CAPITULO 35

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Abrió los ojos y dio un gran respiro, tocó su cuerpo y su rostro, estaba bien. Después miró el techo y a los lados lentamente, estaba en su habitación; se sentó sobre su cama y su cabeza le dio vueltas, sintió un sabor amargo en su boca y le pareció extraño, pero lo atribuyó al veneno. Finalmente miró a la puerta, y al costado de esta había un sofá, le conmovió al ver a Teban dormir en él.

Se levantó con cuidado y caminó hasta él silenciosamente, lo vio tan calmado y tierno, le dio un pequeño beso en los labios y él solo se movió ligeramente. Entonces tocó su rostro una y otra vez hasta que despertó. Abrió un ojo ligeramente y al verla los abrió de golpe.

—En los libros, la princesa se despierta al recibir un beso de amor verdadero — le dijo con una sonrisa.

El príncipe se paró enseguida y se quedó de pie frente a ella, aun sin creer que hubiera despertado.

—Estas aquí — murmuró.

Ella estaba por responderle cuando Teban la cargó y dio vueltas de la emoción, ella reía y le pedía que parara, la bajó con cuidado y la abrazó fuertemente, tenía miedo de estar soñando de nuevo y de que al despertar ella estuviera de nuevo en la cama.

—¡Estaba tan preocupado! Lamento lo que te dije, estaba triste y enojado, pensé que ya jamás te podría abrazar o besar y yo...por favor perdóname.

Al verlo tan afligido, Thysthy hizo lo primero que llegó a su mente, lo besó.

—Te amo, Teban. Y es la verdad — le dijo, deteniendo el beso.

—Te amo, Thysthy — respondió, feliz por saber que su sentimiento era correspondido.

Lo abrazó con fuerza y vio el cielo azul a través de las puertas del balcón, escuchó el cantó de las aves y como una suave brisa salía de la habitación. Esa brisa, viajó por todo el bosque, diciéndoles a todos que ella había regresado, que venció a la muerte y de que la guerra aún no llegaba a su fin.

—¡No puede ser! — gritó Kadys, entrando de golpe a la habitación.

Se lanzó a Thysthy y la abrazó, jamás se había sentido tan querida. Esto le decía que ellos no la habían dejado y que esperaban su regreso; pero también le hizo recordar algo.

—Escuchen, debo decirles algo — dijo sentándose en el borde de la cama.

Teban jaló el sofá frente a la cama y ambos príncipes se sentaron frente a la chica, cara a cara.

—Es complicado, pero a grandes rasgos, estuve en el reino de almas. Y ahí volví a ver a mi madre, a ambas, pero también vi a su madre — dijo finalmente.

—¿De qué hablas? — preguntó Teban.

—Ella está ahí, esperándolos y por eso no ha descansado — explicó lentamente.

—¿Viste a mamá? ¿Qué te dijo? — le preguntó Kadys, y Thysthy vio en ella sus ganas de llorar.

—Me pidió que les dijera, que los ama con todo su corazón y que siempre los va a cuidar...Kadys, eres igual a ella.

La princesa dejó salir unas lágrimas de felicidad al igual que el príncipe, los hermanos se abrazaron y Thysthy solo observó la tierna escena, esperaba que Nékros estuviera viendo, pues esta era la primera prueba de que no todos los humanos eran como él pensaba. Tocó su pecho y notó que aun traía puesto su collar, y al momento de tocarlo, una imagen llegó a su mente.

Un cielo oscuro en pleno día, todos corriendo de un lado a otro y criaturas del bosque luchando contra criaturas oscuras.

—El eclipse está cerca, la batalla final es inevitable y luz y oscuridad se enfrentaran, pero solo uno vivirá.

Al soltar el collar todo desapareció, miró a todos lados y supo que necesitaba respuestas. Se levantó y se puso sus zapatos.

—¿A dónde vas? — le preguntó Teban —. No has caminado en días, tus piernas aún están débiles.

No hizo caso y al dar un par de pasos rápidos hacia la puerta, se tambaleó y su cabeza le dolió. Teban la ayudó a regresar a la cama y Kadys le acercó un vaso de agua.

—Trae a Melek, ahora — le dijo al hombre.

Él entendió y salió rápidamente, después de un rato regresó con el anciano y los dejaron solos.

—Es bueno tenerte de regreso, los príncipes no la dejaron sola ni un segundo desde el incidente — le dijo el hombre, sentándose en el sillón con cuidado.

—Tuve una visión, al tocar el collar vi una guerra y todo oscuro en pleno día, y también escuché algo, decía: El eclipse está cerca, la batalla final es inevitable y luz y oscuridad se enfrentaran, pero solo uno vivirá. Creo que es obvio — le dijo, yendo de un lado a otro en la habitación.

—Pues sí, y regresaste justo a tiempo, pues el próximo eclipse será en tres días, y eso explica por qué el rey ha estado tan mal humorado en estos días...sabe que es su última oportunidad — dijo preocupado.

—De controlar la oscuridad y reclamar lo que quiere — añadió la chica, recordando la promesa del dios al rey.

—No, Thysthy, esto tiene un truco.

Eso le llamó la atención a la chica, así que se acercó al hombre para escucharlo mejor y no pasar nada por alto de lo que él diría a continuación.

Al cabo de un rato, Melek salió del cuarto y encontró al rey afuera, hablando con sus hijos. Hizo una reverencia y se apartó para dejarlo pasar a la alcoba de Thysthy.

—Amery, que bueno que has despertado, mis hijos no salieron de este lugar y tampoco dejaron que nadie entrase, te cuidaron muy bien — le dijo, demostrando alegría.

—Y estoy muy agradecida por eso, estaré en deuda con ellos para siempre — respondió e hizo una reverencia.

—Para celebrar que ya estás bien, me gustaría que los cuatro fuéramos al festival de invierno en Lakeshadow, es el último.

—Majestad, ella necesita descansar no ir a un festival — interfirió Teban.

—Pero ella jamás ha ido a un festival, y este es el último, además, no hay nada mejor que el aire fresco para ayudarla a sanar — dijo su hermana, entusiasmada con la idea.

Thysthy vio como Teban pensaba en qué decir para salvarla de esa situación, entonces ella pensó, si el festival era mañana, regresarían a tiempo para el eclipse, pues el rey no se lo perdería por nada del mundo.

—Le agradezco la invitación majestad, iré con gusto — dijo con una pequeña sonrisa.

La sonrisa del rey aumentó el doble al oír la respuesta de la chica, al igual que la confusión del príncipe. Cuando todos se fueron y la noche cayó, Thysthy se quedó de pie frente al balcón, los las puertas cerradas con seguro, este había sido el primer día, quedaban dos.

El final se acercaba y estaba asustada, pero debía mantenerse calmada, tal y como Pertia le enseñó. Miró hacia el horizonte y se preguntó dónde estaba Greiton, si él supo que intentaron matarla, si intentó regresar o si al menos seguía pensando en ella; lo extrañaba demasiado, y esperaba poder pedirle perdón algún día.

Thysthy y la profecía | #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora