Capítulo 2: El hombre del saco

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Cuenta la leyenda, que hace siglos, en un pueblo castellano, vivía un humilde agricultor que trabaja unas tierras que había heredado de sus padres.

Su nombre era conocido en toda la comarca por la gran calidad de sus cultivos, aunque algunos decían su secreto era que tenía unas tierras tan fértiles que cualquier cosa crecía al momento y sin necesidad de cultivarla con esmero. Aquello no eran más que chismes y embustes que la gente se inventaba por envidia al gran éxito del agricultor (que, pese a lo que dijeran, trabajaba tanto la tierra que alguna que otra vez llegó a desfallecer exhausto).

Por desgracia, aquellos chismes llegaron a oídos de un fantasioso noble que deseaba conseguir aquellas tierras milagrosas de las que todo el mundo hablaba. Mas, por mucho dinero que le ofreciera, el campesino siempre rechazaba su oferta y se negaba a venderlas las tierras de su familia, que tanto valor sentimental tenían para él.

Cegado por la ira y la envidia, el noble ordenó incendiar la casa del campesino mientras él y su familia dormía. Los gritos se escuchaban desde el pueblo, el negro de la noche se veía desplazado por el anaranjado brillo de las llamas, el humo negro cubría el cielo ocultando a la luna y a las estrellas el horrible final que le aguardaba a aquella familia...

Cuando amaneció, el altivo noble se personó en los cultivos acompañado del edil para comprarle los terrenos (pues al morir toda la familia, la propiedad había pasado al consistorio) pero, entre los escombros pudieron ver como un figura humana se levantaba y se dirigía hacia ellos. Aterrados, ambos dispararon contra el malherido campesino hasta que cayó antes sus ojos.

El incendio había sido provocado de tal manera que parecía un accidente pero las balas en el cuerpo del campesino sin duda desveleban que había sido asesinado por ellos, así que sin que nadie les viera lo enterreron en el bosque y juraron no hablar nunca de lo que había pasado.

Aquella noche el noble apenas pudo dormir porque cada vez que lo hacía soñaba con que el campesino salía de su tumba y caminaba cojeando hasta su casa. Mas el sueño no siempre era el mismo, pues cada vez empezaba más cerca de su casa. A las tres de la madrugada se levantó sobresaltado por oír unos golpes en el suelo, pero se convenció a sí mismo de que sólo había sido un sueño y volvió a cerrar los ojos.

Sin embargo, aquellos golpes no tardaron en repetirse, una vez y otra vez, y otra vez... acompañado del crujir de la madera y de unas pisadas que cada vez se volvían más fuertes. Pensando que todo estaba en su cabeza y que se había vuelto loco, el asustado noble se tapó con una manta y cerró los ojos con fuerza.

De pronto, su puerta se abrió de golpe y un ininteligible gruñido le hizo saber que sus pesadillas se habían hecho realidad. El cadáver del campesino había salido de su tumba y había caminado hacía allí, llevando un viejo saco que no paraba de gotear sangre. Aterrado, el noble cogió el revólver que tenía junto a la cama y le disparó, mas poco daño se puede hacer a quien ya está muerto.

Sin decir nada, el campesino comenzó a rebuscar en su saco y empezó a vaciarlo allí mismo, sacando la cabeza de todos y cada uno de sus siervos, la cabeza de quienes incendiaron su casa, la cabeza del alcalde... Atónito, el noble vio cómo sacaba una cabeza tras otra y las dejaba caer al suelo.

Presa del pánico saltó por su ventana y trató de huir de allí (a pesar de que la dolorosa caída le había facturado ambas piernas y solo podía arrastrarse por el suelo). Pero, nada más volver la cabeza, vio que el campesino ya estaba allí y que caminaba lentamente hacia él esbozando una sádica sonrisa, como si estuviera disfrutando cada segundo...

Pero esta sangrienta y macabra historia no acaba aquí, pues dicen que el espíritu del campesino sale de su tumba todas las noches, buscando más víctimas por toda la península ibérica... Así que, si alguna vez lo ves, no dudes y huye, pues cojea pero es más veloz que tú, su cara desfigurada no tiene ojos pero te verá aunque te escondas, sus brazos son esqueléticos pero una vez que te atrape ya no podrás escapar...

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