III

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A Hinata solo le faltaban unas pocas brazadas en su silla para llegar.

Obviamente, luego del accidente y tras tomarse un leve reposo en su casa, Hinata había tenido que volver al colegio.

El primer día fue una autentica locura, ya que su escuela claramente no estaba capacitada para un alumno como él. Con tantas escaleras, subidas, bajadas y caminos desparejos, él pequeño no fue capaz de llegar a tiempo a ninguna de sus clases asignadas para ese día.

Es por eso que al finalizar su jornada decidió hablar con el director. A paso inseguro le fue explicando su nueva condición y como todo era mucho más complicado para él. Afortunadamente él viejo pareció apiadarse de su alma, decidiéndose por tomar cartas en el asunto y hacer una maniobra que no era muy común en su preparatoria: cambiar él orden de los salones.

La escuela, a pesar de tener una gran cantidad de territorio, no poseía una estructura muy grande, por lo que la cantidad de salones disponibles era nula.

El edificio se componía de una planta baja, donde se encontraba la cafetería, los salones dedicados a los distintos clubes, el gimnasio techado que era usada por el equipo de voleibol y los salones de tercer año.

Luego, en la primera planta, estaban los salones de segundo año y, por último, en el segundo piso se encontraban los de primero.

La maniobra del director fue sencilla. Para evitar que Hinata tuviese que volver a pasar por la vergonzosa tarea de pedir ayuda a desconocidos para arrastrar su pesada silla por tres pisos, decidió que el salón inicialmente destinado a la clase 3-1 sería ahora ocupado por los del 1-1, permitiendo así que Shōyō no tuviese que siquiera pensar en subir un solo escalón.

La acción para muchos fue tomada como algo normal y lógico. Después de todo ¿en que contexto podría alguien permitir que una persona tenga que vivir una situación tan estresante todos los días por dos años más? Pues, al parecer, los chicos de tercer año si estaban dispuestos a hacerlo.

Al principio, el peli-naranja no había notado ningún cambio en los alumnos mas grandes, pero conforme iban pasando los días si podía comenzar a sentir ciertas miradas de odio e insultos que susurraban a sus espaldas.

Él no comprendía la razón detrás del repentino ataque que sentía, hasta ese día.

🖤

Shōyō se encontraba solo, comiendo su almuerzo en una de las tantas mesas metálicas que habían alrededor del complejo, cuando sintió como una pequeña mano tocaba su hombro.

Al instante, pudo ver como dos chicas se sentaban a su lado, no pudiendo evitar la gran sonrisa que se había comenzado a formar en su rostro al tener junto a él a su ex-manager y a su reciente amiga sentadas a cada lado.

-¡Hinata!- gritó Yachi mientras metía la mano en su tupper para robarle uno de los bollos de arroz que estaba almorzando.

-¡Hey, eso es mío!- exclamó el menor intentando hacer un pequeño amague fallido para poder recuperar lo que le pertenecía.

Al instante de casi perder su recompensa, la rubia decide llevarse todo el bollo a la boca.

- ¿Ajora lo querez?- preguntó con la boca repleta de comida.

-Ja ja, muy graciosa- rió sarcásticamente mientras ponía su mayor cara de asco- Y... díganme chicas ¿que las trae de visita a la virgomesa de Hinata Shōyō?- pregunto mientras echaba sus brazos hacia atrás para estirarlos.

-Solo queríamos saber como te encontrabas y asegurarnos de que sepas que tienes nuestro completo apoyo en tu lucha- se animó a hablar Shimizu mientras sacaba de su mochila un pequeño recipiente con una ensalada en el.

¿Lucha? a ver, él podía comprender que visto desde fuera todo pareciese mucho más difícil de llevar y que no pudieran evitar sentir cierta pena al verlo. Pero sinceramente, la palabra LUCHA le sonaba demasiado exagerada en ese punto.

Su cara realmente debió expresar la confusión que sentía, ya que tras haber dicho eso Shimizu se aclaró la garganta decidida a dar una mejor explicación de a lo que se refería.

-Ya sabes... la lucha que tienes contra los del 3-1 por arrebatarles su salón.

Al instante, la piel ya visiblemente pálida del chico se aclaro cinco tonos más de lo usual, dejándole un aspecto casi muerto en su rostro. Incluso las chicas podrían jurar que vieron como, por unos segundos, él alma del pequeño se desprendía de su cuerpo.

-¿Co.. como que lucha con.. contra los de tercero?- pregunto entre tartamudeos- Yo so.. solo le pedí al director si podía hacer algo con mi problema con las escaleras... no era mi intención hacer enojar a nadie.

-Bueno, lamento ser la que te diga esto, pero te haz metido en un gran problema. En serio, ¿ no sabias cuanto aman y esperan los de tercero poder estar en uno de los salones de abajo?- preguntó la rubia antes de pasar un brazo al rededor de sus hombros- tan solo piénsalo... son los salones mas grandes del colegio, tienen un aire acondicionado, dos ventiladores y tienes el privilegio absoluto de no tener que subir ninguna escalera.

-Creo que nunca me lo había puesto a pensar así. Con razón todos mis compañeros me aplaudieron cuando les dijeron que nos mudaríamos abajo- finalizó Hinata mientras le daba una última mordida a su bollo de arroz.

🖤

El último timbre había sonado y cada alumno comenzaba a dirigirse a su respectivo club o, en caso de no tener, a su casa o lugar a donde deseara ir.

Hinata estaba terminando de organizar todo en su mochila para por fin poder salir a tomar algo de aire fresco, cuando una pesada mano tocó la puerta de su salón logrando exaltarle.

El pequeño volteó su cuerpo exaltado, sintiendo toda su sangre congelarse en menos de un segundo, paralizándole completamente y sin saber como actuar ante la situación.

-Pero miren lo que me encontré en MI salón.

Esa voz inconfundible. No podía ser nadie salvo Selyse, el representante del curso 3-1, famoso por sus buenas calificaciones pero muy mal temperamento a la hora de tratar con los demás. A su lado se podían ver a dos personas mas, un chico y una chica. La chica, que si mal lo recordaba se llamaba Lysa, estaba apoyada contra uno de los hombros de Selyse mientras le miraba con una sonrisa capaz de espantar a cualquiera que se le acercase.

-Y.. yo ya me esta..taba por ir- tartamudeó desde la primera a la última palabra, intentando disimilar un poco su notable miedo a los mayores.

-Ay, pero ¿por que?, si tanto querías nuestro salón ahora deberías quedarte a disfrutarlo ¿no crees?- hablo el otro chico que se encontraba al costado de Selyse- aparte... si te vas ¿a quién vamos a darle una lección sobre no quitar las cosas que no le pertenecen a los demás?- cuestionó acercándosele.

🖤

A Merced del Destino <UshiHina> <Haikyuu> Donde viven las historias. Descúbrelo ahora