Capítulo 12 - Parte 1

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"When you look at me and the whole world fades, I'll always remember us this way." (I'll always remember us this way – Lady Gaga)

Cap. 12

No quisiera hablarte por teléfono, Alfonso le escribió a Anahí casi una hora después de que ella le había mandado aquel mensaje, déjame encontrarte en dónde sea.

Anahí respiró un par de veces profundamente antes de contestar. Ok, ven a la casa de mi madre, estoy aquí.

En menos de treinta minutos, la señora María, que cuidaba de la casa, había pasado a avisarle que Alfonso la buscaba.

- ¿le puedes decir que suba a mi recámara, por favor, María? – Anahí le pidió a la señora.

- Claro – la señora le contestó prontamente.

Anahí notó en sus ojos que a la mujer le pareció raro que una mujer casada recibiese a un hombre que no era su esposo en su cuarto, pero Anahí ni siquiera se molestó en explicarle nada, ni inventó ninguna excusa para su actitud. Lo único que quería era hablarle a Poncho tranquilamente y con privacidad.

- Hola – le dijo Poncho, tocando la puerta que estaba entreabierta.

- Entra – pidió ella en voz suave – y cierra la puerta, por favor.

Alfonso hizo exactamente lo que ella le pidió y luego se sentó en el sillón frente a su cama, dónde Anahí le había apuntado para que se sentase.

- Me alegro que hayas aceptado hablar conmigo – le dijo – por un momento pensé que te había perdido para siempre.

- Poncho – ella le susurró – yo no te pedí que vinieras para que nos arreglemos. Pedí que vinieras porque creo que nos debemos una plática sincera y honesta, porque muchas veces nos lastimamos simplemente por no hablarnos con la verdad.

- Sí, y la única verdad que siento aquí en mi corazón es que te amo, Any. Yo no quiero estar con nadie más. Voy a amar a ese bebé como a nadie, pero yo no amo a su madre. Yo te amo a ti.

- Shhh – Anahí le puso un dedo sobre los labios – perdóname, perdóname por todo esto, no creo que tú y yo tengamos la culpa de sentir lo que sentimos, pero de llevarlo adelante a lo que no tenía que ser. Y ya bastantes pruebas tuvimos de que eso no tiene que ser, Poncho – Alfonso quiso hablar, pero ella le volvió a poner un dedo en los labios para hacerlo callar – tú vas a ser el mejor padre del mundo, gatito, y espero que en un tiempo no muy distante, ya sanos y recuperados de esto, podamos volver a convivir y pueda ver lo lindo que será tu bebé – Anahí se secó una lágrima – hasta allá, quiero que sepas que lo que compartimos fue lo más lindo que he vivido en mi vida entera y que me siento afortunada de haberlo vivido contigo.

Alfonso agarró las manos de Anahí entre las suyas y bajó los ojos al suelo, intentando contener las lágrimas que le llegaban. No sabía como podía sentirse tan feliz por la noticia de que iba a tener un hijo y, al mismo tiempo, tan triste por saber que lo que tenía con Anahí se había acabado. 

Pero él la entendía, entendía su decisión, sabía que su lado racional también sentía que esa era la decisión correcta. No tenía idea de como hacer funcionar su relación con Anahí, Alfonso no podía sacarla de su vida para meterla en la vida de él si ni siquiera sabía como iba a ser su nueva vida, como iban a ser las cosas con Diana, con el bebé. Tampoco era justo con su hijo o hija que ya naciera sin una referencia de lo que es una familia, en una zona de guerra, que era lo que se montaría cuando Diana se enterase que Poncho amaba a otra mujer.

Alfonso le besó las manos, se levantó, se sentó en la cama a su lado y la abrazó. La abrazó fuerte. Tan fuerte como hace muchos años no lo hacía. Anahí lo abrazó de vuelta, sintiendo todo lo que compartían en aquel abrazo. Había comprehensión, aceptación, había esperanza, y tanto amor... Cuando se separaron del abrazo, Anahí le besó suavemente los labios y le sonrió al cortar el beso.

- Gracias – le dijo Anahí – gracias por todo este tiempo, por todos estos sentimientos, por siempre hacerme volver a creer en el amor.

- Gracias a ti – Poncho le devolvió – por aceptarme como soy, por hacerme mejor persona, por regalarme uno de los mejores regalos que ya gané en la vida, tu sonrisa – Poncho le acarició las mejillas tantito mojadas, pero lo que sobresalía era la sonrisa de Anahí – siempre te voy a acordar así. Te amo.

- Te amo.

...

Los dos meses que se siguieron fueron de muchos ajustes para Anahí y Alfonso. Los dos hablaron a Pedro, que tenían mucho que hacer en sus carreras individuales y en sus vidas personales, que ya no podrían dedicarse al documental, como habían arreglado que harían. Y así el documental fue pospuesto una vez más.

Cada quien había regresado a su vida normal. Anahí en Chiapas. Alfonso en Estados Unidos. Intentando ajustarse al hecho de que ya no se verían, de que ya no se hablarían, al menos por un buen de tiempo. Pero así era como tenía que ser. Los dos sabían que habían tomado la decisión correcta, tenían que hacer las cosas bien, al menos ahora que Alfonso iba a tener un hijo y que el partido estaba cada vez más al pendiente de lo que Anahí hacía o dejaba de hacer. 

Anahí ya había finalizado todo para su nuevo disco que se llamaría Inesperado y se lanzaría en junio de aquel año (2016). La verdad Anahí no quería sacarlo, le gustaban mucho algunas canciones, pero todavía no era lo que ella quería, era lo que el partido y la disquera querían. De todas formas, no le quedaba de otra, ya le habían llamado informando que lo lanzarían en la primera semana de junio y ya no había nada que pudiera hacer para cambiarlo. 

Seguía acompañando a Manuel a todos lados en sus compromisos como gobernador de Chiapas, hoy mismo, en esa mañana de jueves, Anahí tenía que acompañarlo a una presentación de un proyecto social. Pero hoy no se sentía bien, la verdad ya hace unos días levantarse por la mañana le era muy difícil, tenía mucho sueño, tanto que le hacía marear al levantarse.

Se puso de pie y se tomó un vaso de agua, creyendo que la ayudaría a sentirse mejor, pero lo único que le hizo fue tener que correr al baño a vomitar. Después de lavarse la boca y la cara, Anahí regresó a su cama, pidiendo a Dios que su cabeza dejase de girar. En frente a su cama, sobre la mesita organizada estaba su computadora y un calendario digital que marcaba 19 de mayo. Anahí se aturdió por la fecha. 

Desde que había regresado de México había estado tan ocupada que no se había dado cuenta que ya había pasado más de un mes que había regresado. Agarró su teléfono y abrió la aplicación por la que acompañaba sus ciclos menstruales, le debería haber bajado el día anterior, su ciclo siempre había sido muy regular. Anahí regresó al mes anterior y se dio cuenta que tampoco había menstruado en abril, cuando debería de haberle bajado justo la semana después que regresó de México.

- ¿Qué cojones me está pasando? – Anahí se preguntó en voz alta, pero su corazón ya sabía – Rocío – desde su teléfono, Anahí llamó a la secretaria que cuidaba de todo en su casa – por favor, consígueme una prueba de embarazo en la farmacia más cercana posible, cuando lo tengas me lo subes con un jugo de tomate, por favor, y no le digas nada a Manuel, apenas que no podré acompañarlo hoy, no me siento bien.

La señora llegó a su puerta media hora más tarde con la cajita con la prueba en una bandeja junto con un largo vaso de jugo de tomate. Le regaló una enorme e ilusionada sonrisa al entregarle la bandeja, a la que Anahí no supo contestar, porque no sabía como debería sentirse. Cerró la puerta de su cuarto, dejó la bandeja sobre la mesita de noche, agarró la cajita y de adentro sacó el palo. Lo miró raro sin creer que unas rayitas en aquella cosa podían definir el resto de su vida. Tenía que hacerlo, ya de una vez. 

Se metió al baño e hizo lo que tenía que hacer. Fueron los minutos más largos de su vida entera y cuando Anahí tomó prueba en sus manos, su corazón ya sabía la respuesta, las dos rayitas apenas lo confirmaron.

Era un hecho, iba a tener un hijo, lo que siempre quiso en su vida y que ni siquiera sabía si su cuerpo iba a ser capaz de hacerlo. Estaba embarazada. Estaba embarazada de Alfonso. Iba a tener un hijo de Alfonso.

...

Volverlo a intentar (ponny)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora