Capítulo 19

1.9K 130 12
                                    

Teno sueno —dice Jack frotando sus ojos cuando llegamos a casa.

—Venga, a dormir —dice su padre.

—Yo lo acuesto, ve tú buscando una peli, por fa —le pido.

Acabamos de llegar al apartamento y ya es muy tarde. Hemos parado a cenar en un sitio ya que Jack se moría de hambre y sino se habría hecho todavía más tarde para que él cenase.

El día con la familia de Kian ha ido genial, hemos estado hablando de un montón de cosas, jugamos a juegos de mesa, etc.

—Venga, mi amor, a dormir que es tardísimo —le digo al peque mientras ando con él en mis brazos hasta su habitación.

Al llegar, le pongo su pijama de leones y le lavo la carita para luego meterlo en la cama. Dejo un beso en su cabeza y le digo que le quiero para luego abandonar la habitación. Cuando voy por el pasillo, me cruzo a Kian con regalos en sus brazos.

—¿Dónde los vas a poner? —le pregunto.

—Junto a la mesa. Están en nuestro cuarto los que compré yo, los que tú cogiste no se donde están.

Yo asiento y voy a por el resto. Entro en nuestro cuarto y saco de los escondites los regalos que compré tanto para mi pequeña familia, como mis hermanos y sus familias y para la familia de Kian. Voy llevando los regalos a donde mi chico me ha dicho y vamos poniéndolos en montaña hasta que todos están listos para que por la mañana Jack se ilusione.

—¿Sigues queriendo ver la peli o vamos a la cama? —me pregunta Kian abrazándome por detrás.

—Prefiero ir a la cama —digo sin dobles intenciones.

Estoy cansadísima.

Me carga en sus brazos y yo me agarro a él como un koala. Cuando estamos dentro de nuestra habitación, me deja sobre la cama y se dirige al armario para sacar mi pijama. Me lanza una camiseta suya y él simplemente se quita la ropa quedando en bóxer. Me mira interrogante cuando ve que no me muevo ni para cambiarme pero es que me da una pereza terrible moverme. Al final lo hago, me quito la camiseta y la lanzo a una especie de sillón que hay en la habitación, luego quito mis botas y luego los vaqueros. Me saco el sujetador una vez tengo puesta la camiseta de mi chico y me acurruco junto a él quien ya se ha metido entre las sábanas. 

—¿Hay algo en especial que deba de saber sobre tu familia? Ya sabes, cosas innombrables, temas tabú...

—No, no, que va.

—Perfecto.

—Iremos nosotros tres, mi hermano con su novia y su hijo, mi padrastro, mi hermanastro con su novia y mi hermanito pequeño.

—Perdón si suena indiscreto pero... jamás me has contado muchas cosas sobre tus padres.

—Bueno, es una historia muy larga —digo mientras evito mirarle, sé que voy a llorar— yo tenía un hermano, se llamaba Will, era mayor que yo pero más pequeño que Max. Cuando cumplió dieciséis a mi padre lo echaron de su trabajo y él decidió ponerse a trabajar para llevar algo de dinero a casa. Yo en ese momento no lo sabía pero todo el dinero que entraba en casa prácticamente desaparecía por medicamentos que debía tomar mi padre ya que tenía depresión. Yo crecí así, de alguna manera en gran parte de mi adolescencia fui una ingenua que no era capaz de si quiera ser consciente de la enfermedad que tenía su padre. Un día mi hermano Will tuvo un accidente y murió —digo con la voz entrecortada y limpiando una lágrima que se escapa de mis ojos—, él era la mano derecha de mi padre, tenían ese vínculo especial. Para mi padre fue un golpe durísimo, solo lo hundió más pero, no sé, mi madre se quedó embarazada de mi hermano Sthepen, todos pensamos que las cosas irían a mejor pero no. Un tiempo después, mi padre se suicidó con sus pastillas. Después de eso todo fue a peor. A mi madre le detectaron leucemia, mi hermano y ella se separaron cuando ella se casó con Ben, mi padrastro, y Max me llevó con él. Y, de ahí a cuando os conocí, no hay mucho más que contar, fueron estudios, drogas, sexo, fiesta y así en bucle.

Para cuando acabo, soy un mar de lágrimas y Kian me acaricia la espalda de arriba a abajo. No dice nada, simplemente me da su apoyo y me intenta calmar. Me sienta sobre sus piernas y yo escondo mi cabeza sobre su pecho. Odio que me vean llorar, siempre lo he hecho y siempre lo haré. Creo que es por eso que empecé a drogarme con cosas más fuertes, que pasé de echarme un porro en una fiesta a meterme pastillas para aguantar un fin de semana en casa, viendo como todo a mi alrededor está hecho mierda, todo se consume. Fue jodido, no sé, de alguna manera me he acostumbrado a enterrar en mi mente todo lo que siento respecto a la muerte de mi familia, aunque eso solo me haya traído desgracias. Siempre me ha costado expresar lo que siento, desde pequeña, supongo que por no sentirme una carga para nadie.

Debí haberme preparado para este momento, era obvio que en algún momento debía contarle quién soy y sabía que iba a ser duro pero jamás me planteé como debía hacerlo para que no doliera, pero tampoco creo que haya forma. La muerte no se supera, no olvidas nada, te acostumbras a vivir con el dolor en el pecho e intentas ser feliz.

—Hey, nena, estoy aquí, ¿vale? —me susurra— Siempre voy a estar aquí, pequeña, te lo juro.

—Lo siento p-por no habértelo c-contado antes, yo...

—Hey, hey, está bien. No importa, ¿sí? —me corta y yo asiento— ¿Quieres salir a fumar al balcón, agua, una ducha...?

—No, solo quédate, ¿vale? —le digo y él asiente para luego dejar un beso en mi frente— No, digo, quédate pero para siempre, por favor.

—Eres lo mejor que tengo junto a Jack, no me voy a ir a ninguna parte, nena.

After chaos. [TMC#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora