Empire V (Magic) [Finalizada]

Episodio 30

— Ariana y yo ya tenemos una tregua. Si te protejo, pondré en peligro esa tregua. Por la mañana, te devolveremos a ella.— Dijo Lisa y se volvió y rodeó el cuello de Jennie con un brazo. 

— Vamos a la cama. 

Solar sólo tenía una cosa para negociar. Cuando Scarlett le ordenó que rastreara a la Princesa de la Corona en el reino humano, ella había ofrecido a Solar ciertas protecciones para asegurar el éxito de la misión. Solar dijo en voz baja: — ¿Has oído hablar de los Señores de la Sombra?

Lentamente, Lisa se volvió, su lobo empujando a la superficie. Saltó por las escaleras y agarró la garganta de Solar.

— No juego juegos Fae. Habla claramente o te ejecutaré yo misma, aquí y ahora.— Dijo Lisa.

El poder de Lisa encubrió a Solar a la luz de la luna, inmenso e impenetrable. Pero el poder de Lisa era de los vivos, del mundo natural, a diferencia de los Vampiros, cuyo poder surgía de la noche y de los muertos. Solar se abrió a la La luz de la luna, el viento, la tierra debajo de ella, y su magia coqueteaba con el poder de Lisa hasta que su mente y Lisa se deslizaron sobre el viento. Llamó la imagen de una reunión bajo un puente junto al Hudson, donde había observado desde un barco con los otros guardias reales Fae.

Lisa aflojó su agarre pero mantuvo a Solar en su apretón mientras las imágenes turbias nadaban lentamente se enfocaban. Ariana con Kai, el pícaro Were cuya Manada había intentado matarla, y un hombre humano de pelo plateado y superior, a pesar de su fragilidad humana. Otros que no podía ver con claridad. Todos ellos reunidos en secreto. Abrió los ojos, se encontró con los de Solar y la soltó.

— Eres más que un guardia real. — Solto Lisa.

— Soy un rastreador, de la Casa de Edric.— Dijo Solar.

— No cualquier rastreador, entonces. — Murmuró Lisa. — Eres el Amo de Caza de Scarlett.— Solar asintió con la cabeza.

— Tengo más razón para desconfiar de ti.— Los caninos de Lisa brillaron. — Moonbyul, Levi, llévala al cuartel. Trátala como invitada, pero coloca un guardia en su habitación. Si intenta escapar, atenla en hierro y tráiganmela para matarla.

════ ≪ •❈• ≫ ════

Jennie estaba en el porche con Lisa mientras el bosque se tragaba el resplandor rojo de las luces traseras de los Rovers. Las nubes se movían en lo alto, desdibujando los bordes afilados de la luna creciente, ocultando su brillo con una neblina turbia. El claro en frente de la guarida descendió en la oscuridad durante largos momentos hasta que una astilla de luz plateada escapó del cielo cubierto y flecha hacia abajo desde arriba, sólo para ser extinguida entre un latido del corazón y el siguiente.

La oscuridad no disuadía a los que vivían de noche. Aquí y allá los ojos brillantes destellaron en los arbustos, zorros, zarigüeyas y zorrillos, cazando furtivamente para comer. El suave roce de las alas de los búhos cuando se abalanzaban para capturar ratones era un susurro en los árboles. En algún lugar del bosque, los centuri vigilaban. Incluso dentro del Compuesto, la pareja de la Alfa no estaba sin protección. Lisa habría despedido a los guardias, pero hacerlo habría creado sólo ansiedad entre la Manada.

Jennie se había acostumbrado a la presencia constante de otros, incluso en sus momentos más íntimos con su compañera. Sólo cuando cazaban, cuando corrían más rápido que todos y a todo, estaban siempre solas. El recuerdo de donde habían estado sólo horas antes, solas en el corazón de su tierra, de cómo habían estado juntas, libres y completamente unidas, la traspasaron con una sensación de añoranza que rara vez reconocía. Tan pronto como la melancolía se levantó, ella la apartó. Había elegido a Lisa, y con Lisa vino esta vida y todas sus demandas.

— ¿Estás triste?— Preguntó Lisa, sus ojos tan brillantes y agudos como los de los depredadores acechando el bosque.

— No.— Jennie dijo rápidamente. Y porque Lisa podía leer sus estados de ánimo, y su mente, con mayor claridad cada día, agregó.— Nunca triste, y no arrepentida. Pero tú no eres la única que se preocupa.

— Ella rozó los dedos a través de la melena de Lisa, crecida feroz y salvaje como ella en las últimas semanas. — Me preocupo por ti.