VIII

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Hinata se sorprendió cuando entró por las puertas del gran gimnasio del Shiratorizawa.

Al principio pensó que nada lo alarmaría. Ya había tenido la oportunidad de recorrer el colegio junto a Kageyama unos meses atrás. Pero, lo que el pequeño no se había percatado era que el nunca había podido ver el interior del club. Y si ya de por si la fachada que tenía el moderno edificio por fuera demandaba imponencia y respeto, no era de imaginar lo que por dentro podría llegar a ser.

Cualquier persona que no estuviera familiarizada con el deporte diría que solo es un lugar mas. Pero para Shōyō, quien considera al voleibol como su mas grande pasión, el estar ahí rodeado de algunos de los mas grandes jugadores de su zona lograba generar un inmenso nudo en su estomago por la emoción.

Ni bien entró al lugar se decidió por empezar a buscar a su amigo con la mirada. Un trabajo muy complicado considerando que al viejo entrenador del equipo violeta solo le gustaban un modelo muy especifico de jugadores: altos, fuertes y fornidos, lo que generaba que todos en el recinto se parecieran entre si y eso hacía que la tarea del pequeño se dificultara el doble.

Tras estarlo buscando por todos lados sin poder creer lo aún mas grande que el lugar podía llegar a ser por dentro, se decidió a mandarle un mensaje preguntando por su paradero.

Shōyō: Hey!!

Shōyō: Ya llegué. Donde están??

Exactamente en ese mimo instante donde estaba por finalizar todo y guardar su celular, el pelirrojo pudo sentir una fría y huesuda mano tocar su cabello por detrás. Rápidamente se dio la vuelta tirando su teléfono al aire por el susto pensando que lo iban a regañar por estar en un colegio que no era el suyo y encima en horario de practica. 

Tras dar un giro de 180° en su silla pudo apreciar mejor el rostro de la persona que tenía enfrente.

- Wa.. Washijō Sensei- exclamó mientras atrapaba el celular que anterior mente había salido disparado- lo.. lo siento, no sabía que era usted.

El viejo se le quedó mirando por unos segundos. Aunque, antes de estar observando al pequeño, el entrenador parecía mas interesado en la silla que lo sostenía. El rostro del señor pasó de la seriedad a la duda, luego a algo parecido a la sorpresa y por ultimo volvió su vista de nuevo a sus ojos, volviendo a colocar ese semblante amargado que tanto lo caracterizaba.

- Hinata Shōyō- habló con un tono demandante en su voz- ¿Qué haces en mi gimnasio?- preguntó sin pelos en la lengua.

-Y.. yo em...- tembló el mas joven mientras sentía la impotencia crecer en el.

No es que el viejo le aterrara. Lo que de verdad lograba asustar a Hinata es que el era consiente de lo estricto que podía llegar a ser el entrenador con sus estudiantes y el sabía que debido a su corta estatura no sería muy bien visto ante los ojos del viejo.

-Habla chico- cortó el mayor empezando a impacientarse.

-Yo vi.. vine a ver su entrenamiento- respondió con un hilito de voz.

Claramente el rostro de confusión del anciano debió advertirle algo ya que tras decir aquello, añadió.

-Es decir... uno de sus alumnos es mi amigo y me invitó a verlo entrenar. El me dijo que ustedes juegan partidos entre ustedes los viernes y me pareció una buena idea venir a verlos- finalizó mientras daba una fuerte inhalación para quitarse la tensión que sentía en el ambiente.

- ¿Uno de mis alumnos? ¿Acaso fue Tendo?- cuestionó- porque si es así te advierto que no te hagas muchas ilusiones. El siempre trae chicas bonitas a los entrenamientos, pero a decir verdad el nunca había traído a un chico... la verdad no me lo esperaba de el.

A Merced del Destino <UshiHina> <Haikyuu> Donde viven las historias. Descúbrelo ahora