Capítulo 15.

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¡Hola mis bonitos lectores! CamiUzumaki316 perdón pero sería una blasfemia no dedicarte este capítulo luego de todo lo que nos hemos burlado de este pobre hombre, ahora es nuestra broma, así que te pensé toda la bendita edición, ay, gracias por tanto, perdón por tan poco.

Muchas gracias a las personas que se toman el cariño para leer. El capítulo lo narra Eiji. ¡Espero que les guste!

Mi corazón lo reconoció antes de que mi mente lo hiciera

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Mi corazón lo reconoció antes de que mi mente lo hiciera. Como una vida no era lo suficiente para atesorar a tan sublime resplandor mi alma lo encontraría en la siguiente, lo adoraría en cada una de ellas.

El tenue bamboleo de su flequillo entre el dorado de sus pestañas fue un contraste excelso para el gélido invernal, sus labios yacían entreabiertos, un ligero suspiro de confort fue el cántico del alba, su rostro se encontraba oculto entre sus brazos, la sábana se hallaba acariciando su espalda con una impresionante delicadeza. Él era majestuoso. Presioné los párpados, dejándome envolver por tan exquisita bruma de feromonas, me encantaba su aroma, me profesaba seguro con él. Delineé su mentón con suavidad, el corazón me arremetió con violencia, la electricidad chispeó en el aire, el tacto fue risueño. Su camisa había forjado un refugio para mi cuerpo. Lo amaba lo suficiente para creer en las promesas y para tratar de protegerlo. Me sobresalté cuando él presionó un beso en mis nudillos con una sonrisa galante. Él era cautivador.

—¿Estás admirando la legendaria belleza del lince de Nueva York? —Sus palmas se deslizaron hacia mi cintura, el toque fue vicioso, tan mortificante. La respiración se me trabó en la garganta, el silencio de nuestros latidos reinó en la habitación.

—Pensé que tu mal carácter era el legendario. —Él chasqueó la lengua, su intento de mueca falleció bajo un bostezo. Este lado de él, adorable e infantil.

—Mejor que ser un torpe japonés. —Descuidado y orgulloso—. Mis heridas tardan el doble en cicatrizar cuando tú las cuidas. —También me encantaba—. Eres una enfermera terrible, onii-chan. —Él se dio vueltas, bastó un solo movimiento para que me acomodase sobre su pecho, pude sentir cada palpitar bajo la punta de mis dedos. Ensordecedores e intensos.

—¿Eso crees? —Encajábamos a la perfección.

—Claro que sí. —Mi puchero lo hizo reír.

—De todas maneras me escogiste como tu amante. —Él sonrió, un estridente sonrojo coloreó la melancolía cuando él depositó un beso sobre mi mejilla. El aire estaba vibrando.

—Es cierto. —Él dibujó una galaxia de estrellas en mis hombros, cosquilleó. Su respiración tuvo un embriagador magnetismo—. Yo te elegí para ser mi amante. —Sus dedos se deslizaron entre mis cabellos—. Y tú me escogiste para ser el tuyo. —El alma se me enterneció ante tan hermoso mohín, el tiempo se perdió.

—Así es. —No pude sostener una mirada con él. No pude evitarla. Nuestras piernas juguetearon debajo de las sábanas.

—Esta sensación de estabilidad es extraña. —Una chispa de añoranza cristalizó lo implacable—. No estoy acostumbrado a tener un lugar al cual pertenecer. —Él elevó mi mentón. Esos ojos: verdes, intensos y profundos.

El amante del lince.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora