CAPITULO 14

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Por la mañana, Thysthy continuó practicando los hechizos, mirando de vez en vez una de las ventanas del edificio, correspondiente a la habitación del extraño.
A su vez, pensaba constantemente en su encuentro con Nékros, si quería que fuera con él a sus dominios, entonces eso significaba que la guerra que se aproximaba sería muy peligrosa.

—Crecit — dijo, tocando el césped. Algunas flores comenzaron a crecer junto con el pasto, hasta que quitó la mano.

Se levantó emocionada y corrió hacia un árbol, colocó su mano y lo dijo de nuevo. La copa del árbol comenzó a llenarse de hojas y limones.

—Puedes hacerlo sin tener que tocarlo — le dijo Pertia a sus espaldas.

Giró a verlo y se colocó a su lado — ¿cómo? — preguntó.
Él la situó a 20 metros de un árbol.

—Quiero que fijes tu vista en aquel manzano, concéntrate y relájate, piensa en lo que quieras que haga y ordénale hacerlo — explicó.

Thysthy separó un poco las piernas y respiró profundamente, cerró los ojos y en su mente pintó el escenario de aquel árbol comenzando a crecer, llenándose de hojas y manzanas. Al abrir los ojos, dijo el hechizo en su mente. Pero nada pasó.
Se confundió y lo intentó de nuevo, nada.

—Cuando quieras — le dijo el sabio.

—Es que no puedo — murmuró.

—Quizá necesites motivación.

—Tal vez estoy cansada, he estado haciendo estos hechizos durante toda la mañana y ni siquiera he comido — se excusó.

Ambos fueron al comedor, donde el hombre que llegó el día anterior ya se encontraba comiendo en total silencio, rodeado de algunos sabios que lo vigilaban. Ella llegó a sentarse al lado de Rommel y Ailani, quienes al verla le sonrieron.

— ¿Qué tal el entrenamiento? — preguntó Rommel.

—Es más complicado de lo que pensé, no puedo hacer crecer un árbol a distancia — dijo con pesar.

—Tranquila, solo necesitas tiempo — le dijo Ailani, tomando su mano en señal de apoyo.

—Lo sé Ailani, gracias, pero algo me dice que lo menos que tengo es tiempo.

En ese momento, Thysthy sintió una mirada profunda e inquietante, miró hacia atrás y vio al hombre desconocido mirándola fijamente. Y a pesar de ser descubierto, no apartó la mirada, y eso la inquietó.

—Thysthy — le llamó Rommel, obligándola a voltear —. Los sabios han estado inquietos con su llegada, y yo pienso que deberías hablar con él.

— ¿Por qué?

—Pues porque él no paró de decir tu nombre cuando estaba siendo curado, y Pertia lo dejó entrar a la fortaleza apenas lo vio acercarse sobre su caballo — le explicó.

—Sin mencionar que él sabía exactamente dónde estabas, nadie tenía manera de saber que estabas aquí. En el bosque nadie nos vio, los hombres de las cuevas no te traicionarían y ningún sabio salió del templo — continuó Ailani.

Todo eso la puso a pensar, sí que era extraño.

Al terminar de comer, Thysthy fue a la habitación del hombre, no había nadie cuidando la puerta y eso significaba que alguien había advertido a los sabios que ella iría a verlo. Tocó la puerta dos veces antes de que la abrieran.

— ¿Si? — dijo al verla.

—Hola, me gustaría hablar contigo — le dijo con una sonrisa.

Él lo pensó unos segundos y cerró la puerta. Después salió.

— ¿De qué quiere hablar, mi señora? — dijo haciendo una reverencia.

—No, no es necesario que hagas eso — le dijo, refiriéndose a la reverencia.

—Es una diosa mitad bruja, ¿acaso quiere que la salude con un choque de puños? — habló él, con un tono juguetón.

— ¿Mitad bruja?

— ¿No lo sabía?

Confundida, Thysthy corrió en busca de Pertia, dejando al hombre en su lugar. Finalmente lo encontró en la biblioteca y lo encaró.

— ¿Cómo que soy mitad bruja? — le gritó, caminado hacia él.

—Hablaste con el hombre — dijo, tranquilo.

—Explícame, por favor — dijo lo último más calmada.

—Tu madre es una diosa, y eso lo sabes bien, pero tu padre era un hechicero muy poderoso; después de la guerra, nadie sabe si logró huir o si murió. Es por eso que te di el libro de hechizos, ser mitad diosa no te ayudará mucho contra la oscuridad, pero tu mitad bruja te ayudará a vencer, si sabes hacerlo bien — explicó, pero al ver su rostro de confusión, suspiró y siguió hablando —. Escucha Thysthy, hay muchas que no sabes de ti misma, y no soy yo quien deba decírtelas, mañana al anochecer te revelaremos tu profecía, y con la mente clara podrás hacer todos los hechizos que marca el libro.

— ¿Mañana?

—Sí, mañana es luna llena, y es el momento indicado para revelar la profecía.

—La mujer de las cuevas dijo que la profecía se revelaría si el pergamino era quemado, pero en ese pergamino está la carta de mi madre, Nithea, y no quiero perderla...es lo único que me queda de ella.

Al verla tan triste y frágil, el corazón del sabio se suavizó y le regaló una pequeña sonrisa.

—Tranquila, lo resolveré.

Thysthy y la profecía | #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora