Capítulo trece

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El tiempo se había pasado rápido mientras se preparaban algunos bocadillos que Jungkook quería intentar hacer —y que, por suerte, le quedaron deliciosos a la vista de Jimin— y cuando menos lo imaginaron ya tenían a Hoseok y a Taehyung abriendo la puerta como si fuera su casa.

Porque sí, esa era casa tanto del doctor Kim como lo era del doctor Jeon.

—Hemos traído nuestra presencia —dijio Tae con toda confianza, yéndose a sentar a la sala con el enfermero detrás —. Es broma, Hobi trae peperos y unos cuantos ramens con habanero. Por cierto... ¡Hola Jimin!

—Hola doctor Kim —respondió el chico en un susurro.

—¿De qué color tienen la envoltura? —preguntó el pelinegro, sin siquiera asomarse por la entrada de la cocina. Taehyung extendió la mano con uno de ellos, la envoltura era completamente negra y con letras color rojo. Claramente podía leerse ramen con habanero, extra picante. Jungkook frunció el ceño poco después.

—Odio ese tipo de ramen.

—Tú te lo pierdes, Jeon. Esta... —apuntó con su mano libre la envoltura que cubría el producto —es la cosa más deliciosa que algún día podrás probar. ¿Cierto, mi hermoso novio?

—Muy cierto.

—¡Eso es mentira! —Jungkook había salido de la cocina para defender sus propios argumentos. Llevaba puesto un delantal color azul y con figuritas de tiburones bebé en este. Le hacía lucir tierno, aunque su cuerpo exclamara a gritos que era un dios griego —Esa cosa sólo hace que te arda la boca, ¡también te provoca gastritis!

—Sólo a los débiles les da gastritis —respondió con seguridad el doctor Kim, con un poco de burla —. Si no estás acostumbrado a comer comida picante, obviamente se te formará una úlcera, ¡Ja! Débil. Dime Jimin —Taehyung se dirigió al chico castaño, este sólo abrió sus ojitos —¿Te gusta el habanero?

—Un poco —respondió alzando ambos hombros —. Puedo comerlo, pero prefiero el ramen sin picante.

Jimin miró a Jungkook, esperando su aceptación.

—Sólo lo estás diciendo por Jungkook —respondió Tae molesto, pero a modo de broma —. Si él no quiere comprarte cosas picantes, puedes decirnos a nosotros. ¡Incluso a Young Mi!

—Gracias, doctor Kim —el castaño hizo una venia. Pero Taehyung, como la persona más confiada que era, se acercó a él y lo levantó, asustando un poco al chico.

—¡No te inclines! De ahora en adelante, gracias a Jungkook, si necesitas algo sólo dímelo, ¿de acuerdo?

—¡Kim Taehyung! —exclamó Jungkook —Suenas como si estuvieses un poco alcoholizado.

—¡Por supuesto que no!

—Trajo soju, se encuentra en mi auto —respondió Hoseok con burla, mandándole después un besito al doctor Kim.

—¡Hobi!

—Decir mentiras es malo, Tae —le respondió el enfermero, observando la puerta una vez que se escucharon golpes en esta. Era Young Mi y su esposo, quienes traían un poco de Bibimbap y Jjajangmyeon, la comida favorita del médico pelirrojo.
Jungkook les abrió, haciendo una venia y dejándolos pasar poco tiempo después. Como era de esperarse, nadie se saludó, sólo acomodaron las cosas en la mesa del comedor y todos se sentaron a charlar un poco. Todos, excepto una persona.

Jeon no sabía si Jimin aún no se sentía cómodo con ellos ahí. Lo perdió de vista un momento y cuando lo buscó con su vista periférica, este ya no se encontraba.

¿A dónde había ido? Los demás ahí reunidos no le habían tomado atención, así que supuso que había sido fácil para el castaño escabullirse a quién sabe dónde, posiblemente a su habitación. Jungkook había asomado levemente su cabeza hacia el pasillo de las habitaciones y, mientras Taehyung decía que no estaba alcoholizado —aunque sus mejillas dijeran otra cosa—, Hoseok y Young Mi platicaban acerca del paciente que se encontraba en UCI con una necrosis en su mano, producto de una mordida de una serpiente. Todos estaban ocupados, enfocándose en otra cosas, así que fue muy fácil para Jungkook el llegar a la habitación del castaño y ver si este se encontraba ahí.

Eureka.

Abrió la puerta de manera en que no se escuchara ningún sonido o chirrido, lenta y silenciosamente, asegurándose de cerrarla después de la misma forma. Jimin estaba acostado en la cama, de espaldas a él, sollozando —o jadeando— y Jungkook sintió vergüenza. Esta vez, tenía que preguntar qué era lo que estaba haciendo.

—¿Jimin? —preguntó, asegurándose de no tartamudear en el intento —¿Te encuentras bien?

—No mucho —respondió en un hilito de voz —. Lo siento, me fui antes de que alguno de ustedes lo notara. Pero estaré bien, por favor, regrese con ellos.

—No puedo dejarte así —respondió el médico, acercándose y sentándose después a la orilla de la cama. El castaño aún seguía dándole la espalda, pero desde esa distancia, Jeon pudo percatarse que el chico estaba temblando.

—Insisto, estaré bien.

—¿Puedes voltear hacia mí, por favor? —Jimin negó, haciendo que el médico frunciera el ceño —Si algo pasa, no te llevaré al hospital.

Aunque eso es lo que quisieras. Una voz interna le respondió al médico, mucho antes de que contestara en voz alta.

—¿Lo promete? —el castaño volteó su cabecita, haciendo notar sus abultadas mejillas color rosa.

—Lo prometo.

Aunque no del todo. Pensó Jungkook, sin siquiera decirlo.

Jimin dio una vuelta, siguiendo aún entre las sábanas. Tenía frío, y un gran choque de electricidad pasó por todo su cuerpo cuando las manos del médico acariciaron su frente y mejilla, o al menos, así fue como lo sintió. El pelinegro sólo había puesto su mano en la frente del otro, ya que quería comprobar su temperatura. Efectivamente, tenía febrícula y sus temblores indicaban que era una fiebre arriba de los 40°C. Jungkook frunció el ceño, quitando el cabello con sudor de la frente del castaño.

—¿Desde hace cuánto tiempo te has sentido así? —preguntó el doctor Jeon, preocupado porque muy apenas y el chico podía mantener la conciencia.

—¿Mmh? —el pobre tenía sus ojitos cerrados y sus bostezos eran muy largos.

—¿Por qué no dijiste nada? —intentó Jungkook con otra pregunta, a lo que Jimin sólo negó con la cabeza repetidas veces.

—No quería molestarlo —respondió por fin, sin completar correctamente la oración ya que su voz comenzó a quebrarse por llorar —. Se estaba divirtiendo...

—Jimin... —lo recriminó el médico —estás enfermo, ¡pudiste haberme dicho! ¿Por qué esperaste tanto? ¿No planeabas decírmelo? Puede pasarte algo.

—Lo siento... lo siento tanto —comenzó a llorar quedito, escondiendo su cabeza entre las sábanas, a Jungkook le dolió verlo así y con su mano acarició su suave cabellera, dándole un poco de confort, buscando opciones para ayudar al chico que estaba con una tremenda temperatura y que iba a tardar mucho en quitarse con métodos convencionales que no fueran un medicamento, y Jimin no quería ir a un hospital, por lo que esto lo hacía mucho más difícil.

—Shhhh... —lo calmó. Estaba enfermo, y en ese momento lo último que necesitaba era un regaño, buscó a su alrededor algo mientras iba a su habitación a buscar ibuprofeno o paracetamol, al menos, así calmaría su fiebre y los temblores debido a lo primero —Espera un momento, ¿sí? Te dejaré aquí y no quiero que te muevas de la cama por nada, ¿has entendido?

—¡No! —exclamó Jimin, tomando la mano del pelinegro —No, por favor... no quiero estar solo.

—Sólo iré a mi habitación. Tomaré algunos medicamentos y después regresaré —explicó el médico con la preocupación en su voz —. No pasará mucho tiempo, además, tengo qué ver cómo están nuestros amigos allá. Cuando ellos se marchen, te ayudaré a ducharte. ¿Está bien?

El castaño lo soltó y lo dejó ir mientras se acurrucaba en la cama. Tenía frío, mucho frío, y no quería estar solo. Siempre que se enfermaba, pasaba los peores días en cama temblando y sin nadie con quién apoyarse, hasta que llegó Jungkook. Debido a eso se sentía como una carga, y quería volver a pasar esos momentos de la misma manera, por eso, prefirió marcharse de la agradable reunión que el médico tenía para acostarse, ahora en una cama mucho más cómoda y calientita.

Para volver a verte (Kookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora