Capítulo veintidós

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Al día siguiente, Jungkook tardó demasiado en levantarse. No sentía la emoción por ir al trabajo que amaba, ni ver a sus amigos, sólo era un robot que gracias a la alarma fue que se despertó. Así que, sin ganas, fue al baño e hizo su rutina diaria, sólo que esta vez dejó un beso en los labios de Jimin antes de marcharse antes de irse al hospital.

Young Mi lo estaba esperando en la sala de espera. Ella, al igual que Taehyung, tenían la llave de la casa del doctor Jeon; ¿por qué? No lo sabía, pero no sentía molestia alguna en que la tuvieran, así le resultaba más fácil si este llegaba a tener una emergencia.

—Buenos días —dijo la enfermera. Se veía cansada al igual que Jungkook, este asintió antes de tomar sus llaves y marcharse junto con ella hacia el auto del médico.

—Buenos días —respondió minutos después, cuando le abrió la puerta del copiloto a Youg Mi —. Hoy iremos en auto, no soporto mucho mi rodilla.

Después de ese momento, no hubo más comunicación entre ellos. La enfermera quería decirle algo sumamente importante, pero no sabía si era prudente debido a la situación que en esa vez pasaba Jungkook. Lo guardó, esperando decirle tiempo después.

Llegaron al hospital y, para desgracia o sorpresa de ellos, no había demasiados pacientes como pensaron. Sólo un anciano que llevaba internado desde hacía varios días y cuya familia solamente esperaba su muerte. Únicamente había que cuidar de él, y después de eso, no habría mucho qué hacer.

Taehyung no se encontraba dormido. Estaba en su consultorio al igual que Hoseok, quien tan sólo había salido una vez para verificar los signos vitales del paciente en cama; lo hacía cada media hora, y regresaba cinco minutos después.

El doctor Kim no tenía rastro alguno de la pelea que había tenido el día de ayer con Jungkook, se veía impecable, muy al contrario del pelinegro. Pero aun así mantenía su cara de tristeza, que hacía que Jeon se sintiera más mal de lo que ya se sentía. Taehyung también tenía muchas cosas qué hacer, y una de ellas era ir a Damyang por gasolina, al igual que Jungkook, sólo para ir y hablar con sus padres de su decisión. Hoseok iría con él, sólo para que le ayudara a recibir el rechazo que sus progenitores le darían al confirmarles su relación con él y a decirles que se mantendría en aquel pueblo por al menos seis meses más. No se sentía listo, pero ya estaba comenzando a recibir su pago por quedarse más tiempo de lo debido en Gwanjang, le había dado muchas vueltas al asunto que esperó tanto tiempo y que, por lo tanto, ahora no tenía más opción que ir antes de que sus padres tomaran otra decisión por él.

Era ahora o nunca, y con o sin apoyo de sus padres, ahora tenía a Jung Hoseok.

—Buenos días —dijo Jungkook en un susurro. Había ido al consultorio del doctor Kim sólo para verificar las heridas de este, se encontraban bien, y eso le hizo sentirse menos culpable. Trató de bromear un segundo y sonrió —. ¿Qué te has puesto en tu cara? Se ve perfecta.

—Antiinflamatorios. La tuya está hecha mierda, Jeon —comentó, también queriendo sonar gracioso —. Sin ofender.

—Lo sé, no necesitas decírmelo —Jungkook mantuvo su sonrisa hasta que se sentó en uno de los sillones que adornaban el consultorio de Taehyung. Ambos estaban muy serios, y les era muy difícil mantener una conversación.

Hasta que el doctor Kim agregó:

—Me iré por un par de días... quizás dos o tres.

Jungkook asintió. No tenía por qué entrometerse en los problemas de su amigo y, si este no le tenía la confianza para decirle, entonces no lo iba a presionar. Menos en ese momento, en donde Taehyung se debía de sentir muy mal. El pelirrojo frunció el ceño, y le dijo a Jungkook:

Para volver a verte (Kookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora