Cosmos: El chico de las estrellas

Bis

Y es que tengo miedo de perderte, ese miedo de saber que hay mejores y pronto te aburrirás de mi, por eso dime que te tome, para al estar entre ti sienta que juntos somos infinitos.

Pensaba el chico de las estrellas, el joven de manos regordetas y mejillas infladas, no sabía lo que la vida le tenía preparado, lo preparado no sabía que llegaría, y quizás ni tan preparado era porque la vida siempre improvisa. Entonces, de las cenizas emergió, justo cuando había tocado fondo, cogió aire y el mas increíble salto dio, la vida estaba tras esa oscura capa que la vista le impedía, el claro mar se observaba y al parecer, había más que vulgares caricias; era azul pastel, claro de la mañana, un romántico ser de esos que solo sueñan sobre una almohada en casa, su tiempo era, era su vida, aquella que antes pensaba no era la indicada, el deseo de realizar lo nunca soñado era incomprensible, tanto como intentar comprender su yo del pasado. 

Si el amor es ciego, cariño, tu no necesitabas lentes.

Y tal como las profecías dicen, el  mar se abrirá, un nuevo planeta nace, quizás no tan nuevo, tal vez solo estaba disfrazado de bengala. 

Cuando amas no te aburres, ni tendrás miedo de eso, y si lo tienes, toma su mano, aunque sude, aunque el brillo salga de ella, que si quieres soledad, puedes tenerla a su lado. 

Cuando amas, el contacto profundo sobra, ¿Qué es mejor que un beso tímido robado de su boca? Pensar por horas el plan perfecto y solo robar un beso en la mejilla, sin duda a la antigua saben mejores. 

Cuando amas... no necesitas un año para decir que será por siempre, ni una fecha del calendario para pensar en grande, porque cada día es tan merecedor de festejo, que los fuegos artificiales explotan a diario. 

Y cuando es correspondido... solo puedes decir: Eres lo que buscaba y por lo que no me quiero rendir. 

Porque si existe un nosotros, también hay un Tú y Yo, que suenan a poco pero poco es mucho si con dulzor te llenas, dijo alguna vez mi mamá. 

Cosmos = Nosotros