Samay
Hemos estado comiendo en silencio. Yo solo miro mi plato y mis manos, no quiero correr el riesgo de mirarlo y que él se enfade.
—Espero que esto no tenga veneno— abro los ojos con sorpresa al escucharlo y por poco escupo la comida de mi boca, siento su mirada y una leve risa resuena en mis oídos.
—Claro que no, yo también estoy comiendo y no me quiero morir.
—Eso espero conejito...
—No tiene nada, solo las cosas que me dijiste que podía usar—le muestro mi dedo meñique en señal de promesa—Lo prometo— lo miro y la mira mi dedo meñique como si fuera algo estúpido, y al notarlo de inmediato lo bajo.
—Te creo conejito, esto esta delicioso—habla con seriedad, pero yo no puedo evitar sonreír al escuchar que le gusta mi comida, mamá siempre dijo que era muy mala cocinando, pero ahora veo que solo es cosa de gusto.
—Gracias.
Ya terminamos de comer, estaba por retirar los platos, pero Demonio me lo impide, arrebatándome un plato que estaba sosteniendo, yo me sobresalto ante su gento cerrando mis ojos con fuerza y retrocediendo un poco.
—No te hare nada, solo quería... nada hazlo tu— abro mis ojos, y este lanza el plato sobre la mesa, yéndose con molestia del lugar.
Ya terminé de recoger y limpiar todo lo que usamos, me duele el pie y no me quiero mover de aquí, de seguro que si lo hago Demonio se enoja, así que opto por sentarme en la misma silla que comí a esperar que el vuelva.
Belia
Desde mi intento de ayuda a conejito decidí salir a dar una vuelta de seguro que si seguía en la cabaña eso iba a terminar peor, ya son las doce de la noche sigo frustrado, enojado y toda esa mierda además el frio no ayuda mucho, decido regresar de seguro debe estar con miedo o pensando que la deje sola y no voy a volver.
Estaba llegando a la cabaña, y visualizo el auto de Ares junto al lado del mío, ahora que querrá el maldito mastodonte, me acerco y veo que este esta dentro con los ojos llenos de lágrimas mirando directo a la cabaña— que patético es, joder...—
—¿Qué te paso, maldito mastodonte? toco su puerta con fuerza, este se sobresalta y rápidamente se limpia las lágrimas bajándose del auto.
—José, dijo que murió...— joder, lo que faltaba.
—Si idiota y yo soy la mejor persona del mundo, vete a tu casa mastodonte— este me mira con cierta esperanza y sosteniéndome de los hombros.
—¿Esta viva?
—Si joder, vete de mí cabaña ahora y no me vuelvas a tocar en tu vida— lo aparto de un empujo y este casi cae, pero logra sujetarse de su auto con una sonrisa en el rostro, doy media vuelta y sigo mi camino a la cabaña.
Al entrar voy directamente a la habitación donde duerme conejito, pero no la encuentro y de inmediato me llega la idea de que se pudo haber ido, sin pensarlo mucho la busco por la cabaña, me relajo al verla durmiendo en la mesa de la cocina. Me acerco con cuidado y la cargo en mis brazos, ella se acurruca como si fuera una niña pequeña, acto que me tensa, nunca había echo este tipo de mierdas. La llevo hasta la habitación donde la recuesto en la cama cubriéndola con las mantas, me quedo apreciándola por un momento.
—Eres un ángel pequeña, pero te metiste en el lugar equivocado y vas a sufrir...—beso su frente y me voy de la habitación.
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sueños
ChickLitla vida de Samay siempre a sido un debate entre lo que es la vida real y los sueños, según sus padres ella solía confundir estas dos, pero ella estaba casi segura de que no era así, el problema era el casi y el no tener a nadie quien le dijera que e...