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Hinata ya había aceptado que era un masoquista. Sino de que otra forma podría explicar que él estuviese allí, viendo como su equipo... bueno, ex-equipo lograba ganar el primer set del torneo.

El pequeño suspiraba resignado mientras veía como todos se lanzaban hacia él nuevo integrante del Karasuno, quien había logrado anotar el último punto.

En un inicio, Hinata pensó que él chico solo era un muchacho más con cierta facilidad para los deportes. Pero al verlo jugar, se percató de que no era así.

Él sentía que nunca, ni con todos los años que pasó jugado volleyball, podría llegar a superarlo.

En cuento a Kageyama... no hacía falta ser un genio para darse cuenta de lo fascinado que estaba con su nuevo compañero.

Hombros anchos, un cuerpo fornido y una altura similar a la de Tsukishima eran algunas de las cualidades que lo hacían destacar del resto.

Al final, Hinata no pudo seguir soportando. De solo ver la cara de su ex colocador y la forma en la que levantó las manos para que fuesen chocadas junto al nuevo integrante, solo logró que su poca autoestima se redujese a nada.

Hinata había pasado mucho más tiempo en el equipo y acertado más puntos que ese bueno para nada, y aun así Kageyama nunca festejó de esa forma con él.

Finalmente, el pequeño acabó optando por tomar las ruedas de su silla y deslizarlas hacia la salida lo más rápido que su cuerpo le permitiese. Resistiendo entre sus ojos las lágrimas que fuertemente amenazaban con escapar.

🖤

Todo había pasado tan rápido y de una manera que él no lograba comprender.

Parecía que fuese solo ayer cuando su equipo logró ganarle a la Academia Shiratorizawa.

Parecía que fuese solo ayer cuando todos salieron a comer para celebrar su victoria.

Parecía que fuese solo ayer cuando volviendo a su casa en bicicleta, Hinata decidió tomar un atajo por la carretera para adelantarse solo cinco minutos.

Parecía que fuese solo ayer cuando vió las luces de aquel auto a toda velocidad acercarse.

Parecía que fuese solo ayer cuando despertó en una camilla de hospital, con sus padres llorando, su pequeña hermana dormida en los brazos de su abuela y el doctor... informándole que sufría de paraplejía incompleta.

Pero todo eso no había pasado ayer, sino hace tres meses.

¿Tan poco tiempo les había llevado encontrar a su remplazo? ¿Tan obsoleta era su función en el equipo?

Y claro que luego de semejante accidente uno imaginaría que tus amigos irían a visitarte, a consolarte, a decirte que todo estaría bien...

Ni siquiera Sugawara, quien era visto ante Hinata como una de las personas con el mejor corazón del mundo, había ido a verle.

Les esperó los primeros días que estuvo en el hospital. Luego en su casa mientras hacía reposo. Al segundo mes, cuando llegó a su primer día de escuela después del accidente y necesitó ayuda para llegar a sus clases.

Pero luego de eso entendió y fue capaz de comprender que, para ellos, él solo era visto como "el molesto chico que hacía buenos remates, pero ahora es un don-nadie"

🖤

Cuando fue capaz de salir de la preparatoria donde se había realizando el "partido amistoso", decidió regresar a su casa.

Sentía que ya tenía suficiente, y no podía evitar anhelar volver para encerrarse en su habitación y poder escapar dentro de sus pensamientos.

O al menos, eso era lo que pensaba, mientras sacaba su celular dispuesto llamar a su padre para que lo viniese a buscar. Ya que otra de sus desgracias era que, al no poder sentir las piernas, él ya no podría ir por su cuenta a cualquier sitio en bicicleta, por lo que sus padres tenían que llevarle a todos lados.

Hinata estaba a punto de presionar el icono verde para iniciar la llamada, cuando sintió una fina pero pesada mano tocar su hombro.

Decidió darse la vuelta sin muchos ánimos mientras una puntiaguda y rojiza cabellera llamaba su atención. Tuvo que obligarse a dar un par de tirones hacia atrás en la silla para ser capaz de ver al chico a su lado. Aunque, ni bien pudo encontrarse en una buena posición, la inigualable voz de Tendou resonó en sus oídos haciéndole desear que la tierra lo tragase.

- ¡Por Dios! - gritó el más alto logrando llamar la atención de un par de personas que se encontraban caminado- ¡Al parecer los rumores eran ciertos!

Y con eso, su poca paciencia se acabó agotando. Hinata ya había tenido suficiente con todo lo que debió ver en ese día para que un cabeza de puercoespín con claros problemas psicológicos se burlase de él.

Sin ánimos para iniciar una discusión en medio de la calle, acabó optando por solo hacer un medio giro en su silla para moverse lo más lejos que sus brazos le permitieran del lugar.

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A Merced del Destino <UshiHina> <Haikyuu> Donde viven las historias. Descúbrelo ahora