Capítulo cinco

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Siempre que podía —y siempre que había un descanso en el hospital— Hoseok llegaba a la casa del doctor Kim. Cenaban, discutían sobre algún tema interesante, caminaban al lago y, si aún tenían la suficiente energía, iban a la habitación del pelirrojo y cerraban las puertas para que nadie ni nada pudiera interrumpirlos de disfrutar un día juntos.

Algunas veces Young Mi los invitaba por la tarde a pasar un rato con ella y su esposo. A Hoseok le encantaba, y más cuando el marido de la enfermera estaba por la ciudad, eso a Taehyung lo ponía celoso y a su novio sólo le daba gracia, ya que el enfermero le demostraba todo el amor que sentía por él dentro y fuera de la habitación del médico, sólo que eran precavidos, no les hubiera parecido –al igual que a los pueblerinos– que mostraran su cariño en público. Aunque a Young Mi y a Jungsoo no les importaba, era por eso que ellos cuatro eran excelentes amigos.

Sin embargo, con la llegada de Jungkook, todo se volvió un poco diferente. Hoseok ya no podía ir tan seguido a aquella habitación debido a la alta cantidad de pacientes que llegaban casi a diario, ni tampoco disfrutar de las tardes con su persona favorita por Jungkook, ya que este necesitaba atenciones las veinticuatro horas por su terquedad, a Hoseok no le molestaba, pero quería pasar tiempo con Taehyung.

Y se hubiera quedado con su querer si no fuera por Young Mi, quien se ofreció a cuidar al médico mientras ellos disfrutaban parte de una tarde juntos. Hoseok se lo agradeció, dándole un fuerte abrazo y un beso en su mejilla; la enfermera sólo rio y ese día, fue uno de los días favoritos para el de cabellos color anaranjados, hasta que pasó la tarde.

Llegó a la casa del médico muy temprano en la mañana, encontrándose a Jungkook con rostro aburrido y hastiado. Se rio de él, tomó la silla de ruedas y jugó en el pasillo con esta, Jungkook incluido, haciendo ruiditos de autos mientras se subía a la parte trasera de la silla. El doctor Jeon se dejó hacer, escuchando las risas y regaños de la enfermera que se encontraba en la cocina, preparando el desayuno. Al parecer, Jungkook estaba aburrido, y que Hoseok jugara con él no le importaba, tenía cosas más importantes de lo qué pensar.

Cuando por fin lo dejó, le advirtió a la enfermera personal del doctor Jeon lo que iba a ocurrir después y, si quería que Jungkook no se "traumara" debían irse. Young Mi sólo rodó los ojos y, cuando este se encaminó al cuarto de Tae sólo escuchó la inconformidad del médico y la puerta cerrarse. Sonrió, abriendo la puerta de la habitación del doctor Kim.

Esta vez, al menos como Jungkook la vio, ya no se encontraba sucia y tenía un olor a limpio. Hoseok se había ocupado de que así fuera, ya que su novio era un poco desordenado y descuidado, gracias a él su vida aún mantenía algo de orden.

Se recostó con él, abrazando al médico y acariciando también sus cabellos. Quería despertarlo, pero a la vez deseaba que no dejara de dormir para seguir viéndolo, ya que su rostro pacífico y su pelo desaliñado era algo a lo que Hoseok se había acostumbrado —y a la vez encantado—, estuvo casi diez minutos ahí, mirando a su persona favorita dormir, hasta que le dio un profundo beso y el doctor Kim se despertó.

—No... —dijo el pelirrojo entre beso y beso, rompiendo estos y escuchando el chasquido que ocasionaba —tengo que ir a lavarme los dientes primero.

—Por supuesto que no —el enfermero llevó la mano de Taehyung hacia su entrepierna, provocando que las mejillas del médico se tornaran del mismo color de su cabello —. Mira lo que has provocado, ¿no piensas hacerte responsable?

—Pero es que...

—Shhhh... —lo calló con más besos y el pelirrojo se rindió, pasando sus manos por el cuello del contrario —si eso me importara, primero te hubiese levantado con otra cosa.

Para volver a verte (Kookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora