CAPITULO 16

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— ¿Está lista, mi señora? — Pertia se dirigió a ella.

—Estoy lista — dijo, debía poner mucha atención, pues ya no podría escucharla de nuevo.

El sabio arrojó la botella a la hoguera, liberando una gran nube de humo que apagó todas las antorchas, el fuego aumentó y después se tornó verde, apareciendo en ella una gran sombra alada y se escuchó la voz de una mujer.

—"Thysthy Amery, hija de la diosa Ilum y del gran hechicero Caleu. Crecerá sin sus padres bajo el manto de una mortal, que después le será arrebatada por el fulgor de un monstruo abismal, siendo llevada por un guerrero audaz. Despertará su poder interior y conocerá a un hombre de alma oscura y brillante exterior, estando juntos por la eternidad. Luchará contra su mayor miedo y su corazón será retado, un paso en falso y será consumida por el deseo y la oscuridad"

El humo cubrió la habitación y Thysthy se obligó a cerrar los ojos, al abrirlos la habitación se iluminó de nuevo y se sintió mareada, respiró profundamente y se obligó a centrarse en el momento y no desmayarse. La mayoría de las cosas que dijo ya se habían cumplido, sintió las miradas de todos sobre ella y sintió ganas de correr lejos. Pero ya había huido lo suficiente, era hora de hacerle frente a su destino y dejar atrás todo lo que le atormentaba.

Caminó a la salida y se detuvo en la entrada del pasillo, cuando pusiera un pie fuera de la habitación las cosas serían distintas, tenía preguntas, pero no era el momento de dejarlas salir. Era hora de seguir entrenando.

Y así lo hizo, pasó días entrenando cada hechizo de ese libro, mejorando cada vez. Ailani y Rommel se sentían orgullosos de ella, ya no era la niña asustada y curiosa que llegó a sus vidas hace unos días, ahora era fuerte e independiente, querían estar con ella en cada momento, y por eso les dolía dejarla.

—Es hora de que nos vayamos — le dijo Ailani a Thysthy mientras ella leía el libro de hechizos.

— ¿No hay nada que pueda hacer para retenerlos? — dijo con tristeza.

—No, pero se aprecia el intento — le respondió la chica.

Los acompañó hasta la entrada de la fortaleza, donde ya estaban listos sus caballos —Tengo un par de cosas para ti — le dijo Ailani — Feliz cumpleaños —. Le extendió una pequeña bolsa de cuero.

—Mi cumpleaños fue hace meses, pero gracias.

Al abrirlo se encontró con un vestido azul oscuro con mangas largas y sueltas, cuando estaba a punto de agradecerle, ella le extendió las riendas de su caballo.

— ¿Qué? No, es tuyo, no puedo aceptarlo.

—Y quiero que lo cuides, es fuerte y veloz, te ayudará a cumplir con tu destino, su nombre es Moban.

Ella las tomó temerosa de ser rechazada por el animal, pero al igual que con Zercal, éste se acercó a ella sin miedo y con una mirada profunda.

—Esto es para ti — le dijo Rommel. Sacó su espada y se la entregó.

— ¿Tu espada?

—Cuando la oscuridad nos atacó, mi espada no abandonó mi mano, así que no tendrás problema para enfrentarte con cualquier mal.

— ¿Y la frase?

—El destino nos guía, el amor nos mueve, eso decía mi padre antes de morir, y era un hombre muy sabio — explico antes de abrazarla.

Ailani se unió al abrazo y Thysthy no pudo evitar llorar. Cuando había perdido todo, ellos estuvieron con ella en cada momento, apoyándola y protegiéndola. Ahora era su turno de protegerlos.

—Praesidio — dijo sin dejar de abrazarlos. Era un hechizo de protección, los mantendría a salvo de todo.

Los vio alejarse hasta perderlos en el bosque, realmente los iba a extrañar, pero cuando todo pasara iría a verlos. O eso esperaba.

Fue al jardín posterior y empezó a practicar con la espada, no era tan pesada como creía, y le parecía fácil maniobrar con ella.

— ¿Necesita ayuda? — le dijo Greiton, llegando con un palo de madera.

—No, creo que puedo manejarlo sola, gracias — respondió, desde que no le dijo la verdad sobre porqué estaba en el bosque, no le había caído bien.

—Sí, seguro —. Le dijo y se dio la vuelta, pero sin previo aviso giró y la hizo caer al pasar su rama por sus piernas.

— ¿Qué demonios? — dijo enojada, frotando su cabeza.

—Primera lección: jamás baje la guardia, mi lady — habló, adoptando una posición de ataque.

Ella se levantó y caminó hacia otro lado, pero él fue tras ella. Levantó la rama y la dejó caer sobre ella, pero esta vez fue más lista y detuvo su rama en el aire con sus poderes. Greiton no se esperaba eso, ella sonrió y lo empujó lejos usando su magia.

—Muy bien, lady Thysthy, ya me dio una lección, ahora sin magia — le dijo, sintiendo el dolor en su espalda tras chocar fuertemente contra el manzano.

—Adelante — dijo Thysthy, tomando otra rama.

Greiton comenzó enseñándole a defenderse y atacar al enemigo, la obligó a ejercitarse para volverla más fuerte y poder controlar mejor la espada. Así estuvieron durante casi tres meses, entrenando con la espada por el día y en la noche Thysthy practicaba sus hechizos de defensa y ataque en su habitación y pasillos de la fortaleza. Cada día se sentía más poderosa, pero había momentos en los que extrañaba a Rommel y Ailani, y se preguntaba qué hacían o a dónde fueron, y por eso trataba de mantenerse ocupada todo el tiempo, de vez en cuando iba con Pertia a la biblioteca y cuando no le estaba dando lecciones de ética y magia básica, le contaba historias sobre su madre y su padre, eso le recordaba a su abuela y ya no se sentía sola.

Cuando menos lo notó, el invierno estaba llegando, había practicado cada hechizo del libro mil veces y su habilidad en la espada era igual a la de un caballero, en palabras de Greiton. Decidió dar un paseo por los jardines de la fortaleza, pues en los meses que llevaba viviendo ahí jamás había recorrido por completo el exterior. Los árboles ya casi no tenían hojas y sus frutos yacían podridos en el pasto, se detuvo frente a una fuente y alguien se unió a ella.

— ¿Qué haces afuera Thysthy? Está helando — le dijo Greiton, frotando sus manos para calentarlas.

—Jamás había recorrido los alrededores la fortaleza, ¿sabías que había una fuente?

—No, he pasado los últimos meses entrenando contigo, no tenía tiempo para admirar otra cosa — le respondió, olvidándose del frío.

Thysthy pasó por alto la declaración del chico y al verlo seguir temblando lo abrazó y de inmediato el frío que sentía desapareció. Él lo interpretó como un sentimiento de afecto el que causó eso, mientras ella sabía que fue la magia de la luz en sus manos la que eliminó el frío de Greiton.

Los ojos negros del chico la observaron y le devolvió el abrazo, al ser más alto que ella podía ver sus largas pestañas moverse ligeramente con el frío aire invernal, sus mejillas estaban rosadas y sus ojos estaban fijos en la fuente. Thysthy sintió como el corazón de Greiton pasó de ir muy rápido a calmado en cuestión de segundos, por un momento pensó que tal vez era él el chico que mencionó la profecía, aquel hombre de brillante exterior y alma oscura.

Era una posibilidad, y deseaba que fuera correcta.

Thysthy y la profecía | #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora