Capitulo 3.

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-La parada de la muerte, segunda parte-

Yo coordino las muertes de las personas y las superviso, mientras me encargo de buscar a cierto niño. Aunque al parecer él y yo tenemos cierta similitud en cuanto a los ideales.

⎯ ¡Hola, ya llegué!

Así que hoy tampoco llegara temprano. Mi padre trabaja mucho, supongo que para darme lo mejor y a la vez estar distraído.

Sí, yo quiero eliminar a todas las personas que estén podridas hasta la raíz. Por el mundo, por las otras personas, por mí mismo. ¿acaso no es eso algo maravilloso?

Le dispare y asesine al padre de Aya. No, solo le ayude a jalar el gatillo. El deseaba morir...pero eso no es muy diferente de asesinarlo, Entonces... ¿Qué debería hacer?

¿¡Que debería hacer!?

Es lo que pensé, mientras en otro lugar, una de las piezas del puzzle de mi vida... despertaba.

⎯ Ah, ¿estas despierta, Aya?

Fueron las palabras que Aya escucho venir de parte de un inspector de policía que se encontraba en la habitación del hospital.

⎯ ¿Dónde estoy?

⎯ Buenos días, está bien, estas en el hospital. ¿lo recuerdas? Llamaste a la ambulancia y te trajimos aquí...veras...lo siento mucho, pero...tu madre murió esta mañana.

⎯ Mmm... ¿y mi papa?

⎯ Lo encontramos muerto cerca de tu casa.

Los ojos de la pequeña chica se tornaron apagados sin vida y a la vez con sorpresa.

⎯ Cuando el suero se termine, te llevare a casa en la patrulla mientras pensamos donde puedes vivir.

El policía salió de la habitación y se dirigió a hablar con un inspector.

⎯ Inspector Ruron, Aya despertó, pronto la llevare a su casa.

⎯ Está bien, pero ella en verdad es una chica muy problemática. Hace tres años fue brutalmente atacada por un acosador, es bastante abrumador. Puede hacerte pensar con qué clase de maldición pudo haber nacido. ¿Qué más hay?

⎯ Entre las pertenencias de su padre, Jhon Koda, encontramos su billetera, estimulantes y una carta de suicidio. Ya hemos comprobado su autenticidad y su letra. Solo hay algo extraño...No pudimos encontrar el arma.

⎯ Eso que acabas de decir es bastante grave, puede ser un problema. ¿Cómo te suicidas de un disparo en la cabeza sin un arma?

⎯ ¿Tal vez un perro se la llevo?

⎯ No hay perros callejeros en un lugar tan hermoso como este.

⎯ Ah...otra cosa...por más que buscamos no encontramos su celular.

⎯ ¿Su celular? Mmm...

Luego de que Aya salió del hospital, los policías estaban llevándola de camino a su casa,

pero ella pidió bajarse en la parada de bus que estaba cerca de la escuela.

⎯ ¿En verdad quieres bajarte aquí? Tus familiares ya están en tu casa, así que no tardes mucho en llegar.

Fueron las palabras que salieron de boca del acompañante de Ruron. La muchacha asintió.

Ahí estaba yo, en una parada de autobús cercana a la escuela, en un sábado mientras pensaba que hacer.

Aya estaba envuelta en lagrimas y sollozos mientras se acercó a abrazarme.

⎯ Zero...

⎯ Aya.

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