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Enero 23.

Han pasado un par de semanas desde que llegaron los nuevos vecinos, aunque no los he visto en algunos días. Ya no había tanta nieve en las calles y ya no hacía mucho frío. El día era algo cálido y, en cierta forma, me molestaba un poco.

A pesar de ello, me gustaba pasar un tiempo en el patio de atrás. El único lugar a parte de mi habitación donde puedo estar en paz y sin los regaños de mi padre.

Me divertía lanzar la pelota y hacer que diera justo en el centro de la canasta. El basquetbol siempre me ha gustado, eso debido a la influencia de mi primo YoonGi, que es 2 años mayor que yo. Cuando puedo verlo en las reuniones anuales familiares, él me platica de la escuela y de los deportes. Él es el único familiar en quien confió.

Mientras pensaba en todas las cosas que me conto la reunión pasada, lance la pelota con demasiada fuerza y ésta choco contra mi cara y boto por ese pasillo del jardín hasta llegar a la carretera.

Me dolió el impacto por la fuerza que utilicé inconscientemente, y cuando logré componerme corrí hasta él. No tengo ni la menor idea de cómo es que llego hasta la acera de la otra calle.

Tan pronto la cruce, vi que ahí estaba ese niño pelinegro de la otra vez con la mirada fija en el balón, parecía que ese balón logro derribarlo o algo así ya que el niñito estaba tirado en el suelo y parecía que alguien lo hubiera empujado.

Su carita asustada era...hermosa.

El chico era muy lindo. Su piel estaba ligeramente pálida, no más que la mía, sus ojos azules le hacían ver increíblemente inocente, sus labios rosados y carnosos que temblaban de...miedo eran una completa hermosura. Me acerque a él y me miró por primera vez.

—N-no...no me...lastimes...—

Su voz era tan linda, pero estaba llena de miedo. Y entonces aquel sentimiento dentro mío ese día se hizo más fuerte que pensé que no podría controlarlo.

—No, no voy a lastimarte. —intente tranquilizarlo.

Al observarlo más a detalle me di cuenta que en sus brazos tenían marcas rojas, y un par de moretones ya no tan visibles en sus muslos y sus piernas.

— ¿Cómo te llamas, pequeño? —

Me sorprendí que no haya actuado tímido, porque me da cosa hablar con desconocidos y porque solo tengo dos amigos, creía que me era difícil socializar.

—S-soy...T-TaeHyung...—tartamudeó.

—Bien TaeHyung, me llamo JungKook, ¿cuántos años tienes? —le sonreí.

El niño, TaeHyung, bajo su cabeza y evito cruzarse con mi mirada. Era muy tímido e increíblemente tierno.

—T-tengo...5 años...—

—Yo tengo 7, soy mayor que tú. —la sonrisa victoriosa que le mostré hizo que levantara la mirada y sonriera también, me sentí intranquilo y extrañamente eufórico.

Estire mi mano hacia él, para ayudarlo a levantarse. Él la miró con un poco de miedo, adive que era desconfiado, pero luego de unos minutos, sonrió tiernamente y la tomó.

Su tacto era...cálido y agradable...

Mi gélido corazón dio un brinco y me...gustó.

Mi vecino

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Mi vecino...

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