8. Camelia blanca

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Josh remojo el paño de nuevo en el agua fría y lo escurrió antes de ponerlo en la frente de Tyler.

Se había despertado antes de que su alarma sonará pero no sabía si era porque ya había dormido bien o si porque sintió el calor que desprendía el cuerpo del otro. Ni siquiera tuvo que tocarlo para saber que estaba ardiendo en fiebre. Y lo que le preocupaba a Josh era que no sudaba y eso solo significaba malas noticias.

Miro la hora en su celular, ya era tarde pero no podía dejar a Tyler solo en ese estado. Soltó un suspiro y volvió a cambiar el paño húmedo cuando este volvió a calentarse.

– ¿Qué hora es? –Tyler entre abrió los ojos e intento quitarse el trapo mojado de la frente.

– Espera, déjalo ahí –sostuvo la tela contra su rostro–. No te levantes –presiono una de sus manos contra su hombro para intentar que se quedara acostado en la cama–. Por favor, quédate ahí, tienes mucha fiebre.

– Tengo que irme ya –se sentó en la cama y Josh solo pudo ver preocupado como fruncía el ceño.

– No puedes ir a trabajar así, quédate aquí –lo empujo contra la cama de nuevo.

– Suéltame ¿Qué no piensas ir a la escuela?

– No puedo irme y dejarte aquí así –intento cubrirlo con la sabana de nuevo.

– Vete, puedo hacerme cargo de mí mismo –se giró para darle la espalda.

– Pero…

– ¡Que te vayas! –Josh lo miro con expresión triste–. No necesito que me estés cuidando ¿No habías estado molestado que querías terminar la preparatoria? Pues ahora ve y termínala.

– Pero Tyler...

– Solo necesito descansar y podré hacerlo mejor si no estás aquí molestándome –el menor asintió y se levantó para buscar su uniforme y dejarlo listo para preparar algo ligero de desayuno, porque dudaba que Tyler tuviese hambre. Preparo té de jengibre y dos tazones con fruta y llevo uno de ellos junto con una taza de té caliente hasta la habitación una vez que él terminó de desayunar.

– ¿Estás seguro de que vas a estar bien solo? No voy a llegar ni a la segunda clase de todas formas –Pregunto, poniéndose el suéter del colegio. Tyler no le contesto y el solo soltó un suspiro, tomando su mochila del piso y acercándose a la cama para checar que su temperatura hubiese bajado y, como temía, seguía igual que antes. Tyler se había vuelto a dormir y él volvió a cambiar el paño húmedo–. Ya me voy –se despidió aún sabiendo que no lo podía escuchar.

Estaba esperando el elevador cuando se dio cuenta de que de verdad no podía dejarlo solo estando con fiebre, así que saco su celular y busco el contacto de la única persona que sabía le podía ayudar–. Señora, buenos días ¿La desperté?

– No, para nada ¿Cómo estás? Me sorprende que me llames tan temprano –no pudo evitar sonreír por el tono amable que su suegra siempre usaba con él.

– Bien, gracias. Perdón, pero... ¿Puedo pedirle un gran favor? –entró al elevador.

– Claro, ¿Pasa algo?

– Ah… sí. Tyler.

– ¿Qué pasa con mi hijo? –Josh soltó un suspiro.

– Él… desde ayer estaba un poco enfermo, pero despertó con mucha fiebre y… no quiso que me quedará con él, pero no me atrevo a dejarlo sólo.

– Tranquilo hijo, comprendo, voy para allá, no te preocupes.

– Muchas gracias señora, la estaré esperando en el lobby –le dio los buenos días al vigilante y se sentó en los sillones que había ahí para esperar a Kelly.

SIN ESENCIA || TYSH Where stories live. Discover now