CAPÍTULO 8

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Lo que fue.

POV normal.

-¡Ranma ya DESPIERTA!

Esa era la misma voz que siempre lo sacaba de sus sueños, pero había algo diferente en ella. No sonaba tan enérgica y molesta como él recordaba. Si no algo más... tranquila. ¿Comprensiva?

Cierto, estaba gritándole. No eran los gritos escandalosos a los que estaba acostumbrado. Pero sí eran gritos. Los mismos que llevaba oyendo día tras día desde hace dos años. Repentinamente se sintió como si una enorme pesadilla hubiese desaparecido ante el despertar en un día nuevo.

La ilusión desapareció:

-¡Oh Ranma lamento haberte gritado!—exclamó ella angustiada—Es que no despertabas con nada ¡Ya no lo hago, pero despiértate más temprano! ¿Sí?

La decepción pasó por sus ojos cuando se levantó y la miró con una expresión que iba desde la alegría de verla viva hasta la tristeza de no reconocerla. Se dejó de cosas para pararse y sonreírle ligeramente.

-Gracias por despertarme. —Dijo—Ya bajo, me cambiaré de ropa en unos segundos.

-Bien.

Ella lo dejó solo en la alcoba. Y Ranma se sintió extraño de haber despertado con Akane en la misma casa y sin estar empapado. Una de las tantas cosas que había extrañado de ella cuando estaba en coma era su peculiar estilo de levantarlo para acudir a las clases... ¡Cómo lo extrañaba!

Ranma se vistió, mientras pensaba. Las cosas no estaban yendo como él se lo esperaba y eso lo tenía de lo más frustrado. Salió de la alcoba para bajar los escalones, no esperó lo que encontró.

Al pie de la escalera, Akane se sostenía del barandal para no caerse. Sus piernas temblaban y una de sus manos presionaba la cabeza. Una mueca de dolor pasmada en todo su rostro aumentó la angustia del muchacho que bajó como bólido a verla.

-¡Akane!—la llamó—Akane ¿Estás bien? ¿Qué te pasa?

-Mi cabeza...—susurró ella, con voz queda y frágil—M... ¡Me duele!

La chica apretó más sus puños golpeándose con ellos a cabeza, soltando tremendo alarido de dolor que hizo a todos los habitantes de la casa correr para ver cómo estaba. Ranma no demoró más de dos segundos en estar a su lado y sostenerla con sus fuertes brazos para no dejarla caer.

-Akane, reacciona ¡Akane!—le gritó.

Pero ella cerro los ojos y su expresión se suavizó cuando cayó desmayada.

-Se ha desmayado—dijo Ranma, sin soltarla y viendo su rostro como hipnotizado—Hay que llamar al doctor.

-Iré yo—Kasumi salió de la casa tan rápido que ni el delantal se quitó y corrió hacia el consultorio como si la vida dependiera de ellos.

Nabiki habló.

-Ranma, deja a Akane en su cuarto, debe estar recostada. —Soun solamente asintió ante la indicación de su hija.

Nodoka y Genma veían todo sin opinar, no estaban seguros de qué decir.

-Claro—respondió el chico de la trenza.

Cargó a Akane al estilo nupcial y dio pasos lentos para subir las escaleras. No dejó de mirarla ni por un momento. Abrió la alcoba de su prometida y la depositó suavemente sobre la cama, maravillándose de su expresión dulce y calmada ahora que no había dolor en ella.

-Akane—pronunció su nombre con la voz más suave posible, acariciando su cabello para colocar uno de sus mechones detrás de la oreja—Por favor, no me hagas esto, despierta.

Ranma 1/2: La Última VezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora