CAPÍTULO 1

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Choque.

-¡No!-gritó el joven Saotome, cuando llegó en tiempo récord al lugar donde la habían dicho que fue el accidente. Dos ambulancias rodeaban una zona a la vez delimitada por varios policías. Cerca, en un área restringida, pudo ver dos autos completamente destrozados con abolladuras en sus complexiones y ninguna sola parte de su mecánica anatomía intacta.

Los ojos se le llenaron de lágrimas cuando vio la sangre manchando el asfalto, empujo a quien se le acercaba, usaba demasiada fuerza a veces y tumbaba a unos pero eso no le importaba. Cuando llegó con la policía, no le costó nada apartarla y mirar aquella horrible escena.

¿Por qué, de todas las personas en el mundo, fue ella? ¿Qué culpa había tenido Akane de que esos dos autos no vieran la luz roja del semáforo? ¡Las luces indicaban que los peatones debían pasar! Ella, que regresaba de ver una película con sus amigas, había quedado en medio de dos autos conducidos por personas que no sabían manejar.

Dos bolsas negras cubrían los cuerpos de aquellos conductores que murieron por su ineptitud mientras intentaban cada uno llegar a sus destinos. En shock, Ranma miró a su prometida desplomada sobre el suelo, rodeada de paramédicos, mientras sus ropas se empapaban más y más en sangre.

-¡Akane!-la llamó. Sin considerar a nadie, se colocó de cuclillas al lado de su prometida y agarró su magullada mano. El rostro de la chica tenía unas ligeras cortadas, su cabeza enrollada en vendajes manchados de carmín y un profundo corte en su pierna izquierda. Eso sin contar los huesos rotos que de seguro no alcanzaba a ver.

-¡Akane!-gritó lleno de miedo- ¡Akane, escúchame, quédate conmigo ni se te ocurra dejarme, tonta!

Ya entonces las lágrimas fluían libres por su rostro sin que nada las contuviera. Caían en el rostro de la joven chica Tendo. Los paramédicos se apresuraban tomando quién sabe qué notas sobre su estado de salud. No los escuchaba. Solo veía esos quietos párpados que no le permitían ver los marrones ojos que tanto adoraba.

Las grúas habían llegado, comenzaron a mover los autos, gimió cuando notó una abolladura en donde perfectamente se notaba que golpeó el cuerpo de Akane. Tenía sus mismas curvas. Maldijo por lo bajo ¿Por qué no estaba ahí, si ella tanto le necesitaba?

-Resiste-fue lo único que salió de su garganta, seca por el llanto. Quería abrazarla, pero sabía que no le dejarían. Apenas había dicho eso, los doctores se acercaron a decirle que ya la trasladarían al hospital. Renuente debió soltarla, pero los convenció de acompañarlos en la ambulancia.

Subidos al auto, Ranma notó los párpados de su prometida moverse ligeramente. Entreabrió los ojos ¡Akane despertaba! Inmediatamente se inclinó para verla mejor, iba a decir algo cuando escuchó claro y nítido, aunque con voz ronca.

-Ranma...

-¡Aquí estoy, sigo aquí Akane!-le llamó, tomando nuevamente su mano y sosteniéndola alto mientras miraba nervioso a la chica que tanto quería.

Pero, así como se habían abierto los ojos, se cerraron. Aquel sonido incesante que marcaba los latidos de su corazón, sin previo aviso, se detuvo.

Y con él, el corazón de Ranma.

-¡Paro cardíaco!-gritó el doctor.

Ranma tenía los ojos muy abiertos, sin mirar nada.

Paramédicos y enfermeras en la ambulancia se movieron increíblemente nerviosos mientras el conductor pisaba a todo fondo el acelerador. El auto se movía de una manera demasiado brusca, apurado por llegar al hospital. Los doctores intentaban reanimar a Akane, pero Ranma no veía eso. Sus ojos estaban puestos en la línea roja que indicaba una sola cosa: muerte.

En ese momento deseaba con ansías hundirse en la misma oscuridad que se había llevado a Akane. Pero no sabía ni siquiera cómo ni dónde hacer eso. La puerta de la ambulancia se abrió y bajaron la camilla con Akane encima, llevándosela a la sala de emergencias. Le indicaron que debía esperar afuera.

La enfermera notó su estado se shock absoluto y lo llevó de la mano a la estancia donde podría sentarse a esperar. Ranma simplemente tomó su lugar sin hacer ni decir nada, incapaz aún de comprender lo que pasaba a su alrededor. Llegaron pronto los demás; Soun, Genma, Nododa, Kasumi, Tofú, Nabiki, Ryoga por primera vez no se perdió, Shampoo y Ukyo ¡Nadie faltaba! Todos con caras angustiadas.

Y todos miraban lo mismo: a un Ranma destrozado. El chico no era él mismo, estaba tan apagado, sentado sin hacer o decir nada, mirando sepa Dios qué cosa a lo lejos. No reparó en la presencia de sus familiares y amigos. No era consciente de nada.

Sabían que el estado de Akane era crítico. Y también que solo Ranma la había visto antes de que la trasladaran al hospital. Conversaciones allá y aquí fueron cesando mientras la sala se hundía en un pesado silencio de angustia e incertidumbre. Horas pasaban sin que se supiera nada de Akane. Ranma no hacía ni un movimiento.

Al fin, tras cinco horas, salió un doctor preguntando por los familiares de Tendo.

-¿Está muy grave?-preguntaba Soun con ansiedad.

-Le seré franco-respondió el doctor-Lo está.

Fue como un balde de agua fría para todos.

-Ella tuvo un paro cardíaco cuando veníamos en la ambulancia-Ranma escuchaba, con lágrimas formándose en sus ojos-Conseguimos revivirla aquí, pero su estado era demasiado crítico. Había perdido mucha sangre y estaba demasiado herida. La hemos estabilizado, no obstante, quedó en coma. Ignoramos si despertara o morirá.

Ranma solo escuchó: morirá.

Ranma 1/2: La Última VezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora