9. Genciana

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Bufó apretando la mandíbula cuando sintió como Josh se contraía, mientras se arqueaba contra el lavabo. Le paso la lengua por la espalda subiendo lentamente y recogiendo las minúsculas gotas de sudor que cubrían su piel e intento mordisquear la piel de su cuello.

– No –entreabrió los ojos para ver por encima de su hombro, su cara roja con una expresión erótica, no tenía otra forma de describirlo, la forma en la que sus cejas se arqueaban, los párpados cerrados y sus dedos cubriendo ligeramente sus labios. Los espasmos que tenía eran visibles en su espalda cubierta por la camisa de su pijama que apretaba con fuerza mientras jadeaba–. No lo hagas –apretó los ojos, estaba tan cerca.  Movió sus caderas con más fuerza y se empujó hasta estar completamente adentro, su pelvis restregándose contra las nalgas bien formadas–. No me muerdas –gruño viniéndose y cerrando sus dientes en la piel de su hombro, escuchándole soltar un grito.

Dejo ir la suave piel y apoyo su frente en la nuca del pelinegro para salir lentamente. Se tomó un momento para regular su respiración–. Date prisa para que pueda bañarme –le vio asentir mientras tironeaba de su camisa para cubrirse más.

Tyler salió del baño pasándose una mano por el cabello y fue a sentarse a la cama, dejándose caer en ésta. Se estaba volviendo loco. No tenía otra explicación a lo que estaba pasando con él más que esa.

Se froto el rostro con una mano, aún podía olerlo, aún podía saborearlo en la lengua. A Josh. A Josh y el dulce aroma que desprendía su piel, un olor que no podía reconocer claramente porque eran tantas cosas al mismo tiempo, dulce, cítrico, suave, todo. Estaba embriagado de ese perfume y para colmo el día anterior se había dejado manipular por las decisiones de su madre y se la había pasado pegado a él, todo el día rodeado de su maravilloso olor. Suspiro molesto mientras se quedaba viendo el techo.

Le molestaba porque no había ninguna razón por la que percibiera esa clase de cosas, Josh no estaba ni cerca de estar en celo y el estar teniendo que contenerse estaba empezando a cansarlo. Había veces que simplemente quería mandar todo a la mierda y dejarse llevar y anudar dentro, pero siempre se detenía–. Eso es mejor que estar en abstinencia… aunque siempre hay otras opciones –susurro para sí mismo.

– ¿Perdón? –se alzó para ver al omega. Iba enredado en una toalla, cubriéndose desde los hombros, y tenía el cabello húmedo revuelto–. Perdón, pensé que me hablabas –el pelinegro bajo la mirada y apretó la toalla–. Ya puedes meterte a bañar –se levantó y paso de él notando como se encogía.

El baño estaba caliente por el vapor, inhalo despacio. Nada. Ni un rastro del perfume. Esas eran las cosas que le confundían, no podía percibir su olor a menos que estuviera cerca de él. El tema le dio vueltas en la cabeza mientras se daba un baño rápido. Tenía que darse prisa porque iba a tener un día ocupado en la oficina por haber faltado el día anterior.

Cuando salió de la habitación Josh ya lo estaba esperando con el desayuno en la mesa.

– Probablemente hoy no venga a cenar, no es seguro –murmuro terminándose el café.

– Pero apenas ayer estabas enfermo, no deberías esforzarte tanto aún.

– Estaba, ahora tengo que ponerme al corriente con el trabajo –le vio recoger los platos y lavarlos rápidamente.

– ¿Tanto te retrasa solo un día? –limpio la mesa y se lavó las manos.

– Mucho, date prisa –se levantó y Josh lo siguió.

– Ya estoy listo, pero espera –le vio ir de nuevo a la cocina y regresar–. Póntelo, por favor –le mostro un cubre bocas.

– ¿Para qué?

SIN ESENCIA || TYSH Where stories live. Discover now