Capítulo 15

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—Kian, no creo que podamos ir de acampada —digo mirando por la ventana.

—¿Qué? ¿Por qué? —pregunta desconcertado al otro lado de la línea.

—¿Has mirado por la ventana? El cielo esta casi negro.

—Voy a ver —dice y oigo como se mueve—. No parece un buen día para acampar, la verdad.

—Igual mañana ya no está tan negro pero...

—Da igual, vamos otro finde. Lo que podríamos hacer es que te vengas hasta el domingo a casa... —propone y sonrío mientras me vuelvo a sentar al lado de su hijo.

—Está bien.

—Perfecto. Si quieres, cuando recoja a Jack, te vienes tú también.

—Genial —digo quitándole a Jack el rotulador cuando veo que lo lleva a su boca.

—Pasaré en una hora como mucho. No cojas mucha ropa, estás más guapa desnuda —dice y casi puedo verlo sonreír de lado.

—Kian —digo en un leve gemido.

—Te dejo, nena. Te veo después.

Tras despedirme cuelgo y me centro en el niño. Él pinta animado y me pide que por favor le haga un dibujo de el animal ese que tiene el cuello tan largo que el resto del mundo conoce como jirafa.

—Está bien, pero no te lo puedo dar ahora porque quiero que me quede súper bonito y ahora no me da tiempo, ¿vale, amor?

—Vale.

Jack continúa pintando su dibujo y yo le mando una foto a su padre poniéndole lo entretenido que está a lo que me contesta que cuando está en su casa no está tan tranquilo.

Más tarde le propongo ir a mi cuarto ya que no quiero dejarlo solo pero tengo que prepararme para cuando llegue su padre a por nosotros así que mientras él juega en mi cama con mi teléfono yo cojo algo de ropa y las cosas necesarias como peines, cepillo de dientes, maquillaje y tabaco. Luego me visto y me siento con él en la cama. Jack se acomoda a mi lado apoyando su cabeza en mi barriga y yo, no sé cómo, acabo poniéndome en una buena posición para dibujar lo que me ha pedido. Comienzo a hacer trazos hasta que un mensaje llega a mi móvil avisándome de que Kian nos espera abajo. Aviso al pequeño y ambos ponemos rumbo hacia el coche de su padre tras coger todo lo que debemos llevarnos. Cuando llegamos a abajo, un chico sexy y con aires de chulo nos espera apoyado en la puerta del coche como si fuera un bad boy de instituto. Cuando el niño lo ve, sale corriendo hacia él quien lo coge al vuelo y deja un beso en su mejilla.

—Hola, papi —dice.

—Hola enano —le dice mirándolo— y hola, guapísima —continúa moviendo sus ojos hacia mí para dejar un suave y corto beso sobre mía labios.

Todos subimos al coche y Kian pone rumbo a su piso. Por el camino, Jack le cuenta a su padre qué ha hecho hoy tanto en la guardería como en casa. Él le explica todo con lujo de detalles, casi sin dejar de hablar en los diez minutos que dura el camino y su padre lo escucha atentamente haciendo algún que otro inciso. Cuando llegamos a su casa, el pequeño nada más que cena y se va a dormir.

—Al fin solos —susurra dejando un beso en mis labios cuando sale de acostar a su hijo.

—Tenía ganas de verte —digo pasando los brazos por detrás de su cuello y pegándolo a mi.

Sus labios y los míos se vuelven a unir de una manera suave y lenta, sin desesperación pero con ganas.

—¿Y si cenamos? Y luego ya vamos al sofá o a la cama o a la mesa o a la ducha o a todas ellas si quieres —susurra sobre mis labios.

Tiro de su labio inferior con mis dientes y el lleva una mano a mi culo dando un apretón.

—Está bien —le contesto al separarme.

—¿Qué quieres pizza, pasta, ensalada...? —me pregunta mirando en la nevera.

—Lo que quieras —le contesto.

—Pues pizza será.

Pone la pizza en el horno y vamos al sofá donde yo continuo con el dibujo para Jack. Cuando nos queremos dar cuenta ha empezado a llover y mis ganas de fumar son bastante importantes.

—Salgo a fumar, ahora vuelvo —digo levantándome pero él tira de mi camiseta haciendo que quede sentada sobre sus piernas.

—No salgas, está lloviendo. Hazlo aquí dentro.

—Vale, pero déjame que vaya a por el cigarro que lo tengo en tu cuarto.

Él me suelta y yo voy a por el cigarrillo. Cuando vuelvo lo prendo y me siento de nuevo junto a él mientras dibujo cuando oigo el sonido de la cámara. Al girar mi cabeza veo a mi chico con el móvil en la mano.

—¿Qué haces?

—¿Yo? Nada, ¿por?

—Dime que no me has hecho una foto, por favor.

—Sales preciosa.

—Pero si llevo unas pintas terribles.

—Sales genial, de verdad. El moño desaliñado y las gafas te dan un toque inocente que te hace ver sencilla y preciosa pero a la vez tienes ese toque de... no sé muy bien como llamarlo, supongo que rebeldía, aunque no creo que sea la palabra. No sé, quizá porque te conozco y se ver más allá de una foto tuya pero te define tremendamente bien.

Le beso mientras dejo el cigarro en el cenicero y él me sube encima suya. Sin dejar de besarnos desaparece, casi por arte de magia, nuestra ropa quedando solo en las prendas interiores. Su mano agarra mi pecho mientras la otra se entretiene masajeando mi culo. 

—¿Soy yo o casi nunca llevas sujetador?

—No eres tú, no —susurro antes de morder su cuello.

—No sabes cuando me pone —dice y de repente noto un par de dedos introducirse en mi haciendo que suelte un jadeo.

—Kian —gimo cuando sus dientes atrapan mi pezón tirando suavemente de él.

—¿Qué pasa, nena? —susurra en mi oído.

—Dame más —susurro sin saber de donde ha salido esa frase. 

Él sonríe y cuando me quiero dar cuenta me ha embestido de manera brusca pero haciendo que toque el cielo. Yo comienzo a moverme de forma rítmica mientras ambos gemimos, nuestras manos nos recorren mutuamente descubriendo hasta el más mínimo rincón de nuestros cuerpos y entre gemidos, palabras y algún que otro arañazo por mi parte, ambos llegamos al primer orgasmo de la noche.

Oh sí, esto solamente comienza.

After chaos. [TMC#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora