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Diciembre 30.

Fuera de aquella casa quemada, varias personas y fotógrafos rodeaban la cerca que separaba el pavimento del césped; la noticia había volado como hojas en el otoño y ya muchas personas se habían enterado. ¿Cómo no hacerlo? Si el caso sacudió a la capital.

En aquella autopista que muchos usan, pero que ignoran, era imposible no evitar fijar la mirada en esa gran bola de humo y luz amarilla que había brillado desde la noche. Los bomberos tardaron unas cuantas horas en apagar lo que antes había sido la escena de un crimen.

Algunos policías estaban allí en la escena mientras los forenses hacían lo suyo. Muchos murmuraban indiscretamente, sin pena alguna de sus sucios y nada mórbidos comentarios acerca de...él.

—Oficial, ¿puede decirnos qué fue lo que sucedió este viernes por la madrugada? —preguntó un reportero. Aquella información valía plata.

Entre toda la innecesaria multitud, estaban los familiares y compañeros del finado. Y uno de los más importantes de los presentes era Park JiMin, quien cruzaba por su séptimo mes de embarazo. Apenas regresaba de un pequeño viaje a Daegu y paso por esa carretera. Por esa maldita carretera.

—Dicen que el número 290 escapo del presidio hace un par de noches y hoy fue encontrado su cuerpo. —

— ¿290, escapo del presidio? ¿No fue el que secuestro y asesino a su pareja hace algunos años? —

—Sí, ese mismo. Hace 10 años que su juicio salió en las noticias, creo que se llamaba... ¿Jung JeongGuk? ¿Jeon Yunggok? ¿Jeon JungKook? Ah, ese. Sí, ese era su nombre. —

Más de ese tipo de cosas se oían por ahí, JiMin estaba pálido. Para ser sincero, él quería creer que no era cierto, quería comprobar que su antiguo amigo no estaba...

No quería quedarse con la duda, no quería creerlo. Después de todo, no habría sido la primera vez que inventaban un rumor acerca de él y su caso. No pudo evitarlo. Paso por debajo de la cinta policiaca y corrió por el jardín mientras YoonGi y HoSeok le gritaban porque se detuviera.

Los policías trataron de detenerlo, aunque no hizo falta. Él se detuvo abruptamente cuando la vio. Con su cabello negro, su piel pálida y sus ojos gélidos. Esa mujer que no había dicho ni una sola palabra de su único hijo en 10 años. Esa mujer...

— ¡Señora Jeon! ¡Señora Jeon! ¿Qué sabe del asesinato de su hijo? ¿Sabe quién lo hizo? ¿Fue por lo que paso hace diez años? —gritó alguien de entre la multitud, y le siguieron más.

La señora Jeon no respondió a ninguna pregunta, ni siquiera los miro, su rostro estaba neutro y no parecía estar dolida, ni siquiera preocupada o aliviada. No parecía sentir absolutamente nada.

No muy lejos de dónde estaban, había un reportero junto a un policía. Aquel hombre que no se iba por las ramas y fue directamente al punto sin algún tipo de respeto por los familiares.

— ¿Cómo fue que Jeon llegó acá? ¿Alguien lo ayudo a escapar? —

—No, todos los demás reclusos estaban en sus celdas, y Jeon no tenía un compañero de celda. No tenemos forma de saber cómo fue que escapo. —

— ¿Cómo fue que murió? ¿Murió por el incendio? —insistió.

—No, Jeon murió porque lo apuñalaron 134 veces, según el forense, parecía ser un acto de venganza. Además, que arrojaron su cuerpo dentro de una bañera en el piso de arriba. —

— ¿Venganza?, ¿Hay sospechosos? —

El rostro del policía se oscureció. Porque, en esos momentos, se podían oír las ruedas de una camilla, la del forense.

—Capturaron a alguien. Fue quien inicio el incendio y lo contemplo en el jardín. Creemos que lo asesino por lo ocurrido hace años. —continuo.

— ¿El asesino espero diez años para vengar a Kim TaeHyung? —preguntó.

—Así parece. —suspiró.

— ¿Quién es, oficial? —cuestionó con una sonrisa diabólica en su rostro mientras miraba a JiMin.

—El asesino de Jeon JungKook se llama Park BoGum, ha estado desaparecido por 5 años. Parece que solo regreso para terminar con...cuentas pendientes. —

Entonces, lo vio. Aquel hombre con quien paso su niñez, su adolescencia, aquel que le quito su virginidad con pasión. Aquel hombre con rostro neutro, pero con corazón honesto que sufrió por años. Aquel muchacho de quien una vez se enamoró. Que alguna vez estuvo lleno de vida, ahora carecía de ella.

Su pecho ensangrentado, sus labios empapados con hilos carmesí, sus ojos negros sin vida y con su corazón extirpado. Pero, aun peor, la clara decepción y desprecio reflejado en la cara de esa mujer fue lo que lo quebró. Aún más, aquellas mismas palabras que menciono Jeon JungKook aquel día, cuando apareció en el funeral de TaeTae.

Se lo merece...—



Y JiMin se desmayó.

Y JiMin se desmayó

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El que lo mató...

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