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JungKook seguía molesto por la noticia del compromiso del príncipe. Todo se complicaría más, pero no quería preguntarle a SeokJin, sentía que sonaría muy sospechoso. Por suerte el príncipe le comentó algo, aunque no quiso hablar mucho del tema.

Era increíble. Todo salía a la perfección –dejando a un lado lo del compromiso-, había desarrollado un lazo con el príncipe, podía ser que hasta ahora solo de forma amistosa, pero de algo se empezaba. Ganarse la confianza y amistad de SeokJin no era algo que todos lograran.

Durante las siguientes cuatro semanas se estuvieron reuniendo todos los miércoles, viernes y domingos. JungKook ni quisiera supo cómo fue que llegó a tal punto de saber casi toda la vida de SeokJin y en cierta parte odió saberlo, porque le dolería tener que destrozar a un ser inocente para su venganza. También tuvo que contarle la verdad a Tae a pesar de que este no le gustó para nada.

Por el otro lado SeokJin no sabía muchas cosas sobre JungKook, pero por la tristeza que pasaba por su rostro al tratar de sacarle algo de su pasado, le animaba a no insistir cuando Jeon le decía "mi vida no es interesante, príncipe. Mejor cuénteme más de usted"

—¡JungKook! —gritó SeokJin para saltar a la espalda de Jeon.

Sí, tampoco sabían cuándo fue que llegaron a tener cierto nivel de intimidad para cometer aquellos actos. JungKook pensaba que SeokJin era osado al abrazarlo de esa forma, pero no le desagradaba, el igual lo hacía. Aunque claro, por el plan que tenía en mente. También estaba el hecho de que le costaba rechazar algo de Jin, cuando lo miraba con su preciosa cara, con sus ojos que irradiaban pureza e ingenuidad.

—Mi príncipe, si alguien nos llegará a ver, podrían malinterpretar esto —comentó con una sonrisa.

—Estamos a salvo, nadie viene por aquí. Por algo es nuestro lugar secreto.

JungKook no entendió porque la palabra "nuestro" le hizo sentir tan bien. Al igual que SeokJin no comprendió porque se sentía tan cálido y hormigueante decirlo.

—¿Su majestad está cansado? —preguntó cuándo SeokJin relajó su cuerpo, poniendo todo su peso en la espalda de JungKook—. Podría darle un masaje, si gusta.

No sería la primera vez, lo había hecho un par de veces. La piel de SeokJin era suave y sensible, por eso sus dedos quedaban marcado con facilidad. Solía pensar con ella, de cosas que no estaba orgulloso, no teniendo novio y sabiendo quién era realmente. Él nunca podría amar al príncipe, ni desearlo, él lo debía hacer por obligación. Porque a pesar de que era hermoso y un rayo de luz, seguía siendo el hijo del tirano emperador que arruinó su vida.

—Está vez podría yo hacerle unos masajes. Usted está todo el día trabajando, cargando cosas por todo el palacio, para después practicar. Su cuerpo debe estar agotado —murmuró despacio sobre el cuello de JungKook. La voz y los suaves belfos rozando su cuello le hicieron estremecerse.

—Usted es el príncipe, no creo que sea adecuado.

—Tampoco creo que estar echado encima de usted sea algo adecuado, pero somos amigos ¿no? No haremos nada malo.

—No sé mi prín-

—Odio hacer esto, pero aquí voy –dijo con un suspiro de irritación-. Como príncipe te ordeno a que te sientes en el césped y dejes que te le haga unos masajes.

—Su majestad...

—Es una orden —exigió antes de soltar a JungKook y tirarlo al suelo junto a él.

—Está bien —aceptó rendido.

SeokJin sonrió complacido y se ubicó detrás de Jeon.

—Vamos a ver que tan buen masajista soy.

Traición y venganza ㅡ KookJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora