CAPÍTULO 13

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Ya no lo soporto.

POV Ranma.

Esta mañana me había levantado de un humor espantoso. Había tenido una pesadilla, pero no de esas que soportas y al despertar parece que nada ocurrió, no. Era uno de esos sueños que cuando te levantas sientes el mundo temblar bajo tus pies y el pavor de que se haga realidad. Porque podía hacerse realidad.

Bajé a desayunar con ojeras muy marcadas debajo de mis ojos y me senté sin decir algo o siquiera saludar. Todos me miraron con el ceño fruncido. Los entiendo, ni yo sé que me pasa. Agarré mi tazón de arroz y comí en silencio.

Akane finalmente apareció con una sonrisa. El verla solamente me hizo recordar aún más mi sueño. Y me enojé.

-¡Buenos días!—me saludó, sentándose a mi lado.

Desde que ella supo de mi maldición un cambio extraño se suscitó en ella. Repentinamente era más amable y trataba de ser una amiga para mí. Aunque, no por eso iba a pasar desapercibida la constante mirada de asombro y desconcierto que ella me dirigía; sabía lo que pensaba en esos momentos "Es un fenómeno"

Y lo soy ¿Acaso debo ocultarlo? Mucho tiempo pensé que eso me afectaría de sobre manera. Tardé casi dos años en percatarme de que, fuera de mis seres queridos, me importaba un comino lo que los demás pensaran. Akane lo sabía y por eso siempre llevó el asunto de mi maldición como si no existiera. Era la persona que más normal me trataba, porque hasta mi papá o mamá a veces parecían tenerme lástima.

¿Dónde había quedado esa Akane que siempre me trataba igual, sin hacer distinciones? De verdad que la necesito. Ahora más que nunca.

El buen humor de Akane, esta sonrisa suya al desayunar... algo no me gustaba. No tenía ni idea de qué pensaba ella en realidad. Y mi sueño, solamente aumentaba mis miedos.

-Buen día—le respondí tajante.

No hizo nada por ocultar su asombro y molestia porque le respondiera así. Se sentó y todavía pensativa comenzó a comer algo de todo lo que Kasumi había puesto en la mesa.

-No hagas caso de Ranma—le dijo Nabiki con despejo—Está de mal humor.

La miré enojado.

-¿Te importa acaso?

Me devolvió una gélida mirada. Así estuvimos, intercambiando pensamientos non gratos por un buen tiempo hasta que un golpe sordo nos hizo desviar la mirada.

-¡Basta ya!—gritó Soun—Compórtense en la mesa.

Bajé la mirada de vuelta a mi desayuno ignorando a la demás gente. Cuando terminé, me levanté agradeciéndole a Kasumi la comida y agarré mi mochila.

-¿No me vas a esperar?—preguntó Akane.

-Lo haré afuera—contesté.

Salí de la casa y me recargué en el muro, esperándola. Realmente, quería ir solo, despejar mi mente un rato y ver si así mejoraba mi humor. Me entretuve con el canto de uno que otro pájaro volando entre las ramas de los árboles. Akane, salió apurada con su maletín en mano, se detuvo enfrente de mí tendiéndome un almuerzo.

-Es el tuyo, se te olvidó.

-Gracias.

Le respondí de manera hosca. Akane caminó a mi lado visiblemente confundida, y molesta. No la culpo en absoluto. Cuando llegamos a la escuela cada quien se fue por su lado, no tengo idea de a dónde fue, simplemente me dijo que me alcanzaría más tarde en el salón de clases. Yo me fui directo.

Ranma 1/2: La Última VezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora