XIX

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Tendou fue el primero en entrar a la preparatoria, seguido no mucho mas atrás por el resto.

- ¿Dónde queda el gimnasio?- preguntó mientras miraba desesperadamente hacia todos lados.

Mientras el grupo de amigos iba en camino hacia la institución, Yachi se había encargado de actualizar al pequeño, a través de sus mensajes, de todo lo que sucedía.

Al parecer, el entrenador Ukai se tomó muy en serio el tema, exigiéndole a Rokujo que fuese en seguida con el a la sala de maestros para poder hablar en un lugar donde no se encontrase el resto del equipo. Esto, como era de esperarse, logró sorprender a más de uno, generando que le cuestionasen por lo que estaba sucediendo.

Al principio, el entrenador no quiso dar mucha información frente a todos, en especial porque no quería sentenciar a alguien sin antes haber escuchado el punto de vista del acusado. Pero, ante las incansables exigencias por parte del resto y la negación de Rokujo por acompañarle sin alguna explicación, acabó por reunir a todos dentro del gimnasio.

Una vez allí, Ukai no supo muy bien como empezar a encarar el tema, por lo que fue el profesor Takeda quien dio el primer paso.

A medida que el tiempo pasaba, Takeda les iba contando, con la mirada fija en Rokujo, lo que había oído unos minutos atrás, exigiendo que dejasen su orgullo de lado por una buena vez para poder aclarar las cosas.

Nadie se perdió de la cara pálida de Rokujo o de sus expresiones al enterarse de cual era su situación. Tampoco pudieron evitar destacar el echo de que tanto Daichi como Suga habían permanecido abrazados durante todo el relato, susurrándose cosas al oído que solo ellos eran capaces de escuchar.

Sorprendentemente, no fue nadie menos que Kageyama el primero en alzar la mano una vez que Takeda acabó de hablar, aunque el azabache no pudo ser capaz de formular ni dos oraciones seguidas, debido a la confusión y el disgusto que toda la situación le estaba generando.

Suga, fue el único quien notó el gran debate que Kageyama se había creado en su mente. Por un lado, estaba toda la bruma y las mentiras que le reclamaban para que defendiese a Rokujo y, por el otro, estaba esa pequeña luz de esperanza que le recordaba todos sus momentos junto a Hinata antes del accidente, que le hacían ver como imposible el echo de que el pequeño fuese a decir algo malo sobre el.

Sin poder evitarlo, Kageyama acabó buscando entre toda su lucha la cálida mirada de Suga, quien le correspondió de una única forma que se podía haber imaginado. Sus ojos reflejaban miles de sentimientos, pero en especial le dejaban ver lo decidido que estaba y la confianza que desprendía.

Un poco más de aquella luz se hizo presente en su mente, y no pudo evitar sentir como un peso que no sabía que cargaba le era retirado.

Hasta que logró escuchar el sonido del portón del gimnasio abrirse, dejando ver a cuatro chicos del Shiratorizawa junto a Hinata, quien estaba siendo elevado en su silla por Ushijima para poder subir los tres escalones que le separaban del resto.

Todos, salvo Yachi, estaban impactados. No solo por el hecho de que Hinata se encontrase allí mismo, sino también por los "invitados" que el pequeño había llevado con el.

- Hinata ¿Qué haces aquí?- le cuestionó Shimizu mientras se acercaba para ayudar a Ushijima para dejarlo nuevamente en el suelo.

Shōyō no sabía que responder, o tal vez no quería hacerlo. De lo único que ahora podía ser consiente era del lugar en donde se encontraba. Había pasado mucho tiempo desde la ultima vez que entró al gimnasio, y a pesar de eso, todo seguía igual a como lo recordaba. La vieja red dañada y descocida, el piso de madera despintado, e fuerte olor a sudor y la gran adrenalina que desprendía el ambiente.

A Merced del Destino <UshiHina> <Haikyuu> Donde viven las historias. Descúbrelo ahora