Cap. 2 Cielo quemado.

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Levi recorría con la mirada los rasgos femeninos del rostro, tenía que ser una jodida broma, tal vez solo era un varón con rasgos demasiado suaves, después de todo él mismo poseía rasgos finos en el rostro.

Sin pensarlo dos veces tomo el cierre de aquella ropa holgada y tiro de este en dirección contraria al broche de la tela dañándolo en el proceso y casi desgarrando la tela, una solución a su "duda" de género sobre aquel ladrón de joyas. El tirón fue tan violento que dejo al descubierto el pecho del susodicho.

El pelinegro soltó la tela que aun sostenía entre los puños cerrados, cuando buscando un dorso masculino se topó con un par de senos cubiertos con un brasier de licra negra.

- ¿PERO QUE DEMONIOS TE PASA MALDITO PERVERTIDO? Grito Hanji delatando su timbre de voz. Levi la miro por inercia viendo como el estuche negro se impactaba en su rostro con suficiente fuerza para hacerle sangrar la nariz asiéndolo caer sentado hacia atrás.

La castaña se levantó rápidamente apenas colocando la capucha y el tapabocas de forma desacomodada, llegando a la ventana sin dudarlo se colgó de la gruesa cortina balanceando su peso hacia el frente rompiendo el vidrio del ventanal y consiguiendo salir a la cornisa de la cual paso rápidamente al techo, corrió escandalosamente por las tejas que decoraban la techumbre del lugar hasta llegar al otro lado donde sujeto a un decorado se encontraba un cuerda previamente preparada para bajar a las salientes inferiores y de ahí al muro posterior.

Hanji respiro casi a aliviada al bajar a la última saliente, solo debía sortear el ventanal del salón y estaría un paso de escapar. Sin embargo un nuevo giro en aquella persecución la tomó por sorpresa en forma de un golpe directo en su espalda que la impacto directo al ventanal de delgado cristal que cedió con su peso haciéndola caer juntos dentro del salón donde la fiesta se estaba dando.

- Maldición... pensó la castaña mientras caía sobre una mesa repleta de platos servidos, la madera del mueble cedió ante su peso trozándose quedando ella boca abajo. – Ese maldito... uso mi propia cuerda para lanzarse contra mí...

La adrenalina estaba a tope en su organismo, sabía que ahora todos los presentes la miraban se giró lentamente, su cabello caía en desorden sobre la parte descubierta de su rostro, mientras la capucha y el tapabocas manchado de rojo le permitían mantenerse aun en anonimato. Pero eso no le impedía ver como Levi entraba por el mismo ventanal roto mientras se limpiaba en el antebrazo la sangre que aun salía de su nariz por el golpe.

- Reconozco que eres jodidamente hábil pero de aquí no hay escape... ladrón... Pronuncio el pelinegro en tono amenazante

- ¿Ese es mi estuche? Pregunto Kenny quien se había acercado lo suficiente para ver al sorpresivo intruso.

Levi miro a su tío y después una hojeada rápida a todos los presentes que inevitablemente veían con horror lo que ocurría. – Kenny solo llama a la policía, yo me encargare de retener aquí a este ladrón de joyas.

Apenas termino de pronunciar aquello cuando alguien desde la puerta grito alarmado.- ¡LAS CARROSAS SE INCENDIAN! Ahora todos giraron su atención hacia un creciente brillo fulgurante en el área donde las carrosas estacionadas se convertían en alimento de una creciente llama rojiza al mismo tiempo que varios caballos escapaban despavoridos ante aquello.

- ¿Pero qué...? Tú... tienes cómplices... Exclamo el pelinegro girándose para ver de nuevo a Hanji pero en aquella área ya no había nadie, la castaña se había movido rápidamente aprovechando el provocado caos del exterior. Levi la busco con la mirada pero ya era imposible, la gente corría de un lado al otro por el caos del incendio, la distracción perfecta para dar una nueva oportunidad de escape a la castaña. Dejando al pelinegro con una creciente ira y frustración.

Suciamente Irónico.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora