Capitulo 13

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Domingo 29 de septiembre, 18:45 hs.
Lille, Francia.

POV'S LOGAN

— ¿Pueden decirme qué pasó? ¿Qué le ocurre a mi hermana? — preguntaba exaltado una  y otra vez.

Estuve toda la tarde con Kayla, y hace veinte minutos me sacaron para hacerles unos controles, los acabo de ver salir y sus semblantes reflejaban desasosiego, eso no me dejaba nada tranquilo.

— jóven Nillson, por favor tome asiento. — habló Dominique, mirándome de reojo.

— Dominique, ¡no! No me sentaré hasta que me digan qué ocurre — hablé insistente.

— Logan, está todo en orden, lo tenemos bajo control.

— No, a mí no digas eso, porque sus rostros al salir de la habitación no me dijeron lo mismo — argumenté y ellos se quedaron en silencio. — Dominique... — ella me mira — por favor, dime qué está pasando — pedí calmado. Ella no pronunciaba ni una palabra. — por favor... es mi hermanita.

Lo piensa unos segundos, y voltea a ver a los demás enfermeros, finalmente vuelve su vista a mí, y habla. — Le hicimos el control semanal, todo dió bien, excepto

— ¿excepto qué? — la interrumpí.

— excepto el chequeo de vista, notamos un decaída en su visión, hace una semanas tenía todo perfecto, pero ahora solo es un 50 en su ojo derecho y un 70 en su ojo izquierdo. — sentí algo en el pecho. — Nos preocupa realmente que la bacteria esté afectando su sistema visual, ya que eso puede traer una grave consecuencia como

— una ceguera irreversible — completé desanimado. — No se puede hacer nada, ¿cierto?

— es lo que tememos, necesitamos hacer estudios, para localizar la bacteria y ver cómo combatirla, sin causar daños severos a Kayla pero esos estudios el hospital no los cubre y cuestan dinero — frunció sus labios.

Yo sólo miraba al suelo intentando procesar todo. — ¿De cuánto dinero estamos hablando?

— 830 francos — era mucha cantidad.

Una enfermera se acerca corriendo a nosotros. Se veía desesperada. — ¡Doctora, tenemos una emergencia en la habitación veinte!

— No puede ser... No me digas que él...

— temo que si doctora — dijo con las manos temblorosas.

De pronto, todos los médicos ahí, estaban corriendo a esa habitación, y pude ver cómo sostenían a ese niño de cinco años, e intentaban revivirlo, pero fueron intentos vanos, él ya se habia ido.

Conozco a ese niño, hacía dos semanas había entrado, tenía meningitis como Kayla, estaba en la habitación del frente de hecho, y todos los días, se hablaban, cada uno de su habitación. Eran buenos amigos. No sé cómo se lo diré a Kayla.

Entré a su habitación y la ví entretenida jugando con sus muñecas.

No podía dejar de pensar en lo afortunada que era ella por seguir viva, y lo afortunados que yo y Didier somos por eso.

— Oí unos gritos, ¿Qué pasó? — inquirió inocente.

Me parte el corazón tener que hacerlo. Pero se iba a dar cuenta tarde o temprano.

Me senté en la silla al lado de la camilla. — Es tu amigo... Él... Se fué...

— ¿A su casa? — sonríe — ¿Él se curó de meningitis? — preguntó emocionada.

Llamados Y Escogidos II © [TRILOGÍA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora