El amor de dos asesinos también muere.
Fue su voz, incansable, que llegó a su sentido más dormido.Despertándolo de su sueño eterno, que en su vida lograba consumir con descaro.Fue Manuel quien atravesó las sombras del amor, enterradas en lo más profundo de un alma desdichada nacida para robar.A el Manuel le robo dos cosas, primero el corazón y luego la vida.
Fue la fusión de dos personas haciendo lo más cruel e inexplicable para muchos, amándose en silencio a ojos ciegos que no podían detallar la esencia de ambos.
—che...te quería decir algo serio—Mateo agacho su cabeza, Mateo quería ser famoso, pero su camino se desvió y se arruinó la vida junto con Manuel.
Mateo quería ser conocido, no conocido como el Mateo que robaba, como el que solo Manuel conocía y sabía que era buena persona.
Una de las gemelas sabía lo que quería Mateo, y le había ofrecido por que no ir a París.
Sería conocido y tendría suerte, decía la gemela.
Y logró convencer a Mateo.
—me ofrecieron ir a París, ya sabes, para ser conocido, vos sabes que es mi sueño—Vio como Manuel levantaba la mirada, su cara estaba más pálida de lo normal y su cara no mostraba felicidad, no quería ver de nuevo aquella mirada oscura de él castaño.
—¿vos estas loco?París boludo, PARÍS, tu papá te mata—golpeó la mesada Vainstein, sobresaltando a Mateo.
—pero es buena oportunidad Manu—la felicidad de Mateo se notaba, y mucho, Mateo se iba a ir.
Ese era el mayor miedo de Manuel, perder a Mateo.
"El demonio es castaño y tiene ojos amargos, oh señor, el demonio me parece encantador"