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—¿Príncipe, qué le ha sucedido para que tenga esa brillante sonrisa en su rostro? —preguntó curiosa Momo.

—No sé de lo que habla... estoy normal —mintió.

—¡No seas así! Hemos estado sirviéndote desde hace cuatro años y te conocemos —dijo JiMin.

—Bueno, les contaré, pero no le digan a nadie.

—Es una ofensa que crea que le contaremos a alguien, es mi amigo príncipe, más allá de servirle por su familia, mi lealtad siempre será para usted porque le quiero —reprochó JiMin.

—Entiendo... Pero les advierto que en tonto y sin importancia.

—¡No de más rodeos y cuéntenos! —pedía ansiosa momo.

—Hoy choqué con un sirviente y resultó ser muy... cordial —confesó con un sonrojo.

—¿Eso era? –dijo decepcionada, esperaba algo más intenso—. ¿Pero no entiendo por qué eso lo ha hecho sonreír?

—No seas boba, momo. Es más que obvio que a nuestro Jin le gustó —decía JiMin con una sonrisa pervertida y entonces momo chilló.

—¡No, no, no! —lo detuvo SeokJin—. B-bueno, era muy apuesto, p-pero no me gusta, sólo intercambié unas palabras con él.

—Pero llamó tu atención y eso es algo.

—¿Y cómo era? Lo más seguro es que lo conocemos.

—B-bueno... era alto, pelo castaño oscuro; casi negro, piel algo bronceada y dijo que se llamaba JungKook.

—¡¿JungKook?! Sí, lo conozco... llegó hace unos meses y he hablado un par de veces con él, es muy apuesto.

—Sí y se la pasa entrenando, creo que de verdad quiere un puesto como guardián o algo de ese estilo ¿incluso podría ser el tuyo!

—Oh... pero bueno, creo que es momento de dejar el tema, ya será de tarde y necesito saludar a mis padres antes de su almuerzo.

—Como desee, príncipe. Nosotros tenemos trabajo que hacer, nos vemos más tarde. Vamos Momo, antes de que la señora Choi se enoje por no saber dónde estamos.

Cuando sus amigos se fueron SeokJin se dirigió a los aposentos de sus padres.

—Padre –hizo una reverencia en forma de saludo—. Madre —dio otra reverencia—. ¿Cómo amanecieron?

—Bien, hijo mío —le sonrió su padre—. Ven siéntate a comer con nosotros.

SeokJin obedeció y se sentó en uno de los cojines para comer las delicias que se encontraban en la baja mesa.

—Mi príncipe está cada vez más hermoso —dijo con orgullo su madre.

El príncipe avergonzado sólo le dio una sonrisa y siguió comiendo.

—En un par de meses cumplirás los dieciséis, así que a principio del próximo año ha de ser perfecto para que contraigas matrimonio.

SeokJin dejó de comer en el momento que oyó las palabras de su padre. Él todavía no quería casarse, si bien era uno de sus mayores sueños, no estaba ansioso por ello, en especial porque no había encontrado a la persona indicada para entregar su corazón.

Soñaba con encontrar el verdadero amor, la persona indicada a la que le entregaría todo su amor, cuerpo y alma, y que esa persona le entregara todo a él. Que su amor fuera una linda historia memorable y romántica a la cual pudiera contarle a sus hijos con orgullo y nostalgia. Pero todavía no encontraba a esa persona.

Traición y venganza ㅡ KookJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora