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— ¡Tú me obligaste! —ataqué.

— ¡N-no es así! ¡Lo que paso no es como lo viste, ya te lo dije! —

— ¡¿Ahora me llamas mentiroso?! —me irritaba cada vez más.

—No es así, Kookie-hyung...—

Ese truco, siempre caía en ese truco, me rendía cuando me llamaba de esa manera. Pero, esta vez, era diferente, no iba a calmarme con eso porque sabía que tenía razón y su maldita actitud me sacaba de quicio.

—Sí, lo haces. ¡Lo defiendes! —apreté mi agarre.

— ¡Ya te dije que no! ¡Suéltame! —

Tensé mi mandíbula y sujeté con más fuerza su brazo, la ira me invadió, sus gritos hacían eco en mi mente y me hacía doler la cabeza. Era demasiado irritante, ¿cómo es posible que sea tan insolente? ¡¿Cómo se atreve a retarme?!

Golpéalo.

Volví a escuchar esa voz y, antes de que me diera cuenta, mi pequeño estaba en el suelo. Pude ver lo sorprendido y asustado que se puso, su mano estaba en su mejilla izquierda y mi diestra ardía.

Le había abofeteado. Había golpeado a TaeHyung...

Sin embargo...no me sentía mal. Al contrario, me hizo sentir imponente y bien conmigo mismo, porque sabía que se lo merecía por su mala actitud y por el haberme traicionado.

Con ese sentimiento recorrer por mi cuerpo, me incline hasta quedar a su altura y lo tome fuerte de su mentón, una sonrisa maliciosa se dibujó en mi rostro.

— ¿Ves? Esto es lo que me haces hacer. Escúchame bien, TaeHyung, no vuelvas a llevarme la contraria. Y jamás vuelvas a ver a BoGum. —hice más fuerte mi agarre. — ¡¿Has entendido?! —

Apreté mis dientes al gritarle lo último, mi voz salió tan gruesa e intimidante que hasta me sorprendió un poco, y a él lo asustó. TaeHyung derramaba varias lágrimas mientras lo forzaba a mirarme. Al ver que no me respondía, lo acerqué más a mí y repetí mi pregunta, él asintió con miedo y por fin lo solté.

No sentí la más mínima culpa por hacerlo llorar, porque él se lo gano. Debía castigarlo para que me entienda, así como a un perro hay que entrenarlo, yo quería asegurarme que jamás se le vuelva a ocurrir ver a ese idiota y traicionarme de nuevo, porque era seguro que lo castigaría peor si se atrevía.

Lo sé, es extremo y enfermo, pero ¿qué me importa? Él es MI novio, es de mi propiedad, y no dejare que nadie me lo quite, nadie podrá y nadie se atreverá.

No, nadie.

Él...

Es...

Solo...

Mío.

Golpeado

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Golpeado...

Él fue...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora