Capítulo 7:...debemos empezar cuanto antes con tu entrenamiento...

10 2 0
                                    

Después de ordenar y lavar la losa con Luna, fui a mi habitación y ordene mi ropa en unas maletas para llevarla a la casa de al lado.

El entrenamiento que mencionó Esteban me tiene un poco inquieta, no me da un buen presentimiento y no es solo porque sea floja y no me guste mucho hacer ejercicio ni nada por el estilo, pero no sé, algo dentro de mí me dice que tendré problemas con eso.

-¿Miedo? -preguntó Erik entrando a la habitación y se sentó en mi cama.

-No es miedo, pero si me siento inquieta -dije mientras guardo mi ropa en la maleta- tengo un mal presentimiento.

-Ummm -dijo Erik y lo vi hacer una mueca- Blanca, no quiero asustarte pero Esteban tiene una espada muy particular -¿particular quiere decir peligrosa?- esa espada tiene el poder de cortar y que su corte jamás sane.

-¿Y qué tengo que ver yo con eso? 

-Eso ya te lo dirá Esteban -dijo Erik y colocó algo dudoso su mano en mi hombro-. Estaré allí contigo, tranquila.

¿Debería estar tranquila? Sus palabras me hacen creer que Esteban me usara como saco de boxeo y eso no me gusta nada.

Erik me ayudó a terminar de ordenar mi ropa y luego bajamos con las maletas para llevarlas a la casa de al lado donde ya estaban unos hombres instalando la televisión y otras cosas.

-¿Entonces eso me permite ver lo que hacen otras personas? -dijo Alk mirando la TV.

-Puedes saber que pasa en otros lugares y puedes ver películas que son algo así como teatros que hace la gente pero lo ven por aquí -dijo Luna tratando de explicarle a Alk lo que era la TV mientras los encargados de instalar todo, los miraban como si tuvieran locos.

-Wow -dijo Alk sorprendido- han hecho muchas cosas en estos años.

-Ni te imaginas -le dije y él se giró notando mi presencia- ¿Debo llevar las maletas a la habitación de ayer?

-Claro -dijo- si lo deseas puedes usar esa habitación.

Erik volvió a ayudarme a llevar las maletas y las dejamos en la habitación del segundo piso.

-Muchas gracias, Erik -dije y le di un leve abrazo de agradecimiento.

-Fue un placer -dijo este sonriendo y me dejó sola en la habitación para que ordenara mi ropa en el gran closet que ayer no note.

En serio, no comprendo como no vi el closet, es gigante, de madera oscura y tiene un cajón con cerradura, el cual abrí rápidamente y en su interior estaba la llave. Dorada, la llave es dorada y tiene unas alas grabadas.

-Genial -dije y guarde mi cofre secreto en ese cajón para luego cerrarlo con la preciosa llave.

No es un gran misterio lo que tengo en ese cofre, son fotos, letras de canciones y algunos objetos que para mí son sumamente importantes y que quiero mantener lejos de las manos curiosas de los que me rodean, no quiero que rompan nada de lo que hay allí.

Ordenar mi ropa en el closet fue más difícil que cuando la saque, así que trate de dejarlo lo más ordenado que pude y salí de la habitación.

-¡Yomi! -exclamé feliz al ver una manzana verde en la mesa- mía -la reclamé.

Que raro ¿Quién dejaría solo una manzana en la mesa? Es como si la hubieran colocado a propósito allí.

Sentí una mano en mi hombro y después de eso me encontré mirando el techo.

-No tienes buenos reflejos -dijo Esteban mirándome hacia abajo y yo fruncí el ceño.

-¡Que bruto! -escuché la voz de mi prima- Chico, así jamas la vas a conquistar. Eso me llego a doler a mí.

Cuando las historias se hacen reales.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora