Hoy tenían planeado un robo, decían que cerca de Villa Carlos Paz estaba una quinta donde estaba un hombre con demasiada guita.
Mateo y Manuel no desaprovecharían eso.
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No tenían planeado nada, todo iba a ser improvisado y sencillo.
Pero el destino le traía mala suerte.
—¿ya?—preguntó Manuel, su arma lo acompañaba en sus manos al igual que Mateo, no sabían si el dueño de ahí estaba o no
—ya—anunció el pelinegro, abrió la puerta que por suerte estaba abierta, sus pasos eran lentos, tratando de que el piso no rechinara al pisarlo, Manuel imitaba las acciones de su amigo.
Los dos se miraron cómplices, Asintieron y fueron a los pasillos de la gran casa.
Manuel se quedó colgado viendo un cuadro, en este se encontraba un hermoso paisaje, uno que le gustó demasiado.
—dale Charlie Brown—susurro Palacios, apodándolo con su nombre falso, este río.
Siguieron explorando la casa, al parecer no había nadie y eso les facilitaba más.
—¿por donde empezamos?—Mateo no pudo responder ya que el ruido de la pistola de Manuel había sonado, asustado se dio vuelta, viendo a un señor de edad avanzada parado en el pasillo, sangre bajaba de su pecho hasta sus piernas.
¿Acaso Manuel le había disparado?
No quería culpar a Manuel, que lo miró con preocupación al ver lo que había echo, no iba a culparlo, capaz fue por miedo y sorpresa.
Manuel frunció su ceño sin saber qué hacer ¿acaso ese era el dueño de la quinta?
—señor...¿está bien?—"que pregunta más estupida Manuel, le acabas de disparar en el pecho"
Este no respondió, su cara no transmitía nada en común, a paso lento fue caminado hacia el baño.
Los dos chicos se miraron, ¿debían seguir con lo suyo? No sabían qué hacer, el hombre estaba tranquilo, eso estaba bien.
Pero dale, Manuel le había disparado a un hombre.
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Después de estar en aquella quinta, no robaron nada, el hombre tampoco había dicho nada y disidieron irse.
Pedro hablaba seriamente con Mateo, sin Manuel, claro.
Pedro se había enterado que Manuel le había disparado a ese hombre.
Aquel hombre era un ex-comisarió, tenía contactos, estaban en problemas.—¡NO SOMOS ASESINOS!—le gritó Pedro fuertemente para luego tirar el arma que estaba limpiando.—Ser ladrón es diferente a ser asesino, y ese pibe es los dos—
—Manu se asustó y por eso disparó...—dijo Mateo agachando su cabeza.—él nunca haría algo así, fue por miedo—
Pero dudo, y se noto en su voz.
¿Manuel era capaz de asesinar a alguien?