Capítulo 1

33 1 1
                                    

Samay 

Siempre he creído que la felicidad es lo único que te dirá cuál es el camino que debes tomar a lo largo de la vida. y aquí estaba yo, en mi primer día de universidad, un lugar donde tontamente creí poder encontrar mi felicidad, pero con el único problema de ser yo; Samay Brown, la hermanita menor de Emily y la decepción de mis padres. 

No sé dónde se encuentra mi primera clase y llevo buscándola por más de treinta minutos, sin resultado alguno, ni siquiera tengo alguna pista de donde se podría encontrar. Sin tener más remedio a mi situación saco mi teléfono y marco el número de Emily, de seguro ella sabe dónde se encuentra, está apunto de graduarse, así que debe conocer este lugar como a ella misma. 

—¿Que pasa hermanita? — escucho la voz fastidiada de Emily después del segundo tono de espera. Cierro mis ojos apretándolos con fuerza. De seguro estaba ocupada y yo con mi torpeza la interrumpo — Habla rápido, estoy ocupada. 

—No sé dónde se encuentra mi clase, creí que podrías ayudarme a encontrarla —hablo de forma rápida y la voz quebrada.

 —Pobre..., solo pregúntale a cualquier estudiante que este por ahí. No fastidies— sin más, corta la llamada. 

He seguido con mi búsqueda, sin dar con nada y solo me quedan cinco minutos para que empiece mi primera clase. Aguantando mis enormes ganas de llorar, me acerco a un chico que se encontraba de espaldas. Le toco el hombro, este se da vuelta mirándome con cierto enojo, logrando causarme temor, por lo alto y robusto que es. Trago el enorme nudo que tengo en la garganta y decido hablar.

 —Disculpa..., no logro encontrar mi sala de clases, ¿me podrías ayudar por favor? — estoy realmente avergonzada por lo que acabo de hacer y realmente no sé cómo mi voz salió tan bien. Debo tener el rostro rojo como un tomate.

 —¿Cuál es tu sala princesita? — a pesar de que tengo la mirada puesta en mis zapatos, logro visualizar como se voltea, y al hacerlo escucho una risa detrás del. De seguro estaba con una chica y yo con mi torpeza los interrumpí— Oye, ¿Cuál es tu clase? No tengo todo el día, niñita— habla con molestia y de inmediato le respondo. 

—Sa..sala 3, B—respondo con la voz temblorosa, esta suelta una sonora carcajada, señalando detrás de mí, sigo la dirección con la mirada en la cual apunta, y es mi sala— Oh..., gracias— sin más me doy media vuelta y entro a mi clase. Qué vergüenza... 

Este será un día muy largo...

sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora