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Junio 28.

Ha pasado un tiempo desde que deje de escribir aquí. La verdad no me había dado cuenta. Mi vida era mucho mejor desde que TaeTae llegó, me sentía más animado, más alegre. Más yo mismo. Tenía un efecto sorprendente en mí, como un energizante o una droga, me traía mal porque lo necesitaba vorazmente. No me imaginaba pasar el resto de mi vida sin él.

Un día de la semana casual fui a ver a mi pequeño, pero cuando llegué vi a TaeTae otra vez estaba decaído, no me gusta verlo así. Lo repudiaba, deseaba que toda la tristeza desapareciera para que él no lo sufriera.

—Pequeño, ¿estás bien? —me acerque de nuevo él y rodee sus hombros con mi brazo.

—No hyung...—me confesó.

—Dime qué es lo que te pasa. —cuestioné.

—M-me mudare...—

Con esas simples palabras, mi mundo se derrumbó, mi corazón dolió y mi alma lloro. ¿Me abandonaría?

— ¿C-cómo que te mudas? —

Mi pequeño bajo su mirada y su zurda acaricio la palma de su diestra, no note que tenía una larga cortada que cubría con una venda blanca. Pensé más en sus palabras, han vivido aquí por seis años... ¿Por qué de repente se van, lejos de mí...?

—M-mamá di-dijo que...mañana nos i-iremos a Daegu...—

Mis ojos picaban...

+

Fui a despedirlos a la estación de tren, luego de eso partirían al aeropuerto y se irían a Daegu, a 237 kilómetros lejos de él y sin la posibilidad de que ambos se visitaran mutuamente. Ni siquiera anualmente parecía una opción.

—TaeHyung, bebé, prepárate. Ya casi es hora. —dijo la señora Kim con tristeza.

Ella sabía lo encariñado que estaba TaeTae conmigo, a ella también le dolía tener que separarnos. Pensé en esos momentos que era un poco egoísta, pero la mujer de verdad no tenía opción.

Mi pequeño asintió y luego se acercó de vuelta a mí. Se mordió ligeramente los labios hasta que levantó su mirada y me vio directamente a los ojos. Estaban cristalizados, pero aún se veía adorable para mí.

—Lo voy a extrañar, hyung...—

Sus ojitos estaban un poco rojos e hinchados, él había llorado junto a mí todo el viaje de camino al tren. No intente callar mis sollozos, aunque sabía que eso lastimaba a TaeTae no pude evitarlo.

Estaba por separarse e irse con su madre, fui en esos momentos cuando la voz se apareció en mi cabeza.

Bésalo...

No me resistí. Así que lo tomé de las mejillas y le di un beso en sus suaves labios. Sus esponjosos, calientes, pequeños, jugosos y rosados labios. Tan malditamente adictivos con un delicioso sabor a fresa que me dieron ganas de devorarlo por completo.

Nos separamos por luego de unos segundos cuando me falto el aire desgraciadamente, mi TaeTae se sonrojo y bajó su mirada, pero luego la alzo y sonrió. De la bolsa de su sudadera saco una caja y me la dio. Me pidió que la abriera.

Obedecí, dentro había un dije con una cadenita. El dije tenía forma de T, sonríe en grande cuando TaeTae tomó mi mano y me di cuenta que en su pecho reposaba un hermoso collar con un dije en forma de J.

—Adiós hyung. —





—Adiós pequeño...—

Mi primer beso

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Mi primer beso...

Él fue...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora