Pasaban de las 9 de la noche cuando el pelinegro entro al palacete, todo estaba en calma.
Dirigiéndose a la sala de lectura contigua donde encontró a su madre leyendo tranquilamente junto al fuego.
- Levi, cariño ¿Dónde estuviste todo el día? Cuestiono la mujer al verlo entrar a la habitación. El aludido se acercó con pasos cortos hasta su madre inclinándose para besar su frente antes de hablar.
- Pase todo el día con Petra después encontré a Farlan y estuve platicando un largo tiempo con él. ¿Kenny está en casa?- Cuestiono finalmente.
Kuchel acaricio el rostro de su hijo un momento – Esta en su estudio pero no vayas, esta... "atendiendo sus negocios".-
Levi tomo la fina mano que tocaba su piel dirigiéndola hacia sus labios para besarla igual que con la frente. – Tengo que verlo ahora, necesito que me ayude a hacer algo y queda poco tiempo.
Tras aquello el pelinegro salió dejando a su madre con la duda de que era lo que necesitaba pedirle a su tío.
El pelinegro se movía en silencio por el pasillo que lo conducía hacia el estudio de Kenny, mientras avanzaba por este un recuerdo de años atrás regreso a su mente, una noche lluviosa igual a aquella, él con tan solo 10 años cumplidos recorriendo ese mismo pasillo guiado por la curiosidad y soledad de aquel lugar lo llevo a acercarse al estudio de su tío de donde salían sonidos de discusiones, golpes, un extraño gorgoreo como si alguien se ahogara a momentos y otros más que no supo definir, "No me interrumpas cuando estoy trabajando" fueron las palabras que a menudo le decía Kenny a su pequeño sobrino cuando llegaba con hombres en extrañas circunstancias, los cuales solían ser sacados a rastras por los subordinados, entendía que aquellos cuerpos que sacaban como si fueran sacos ya no parecían seguir en este mundo.
Levi lo sabía bien, ya había visto "trabajar" a su tío en sus "asuntos privado" y conocía perfectamente que a Kenny le corría por las venas una sangre muy fría así que lo mejor era no "interrumpirlo cuando trabajaba" pero con 10 años la curiosidad le gano al pequeño Ackerman quien se acercó a la puerta empujando ligeramente con la buena o mala suerte de que esta solo se encontraba emparejada.
Por la rendija que se forma entre las hojas de madera vio a los hombres de Kenny parados rodeando a su jefe que se encontraba inclinado frente un hombre que permanecía con los brazos esposados al respaldo de una silla.
Kenny parecía feliz, con su desmesurada sonrisa y su mirada casi perturbada hacia un lento tajo en la mejilla de aquel hombre.
- Bien... igual hables o no ya tengo los nombres que necesito, pero no creerás que pasare por alto tu traición o no, a mí no me gustan aquellos se van de la lengua y menos por un mísero puñado de billetes... ¿En verdad creíste que no averiguaría quien filtro la información?-
Levi miro aquello con toda la inquietud que puede sentir un niño, la imagen de su tío asesinando a otras personas era perturbadora, en especial por el hecho de ser consiente que aquel hombre de sangre fría y sonrisa amplia era el que veía por su bienestar, entre sus ideas permaneció casi en silencio sin embargo su coordinación fina fallo en aquel momento resbalando entre la puerta y el umbras provocando que las hojas de madera se deslizaran demás y casi tropezando dio un corto paso al frente suficiente para que los presentes voltearan a verlo.
- ¿Qué mierda? ¿Qué demonios haces aquí mocoso?- Reprendió Kenny incorporándose para dirigirse hacia Levi quien se había quedado estático por el error cometido.
El pequeño pelinegro giro sobre si para correr lejos del estudio cuando la voz de Kenny se escuchó firme y autoritaria. – ¡Levi, ven aquí!-
Levi apenas miro ligeramente sobre su hombro comprobando que Kenny lo miraba con severidad desdés su posición con los brazos cruzados.
ESTÁS LEYENDO
Suciamente Irónico.
RomantizmEl destino... el destino ¿existe?, ¿Será que ya está escrito con que personas se cruzara nuestro camino? Y más aún que relación abra. ¿La felicidad y el dolor serán inalterables? Nadie lo sabe en realidad... lo único que es un hecho es que el llamad...