CAPÍTULO 7

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Luchando.

Cuando Akane abrió el armario buscando el uniforme azulado que usaba en la escuela, se encontró con un montón de ropa cómoda y alguna elegante al fondo, colgada de diferentes ganchos y otras más cuidadosamente dobladas en los cajones. De seguro que ella fue muy ordenada. ¿O Kasumi le ordenaría el clóset?

Sea cual fuera la respuesta, Akane había llegado a una conclusión: no seguiría atormentándose con miles de preguntas sin respuesta ni lloraría todas las noches un recuerdo que no se dignaba llegar. Seguiría con su vida y actuaría como le diera la gana. A fin de cuentas, tarde o temprano debería recobrar sus memorias. Nada era eterno.

Agarró el uniforme del armario y entonces se dedicó unos segundos para contemplarlo. Miró el color, la forma, las costuras... sí le era conocido ¡Le era familiar! Y no era idea suya, alguna parte de su mente gritaba insaciable "¡Lo conozco, lo conozco!"

Sonriendo, se lo puso y miró el espejo. Agarró el cepillo para peinarse el corto cabello y sonrió. No, ya no se atormentaría más. Poniéndose las blancas calcetas y agarrando el maletín, salió de su cuarto y caminó a la planta baja en donde estaban todos sentados para desayunar.

-¡Muy buenos días Akane!—le saludó Kasumi con una sonrisa, poniendo la comida en la mesa— ¿Has dormido bien?

-Sí, gracias.

-Me alegro de saberlo hija mía—habló Soun, que leía el periódico. Akane miró a su padre y sintió un escalofrío... le era tan indiferente ese hombre ¿de verdad era su progenitor?

-Akane ¿Me harías un favor?—preguntó Kasumi.

-Buen día—saludó Nabiki apareciendo repentinamente en la escena y sorprendiendo a todos con un gesto hacia Akane que solo podía calificarse como amable—Akane...-dijo de forma afectuosa.

-Hola Nabiki. —respondió también sorprendida—Claro Kasumi ¿Qué quieres que haga?

-Sube y despierta a Ranma, llegarán tarde a la escuela si no desayunan ahora mismo.

-¿Despertarlo yo?—la idea le pareció curiosamente aterradora. Entrar a los aposentos del chico, verlo en pijama, en la cama...

Nabiki miró a su hermana mayor de manera inquisitiva, pero Kasumi solo sonrió. Soun esbozó una media sonrisa sin desprender sus ojos de la lectura y Akane, todavía horrorizada, mantenía una mano sobre su pecho para controlar los latidos de su corazón. "¿Haría esto o... no lo haría?" tenía un debate interno "¡Ay no! ¿Qué hago?"

-Por favor Akane, aún debo hacer unas cosas en la cocina—pidió Kasumi de nuevo.

-Sí y... yo... ¡Ya me voy!—declaró Nabiki saliendo del comedor y despidiéndose con la mano.

-¿Papá no puede?—Akane no sabía cómo tomaría Ranma el que ella lo despertase. —Es hombre...

-Akane, te lo pido a ti por que confío plenamente en tus capacidades... y créeme que despertar a Ranma es cosa nada fácil—dijo lo último con gracia. —Anda, sube y ya. No tardaras nada.

Akane asintió aún vacilante y se dirigió a la planta alta. Escalón por escalón seguía pensando ¿cómo iba a despertarlo? Llegó a la puerta del chico y cuando estaba a punto de abrirla, la vista se le nubló y tuvo que cerrar los ojos abruptamente ante un dolor espantoso en la cabeza.

Flashback.

-¡Ranma no Baka ya levántate!—grité llena de rabia, mientras tiraba encima del hombre una cubeta llena de agua helada que de inmediato lo convirtió en una mujer esbelta de cabello rojizo. ¡Me desesperaba que por su culpa tuviera retrasos! ¡Yo, Akane Tendo, que siempre me he caracterizado por ser una de las alumnas más responsables de todo Furinkan!

Ranma 1/2: La Última VezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora