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Sus respiraciones ya estaban agitadas, el morocho lo tomó de la mano guiándolo a la cama, lo condujo levemente a quedar enfrente de el, mientras él se sentaba en la cama, Entonces lo sentó encima de él.El de pelo largo quiso retroceder, abrumado por la posición extraña, que ameritaba a su parecer quien sería el que se entregaría.Pero freno ante su incomodidad cuando encontró los amargos ojos de Mateo puestos en los suyos, con la dulzura justa que necesitaba para cobrar coraje y seguir.El mayor lo tomó de las mejillas, y aún que no lo podía admitir tan fácil, amo que le dedicara tantos gestos amables.

—voy a ser amable...—susurro en el cuello de Vainstein, El recién nombrado sentía una sensación de diversión y vergüenza, le daba vergüenza que Mateo lo vea así de tímido y indefenso.

El de pelo largo cerró los ojos, divertido ante las sensaciones que ahora eran propias de la realidad.Sintió un sabor amargo, reconociendo el vino que habían compartido hacía rato.Eso lo animó a seguir probando de aquella boca que parecía echa a su medida.

Siguió ahí entretenido en su acción, cuando sintió la mano tibia de Mateo tomarlo por el cuello, acariciandole la nuca y subiendo hasta sus orejas, Solo ese tacto lo enloquecía de una manera que desconocía.

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La voz jadeante de Manuel pronunciar su nombre lo sacudía de un modo impensable, lo enloquecía la idea de que ese ser le pertenecía a alguien más, como a Manuel le aterraba que la atención de Mateo sea robada por otra persona que no sea el, pero en ese instante, en esas paredes viejas y color celestes, quedaría siempre impregnado y cariño que rara vez dos adolescente sienten, si es que sienten.




-¿como anda la cuarentona?

𝐒𝐈𝐌𝐏𝐋𝐄𝐌𝐄𝐍𝐓𝐄 𝐀𝐍𝐆𝐄𝐋𝐈𝐂𝐀𝐋: 𝐭𝐫𝐮𝐞𝐩𝐥𝐢𝐤 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora