𝟏. 𝗮𝗷𝗲𝗻𝗷𝗼

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- Es un niño omega sano.

― Es precioso, mira sus manitas, oh dios, y su pequeña naricita, es hermoso.

― Tyler, ven aquí ―los ojos del niño de apenas seis años iban de un lado a otro, observando sentado en silencio desde hacía un rato a los adultos que rodeaban la cama de la señora Dun, quien acababa de dar a luz hacia un par de horas a su primer hijo―. Rápido Tyler, ven aquí ―se bajó de la silla de un salto y fue hasta donde su madre, apoyo sus pequeñas manos en el borde de la cama y se paró en puntillas para poder ver mejor lo que su madre estaba observando pero no alcanzo a ver nada. Miró confundido a Zack, su hermano mayor, quien solo se encogió de hombros.

― ¿Quieres verlo? ―ofreció amablemente la señora Dun, el miró a su madre y ella le asintió. Tomó impulso y se subió a la cama cuidadoso de no apoyar sus zapatos en las sabanas limpias―, acomoda tus brazos ―el niño sintió un pánico recorrerle cuando el pequeño bulto fue puesto en sus manos. Bajó la mirada cuando escuchó un quejido.

― V-va a llorar ―soltó nervioso viendo a su madre y tratando de sostener correctamente al recién nacido, podía sentir como el bebé se movía suavemente debajo de la suave cobija que le envolvía. Bajó la mirada para mirarlo. Era tan pequeñito.

― Anda, siéntate, así podrás sostenerlo mejor ―su madre le ayudo a sentarse quedando a un lado de la señora Dun. Ambas mujeres le miraban como si esperaran que hiciera algo y eso solo lo confundía más.

No entendía porque estaba todo tapado, es decir, si, hacia frio, era diciembre después de todo, pero no creía que el bebé estuviese cómodo todo tapado. Cruzó las piernas sobre la cama y para su sorpresa su madre no le regañó por tener los zapatos puestos. Apoyó al bebé en el espacio que había quedado entre sus piernas mientras le sostenía como podía con su otro brazo para poder descubrirle un poco la cabeza. El bebé tenía los ojos cerrados y respiraba pausadamente, su cabeza estaba cubierta por un gorrito azul pero se podían ver claramente mechones de cabello negro.

― ¿Qué piensas Ty? ―no miró a la señora Dun cuando le llamó, solo siguió viendo al bebé que dormía plácidamente. Alzó su mano libre y le picó la mejilla, sintiendo cuan suave era la piel. El bebé hizo un puchero y soltó un pequeño quejido mientras movía las manos. Curioso tomó la pequeña mano y para su sorpresa los diminutos dedos se cerraron con fuerza alrededor de uno de los suyos, el niño se sonrojó tratando de zafarse del agarre. El recién nacido volvió a soltar un quejido y entre abrió los ojos, volviéndolos a cerrar al instante, sin embargo, siguió intentando abrirlos―. ¿Y bien? ¿Qué piensas de él?

Miró a su madre y ella solo le sonrió, después a su hermano quien le hizo un gesto con la cabeza para que dijera algo, por ultimo miró a la señora Dun, quien sonreía al igual que su madre―. Es un bebé muy bonito.

― ¿Solo eso? ―miró a su madre confundido y después volvió a mirar al bebé. No entendía que es lo que quería que dijera, se acomodó mejor en la cama y apretó más al bebé contra sí, inclinándose para verlo mejor. Tenía la piel muy blanca, algo rosa en algunas áreas como las mejillas y la nariz y sabía que era muy suavecita, más que la suya o la de su mamá; cerró los ojos y tomó aire profundamente.

― Huele muy, muy rico.

...

― ¡Ty! ―un niño de tres años corrió con pequeños pasos hasta llegar hasta la puerta por donde entraba la familia Joseph junto con otras personas

― Joshua ―correspondió con una sonrisa el abrazo que el niño le había dado, sin embargo su padre le apretó el hombro indicándole que lo soltase a lo que obedeció de inmediato, Josh no entendió porque hizo eso pero no dijo nada, sabía que no debía decirle nada a los adultos.

SIN ESENCIA || TYSH Where stories live. Discover now