Capítulo 5: La leyenda del Sacamantecas

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Hace años, en la Hispania medieval, cierto sicofante viajaba de pueblo en pueblo haciéndose pasar por noble para sacarle el dinero a la gente apostando en juegos de cartas o robándoles (cuando perdía).

Se hacía llamar a sí mismo "Marqués de Veruela" y se cuidaba mucho de que tanto sus ropajes como sus modales emularan la sofisticación necesaria para crear un espejismo de nobleza y opulencia.

Mas, quiso el destino, que accidentalmente llegara al pueblo de Veruela. Si pasaba demasiado tiempo allí la gente descubriera su engaño enfurecería, pero para él mentir era un arte, su mayor talento, y si lograba engañar a toda la gente del pueblo nunca más tendría que preocuparse porque descubrieran su verdadera identidad.

Así pues, llego a la taberna del pueblo con mejor traje y trató de emular opulencia apostando fuerte en cada mano... Mas la suerte no le era propicia y pronto perdió todo lo que tenía a causa de su insensatez.

Asustado por deber más dinero del que podía pagar, salió de la taberna fingiendo un mareo y, con la excusa de tomar el aire, se encerró en la habitación de hostal que había alquilado y con las manos temblorosas y sudorosas hizo su equipaje lo más rápido posible para marcharse antes de que llegara el alba.

- ¿Iba a algún lado, señor Marqués? -Preguntó uno de los hombres a los que le debía dinero.
-Sólo a dar una vuelta por vuestro bello pueblo. -Dijo el falso marqués esbozando una nerviosa y forzada sonrisa.
-¿Querrá decir nuestro, no? Después de todo usted es el marqués de este pueblo. -Dijo otro de los hombres con un tono escéptico que le hizo saber que dudaba de sus embustes.
-Claro, claro. No os creáis los malos embustes y la calumnias que escuchéis por ahí, el Marqués de Veruela siempre paga sus deudas. -Dijo el asustado impostor, antes de cerrar rápidamente la puerta de su habitación para que no vieran que ni vendiendo todas sus pertenencias cubriría su deuda.

Tremendamente asustado y desesperado, el falso marqués, de nombre Durán, se arrodilló para rezar a Dios que le ayudara (mas resultaba muy hipócrita haber ignorado toda su vida sus reglas éticas y aún así esperar que lo ayudara para poder seguir timando a gente y, en el fondo él lo sabía). Sin embargo, una silueta antropomorfa sentanda sobre el alfeizar de la ventana se dibujó al instante. Pronto, aquella figura se volvió más nítida hasta poder verse a un hombre de cabellos y ojos rojizos, que esbozaba un pícara sonrisa.

-Mi padre no te escuchará, pero yo puedo darte todo el dinero que necesitas para hacer creer a quien sea que verdaderamente eres un noble. -Dijo la misteriosa persona.
-¿¿Eres el diablo?? -Preguntó Durán asustado.
-Digamos que tengo muchos nombres... Pero no dejes que eso te intimide. -Dijo el diablo antes de bajarse del alféizar de la ventana y colocarse frente a él.
-¿Por qué quieres ayudarme? -Preguntó Durán tratando de averiguar la trampa tras aquella oferta de ayuda.
-Digamos que me he divertido y reído mucho estos años contemplando tu alocada forma de vida. -Dijo el diablo mostrando una amplia sonrisa que iluminó su bello e imponente rostro de blanca y tersa piel.
-De timador a timador, ¿pretendes que me crea que me ayudarás sin recibir nada a cambio? -Preguntó Durán mientras levantaba una ceja mostrando su escepticismo.
-Te daré una talega mágica sin fondo, de la que podrás sacar todo el dinero que quieras, pero si alguien mira su interior se volverá un simple y vulgar trozo de tela normal y corriente. -Dijo el diablo mientras le tendía la mano para cerrar el trato.
-¿Y qué pasara con mi alma? -Preguntó Durán preocupado.
-Te ofrezco elegir entre vivir 10 años de verdadera opulencia, disfrutando como un noble, "viviendo como un marqués"... pero, a los 10 años apareceré ante ti y reclamaré tu alma. -Dijo el diablo con la intención de convencerlo gracias a su elocuencia.

Durán valoró su propuesta, pero en vista de que sus únicas dos opciones eran vivir lujosamente durante 10 años y pasar la eternidad en el infierno o ser linchado y lapidado por la enfurecida gente del pueblo (yendo seguramente al infierno debido a su mala y disoluta vida), finalmente aceptó el trato de Lucifer.

Durante 9 años disfrutó de una vida de lujos y riquezas, presumiendo de ello tan exageradamente que cada vez que llegaba a un pueblo iba lanzando monedas de plata por las calles. No sólo era rico, sino que había pagado al rey para que le diera el título de Marqués de Veruela, de manera que aquella dejara de ser mentira y mandó construir una gran finca cerca de dicho pueblo.

Sin embargo, un día, mientras dormía, uno de sus sirvientes se dejó llevar por la tentación y abrió la talega mágica. Cuando lo hizo vio que estaba vacía y se alejó al momento, pensando que su señor era tan desconfiado que había escondido su dinero en otro sitio. Al despertarse, Durán rebuscó nerviosamente en su talaga una y otra vez deseando que todo fuera una pesadilla, pero no lo era.

Furioso porque pensaba que el diablo había incumplido su parte del trato, se recluyó en un monasterio para que Satanás no pudiera reclamar su alma. Pero lo que no sabía, era que lo único peor que hacer un trato con el diablo, era hacerlo y tratar de engañarle. Pues el Lucifer que apareció ante sus ojos envuelto en llamas, tenía la piel roja, el pelo negro como el carbón y enormes cuernos y dientes.

Durán no se achantó ante él porque sabía que no podía entrar en el monasterio, sin embargo, el castigo que recibió hizo que viviera su propio infierno en la tierra, pues lo había castigado con la inmortalidad y una obsesión por cocinar...

Durante los primeros años, pudo vivir tranquilamente, pero tras pasar años, lustros, décadas... empezó a enloquecer y cuando le falto comida con la que cocinar, mató a los monjes para hacer manteca con la grasa de sus cuerpos y cocinarlos... Pero eso no calmaba su obsesión, pues cuando hubo hecho eso con todos los monjes, ya no tenía nada más qué cocinar, así que salió del monasterio y comenzó a hacer lo mismo con todo aquel al que viera...

Debes tener cuidado porque te parecerá alguien normal, pero si te ve te querrá matar... debes tener cuidado porque aunque sea de noche y te escondas, te verá y atrapará... Debes tener cuidado, porque si te atrapa: ¡¡EN MANTECA TE CONVERTIRÁ!!

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