donde se sienta con el pequeño en brazos.
—Estaré en nuestra habitación —le digo en voz alta mientras voy por el pasillo.
¿Nuestra?
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After chaos. [TMC#2]
RomanceHan pasado dos años y medio más o menos desde que Ginger salió de rehabilitación. Ahora ambos han rehecho su vida por separado, Kian con su querido hijo y Ginger lejos de él pero... si dos personas huyen en direcciones contrarias y el mundo es redon...