El Ritual De Protelaius

#12 Látigo y Flecha

                       Eduard

Desperté en el bosque, es el día cuatro en éste lugar, tengo mi arco y flecha, lo único que debo hacer es mantenerme vivo, para encontrar a mis amigos, si es que están aquí claro, de todas formas debo reconocer el lugar para conocer.

Se acerca el mediodía, no eh visto a otra persona en todo mi recorrido, salvo a esos estupidos isleños, que buenos fueron conmigo esos bastardos, lo mejor sería seguir con mi viaje.

Al avanzar más adelante puedo distinguir un sonido muy hermoso, como el canto de una ballena, pero aún más hermoso, las ballenas son geniales, no hubiera conocido su canto de no ser por esa juntada en casa de Eros, cuando se puso a escuchar el canto de las ballenas, gracias a él pude apreciar algo que antes ignoraba, realmente es un gran chico.

Cada vez me acerco más al lugar de donde proviene ése canto, incluso parece hipnótico.

Eso de ahí, es una persona, una persona se para en medio del camino al que me dirijo, se parece a Eros... ¡Es Eros, y viene hacia mí!

-Yo: ¡Hola Eros!, Te extrañé mucho amigo... Qué bueno que estés bien.

-Eliseo: Claro, me alegro que estés feliz, pero escucha, ¡No soy Eros!, ¿Eres imbécil?, Soy más hermoso y mejor en todos los sentidos, soy superior, ¡No me confundas con él!.

-Yo: ¿A qué te refieres con eso?, Ahora que lo pienso, eres más pálido y tienes ojos rojos, una mirada profunda e intimidante... ¿Quién eres?, ¿Por qué te pareces a mi amigo Eros?.

-Eliseo: te lo diré, ya que vas a morir, ¡Mí nombre es Eliseo!, Soy un demonio nacido de los sentimientos negativos de Eros.

En cuanto oí todo eso, preparé mi arco y flecha para matarlo, disparé hacia arriba de él, y como era de esperarse, la flecha se dividió en cinco flechas de luz que fueron dirigidas directamente hacia Eliseo.

-Yo: ¡No voy a permitir que me hagas algo estúpido bastardo!... Te eliminaré ¡Con las flechas del juicio que juzgarán tus acciones!.

Eliseo se echó a reír, cuando las flechas estaban a punto de llegar a él, se cubrió con una raíz muy gruesa que salió rápidamente de la tierra, era como una extensión de su propio cuerpo.

-Eliseo: ¿Crees que eso es suficiente para evitar tu muerte?, Estúpido, no haces más que retrasar lo inevitable... ¡Vamos infeliz, intenta derrotarme!.

-Yo: ¡Ésto recién empieza maldito estúpido!.

-Eliseo: me agrada tu espíritu, es una lastima que tengas que morir, pero así debe ser, voy a llevar tu cabeza a tus amigos, como señal de que voy a cazarlos uno por uno.

-Yo: entonces... Te eliminaré ahora mismo.

Realicé inmediatamente un segundo disparo ya que la flecha original volvió a mi mano luego de dispararla, sin embargo ahora se defendió con un látigo de planta con espinas.

-Eliseo: A ver qué es más fuerte... Tus flechas de luz que nunca fallan al dispararla o mi látigo de espinas el cuál puedo manipular como si fuera otra parte de mi propio cuerpo... Aunque creo que la respuesta es obvia, vamos Eduard... ¡Quiero ver como te hundes en la agonía!, ¡Quiero bañar mis manos con tu sangre! Te dije que no debes retrasar lo inevitable.

¿Realmente éste es mi fin?, ¿Éste infeliz va a asesinarme?, No dejaré que lo haga, incluso si tengo que dar mi vida, no permitiré que vaya tras los demás.

Me acerque corriendo hacia él, y comencé a disparar con mi flecha de forma consecutiva, cada vez que la flecha original regresaba a mi mano, volvía a disparar, eso género que muchas flechas de luz salieran disparadas hacia él, Eliseo intento huir, pero eso es inútil, mis flechas lo van a seguí.

-Yo: estúpido, no puedes huir de mis flechas, sólo te seguirán hasta haberte atravesado.

-Eliseo: ¿Y quién dijo que estoy huyendo de ellas?, Sólo estoy acomodando su trayectoria...
¡Muere Eduard!.

Me quedé impactado por lo que dijo, y no me dí cuenta de el momento exacto en el que él sujeto mi brazo con su látigo, parece que esa cosa puede crecer y ser más largo para alcanzar a su víctima, tiró de su látigo y me lo arrancó.

Me dolía demasiado, casi no pude soportar el dolor que eso me provocó, pero hubo tiempo para reaccionar, luego de arrancar mi brazo, enredo mi cabeza con su látigo, caí al suelo.

Pude escuchar a Eliseo riendo, entre risas me dijo que ganó, me sentí muy débil y comencé a sangrar mucho.

-Eliseo: Dime tus últimas palabras antes de que te mate, o una petición si quieres, de igual modo vas a morir.

-Yo: por favor, dame la revancha...

-Eliseo: ¿La revancha?, ¿A qué te refieres?.

-Yo: llévale mi arco y flecha a alguno de mis amigos y que continúen con mi lucha...

-Eliseo: no me equivoqué contigo, tienes un gran espíritu, y yo soy hombre de palabra, así que lo haré, pero eso no les servirá de nada, igual que a ti tampoco te sirvió, ¡Adiós!

Sonreí, era lo último que quería hacer antes de morir, adiós amigos, adiós familia, adiós a todos, al fin descansaré en paz.