Despierto, una vez más, cientos de cabellos caen de mi cabeza y se acomodan sin más entre mis sábanas y almohada, parezco un demente, acaricio con suavidad mi rostro entero y mis ojos ven algo borrosos la distancia entre mi cuerpo con el techo, me siento algo cansado aún pero debo levantarme, así que solo tomo una de mis manos alzándola a la inmensidad, mientras poco a poco mi vista se enfoca, de fondo Dean se escucha con apenas dos niveles de volumen, termino por colocarme los lentes que quedaron tirados a un lado mío y al fin el mundo toma forma. Mientras tanto una jóven mujer pelea con sus hijos a las afueras de mi pequeña y cómoda casa, suspiro, a veces la gente ya no tiene nada más que hacer que solo discutir.
Al fín me pongo de pié, con las piernas descubiertas y una enorme playera blanca que hace disimular la figura de mi cuerpo, me veo frente al espejo después de tanto tiempo, y una sonrisa se asoma en mi rostro, me gusta lo que veo, el niño desaliñado enfrente mío que dice: Cuando salgamos de aquí iremos a tomar un buen corte de cabello.
Tengo una hermosa melena de león colgando hasta mis ojos, que me gusta mucho más cuando termina siendo como el pequeño pasto recién cortado, mi cara es ovalada según muchos, redonda a mi parecer, pero combina perfectamente con las sonrisas que puedo dar, un por de imperfecciones se asoman en mi debido a lo mucho que he sudado últimamente, la cama es muy caliente, pero sé que se pueden quitar con un viejo remedio casero, me contemplo: Eres tan bonito, que mereces que te amen. Me digo acariciando el falso contorno de rostro plasmado en la cristalina superficie, choco los cinco y salgo con los pies descalzos a ver como va el mundo, las nubes viajan, desearía viajar con ellas para conocer cientos de cosas nuevas, algunas aves cantan, me llenan de vida, pero claro, a pesar de todo eso bonito existe una mujer detrás mío gritando qué planeo comer hoy, ella es mi madre, y aunque su tono de voz realmente me irrita, corro a abrazarla porque un día más pienso que ella está haciendo su intento por entenderme y apoyarme. Peleamos cientos de veces, pero eso no quita que muy en el fondo la quiera, entiendo que muchas veces me irrito fácil y hago berrinches por cualquier cosa.
Hace pocos días me preguntó por la única persona de la que hablo sin parar a todo el mundo: está bien, gracias por preocuparte. Dije viéndole a los ojos y terminé explicándole que necesito hacer una misión increíble de amarme tánto como he sentido que la amo; Ese recuerdo se me cruzó acompañado de pequeñas lagrimas que también tenía rato ya no veía, pensar en como ella sonrió y me dijo que era fantástico verme inspirado en valorarme hizo que mis sentimientos se expusieran, a veces llorar no es tan malo, dijo alguna vez la señorita arquitecta de sonrisas.
La comida sabe deliciosa ésta mañana, el aire huele un poco dulce y la sensación de sentirme como alguien horrendo cada vez es menos perceptible, antes no podía si quiera decirme frases motivacionales, antes no paraba de compartir esas imágenes tristes diciendo que era poca cosa, se siente lindo aceptar un cumplido, escribir sin que sea necesariamente algo triste, creo que es la primera vez que pienso en mí como una genial inspiración, y aún así, al ladito de mi corazón queda la foto de quien me da fuerzas a lo lejos, tenías razón, la vida es más bonita así.
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Cosmos: El chico de las estrellas
Random《Nacido de azul pastel, aqua, café, bombones y muchos plumones.》