CAPITULO 33

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Los días pasaban lentamente para Teban, su padre siempre le decía que fuera a entrenar con los guardias o que fuera con Eren a tomar sus clases, le parecía extraño que insistiera tanto para sacarlo de la habitación de Thysthy, y por ello se empeñaba cada vez más en no salir a menos que estuviera su hermana ahí con ella para cuidarla.

Mientras comía sentado en el sillón, notó que la paloma blanca no había salido de la habitación en lo absoluto. Dejó las puertas del balcón abiertas y ni así el ave se molestaba en salir, su hermana ya le había traído comida y agua, pues ella pensaba que las palomas blancas traían buena suerte y que mantenerla con Thysthy la haría despertar más rápido.

Al verla acostada, se preguntaba qué estaría viendo o haciendo, Melek le había explicado que ella ahora debía estar en el reino de almas, convenciendo al dios de los muertos de dejarla regresar. Pero él sabía que también estaría con sus madres y su abuela, y se preguntaba si ella querría volver después de estar con ellas, si estaría dispuesta a dejarlas otra vez y regresar a cumplir con su profecía, le preocupaba que eligiera quedarse allá con su familia, y no volver a la tierra con él. Pero eso ya no dependía de él, la decisión era enteramente de ella.

—Majestad — dijo una mucama en el marco de la puerta.

—Pase.

—El rey exige hablar con usted — le dijo al entrar.

—Dígale que no puedo, que será en otro momento.

—Ya estoy aquí — dijo el rey, apareciendo en el pasillo.

Teban bufó y salió de la habitación, sin cerrar la puerta. Si el rey quería hablar con él, tendría que ser en el pasillo, pues ni se alejaría de Thysthy, ni lo dejaría entrar en la habitación.

—Ya es hora de que salgas de esa habitación, tienes obligaciones con tu pueblo y quiero que salgas ahora mismo y vayas a seguir entrenando o a tomar tus lecciones con Eren — ordenó, firmemente.

—No, yo no me alejaré de ella hasta que despierte, y el que tiene responsabilidades con su pueblo es usted, majestad, con permiso — hizo una reverencia y volvió a entrar en el cuarto.

El tono con el que lo dijo lo hizo enfurecer, pero no podía reprenderlo como solía hacerlo, lo sacaría de ahí en su momento, pero por ahora lo dejaría hacer lo que quisiera, no necesitaba más problemas.

El príncipe continuó comiendo, pensando en qué estaría tramando el rey para intentar sacarlo de esa habitación. Se acercó a Thysthy para darle la medicina que dejó Melek, pero notó algo extraño en ella, una lagrima saliendo de su ojo izquierdo hasta ser absorbida por la almohada.

— ¿Thysthy? ¿Puedes oírme? — le dijo al oído.

No recibió respuesta, pero no perdió la esperanza, sabía que ella despertaría y volvería con él. Salió al balcón y cerró los ojos, colocando ambas manos sobre el borde.

—No sé si puede oírme, diosa Ilum, pero si puede hacerlo, por favor ayude a que Thysthy regrese. Es su hija y tiene que vivir, no solo para acabar con la oscuridad, sino también para que esté conmigo; quizá piense que un mortal como yo no sea digno de ella pero puedo jurarle que la amo, que jamás la lastimaría y que haría cualquier cosa por ella. Por favor mi señora, ya perdía a mi madre, no puedo perderla a ella también.

Al abrir los ojos, le pareció ver que el sol le daba un resplandor diferente, con una señal. Jamás le había rezado a la diosa, su padre se los había prohibido, y no sabía si lo había hecho bien pero lo hizo de corazón, y según las creencias de su madre, eso era lo que importaba.

—Sabía que estabas enamorado de ella, aunque no pensé que tanto.

Volteó rápidamente y vio a Melek sentado en su sillón, con una pequeña sonrisa.

—Extraño, no me molesté en ocultarlo — le respondió sentándose a la orilla de la cama.

—Lamento que esté pasando por esto, príncipe, pero ella lo va a lograr — le dijo mirando a la chica.

— ¿Lograr qué? ¿Volver? — le preguntó confundido.

—Demostrarle a Nékros que realmente quiere volver, que si vuelve a la tierra será para hacer el bien — explicó.

—Pero, su destino es reinar Carpoge, ¿por qué no la dejaría?

—Sí, pero el que la envenenaran no fue algo que estuviera en su profecía, fue algo totalmente inesperado, además de que el dios desprecia a los humanos, si por él fuera, no se molestaría en salvarnos de la oscuridad.

—No puede ser tan egoísta.

—Fue desterrado del reino de la luz por destruir un poblado de Carpoge, entenderás que, él no se tienta el corazón con los mortales como nosotros.

Teban se quedó en silencio, pues pensaba que todos los dioses amaban y cuidaban de la existencia de los humanos, que se preocupaban por ellos, pero suponía que Nékros debió haber visto un lado de los humanos que hizo que perdiera la fe en ellos.

Se quedaron el resto del día en la habitación, hablando y pasando el rato. Siempre vigilando que la chica siguiera bien, su hermana llegó con comida y a relevarlos pero esta vez el príncipe se quedó, al llegar la noche, otra vez no fue a su habitación y se quedó a dormir en el sillón. No era lo más cómodo, pero valía la pena, quería estar ahí cuando ella despertara, ser la primera persona que ella viera al abrir los ojos. Quería que ella supiera que no la dejó un solo momento, que se mantuvo a su lado.

Demostrando una vez más, que la ama.

Thysthy y la profecía | #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora