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Enero 7.

En ese enorme salón, lleno de gritos, indignación, tristeza, ira, reporteros y algunos oficiales de policía estaban los implicados en el caso. El juez Kim tenía en sus manos toda la evidencia contra el...acusado.

Mismo que no había dicho nada en toda la sesión, ni para defenderse si quiera o para reclamarle a aquellos que antes fueron sus amigos, pero que ahora estaban totalmente en su contra. Y luego de varios minutos en los que todos estuvieron envueltos en un silencio sepulcral, el de mayor rango habló.

—Joven Jeon JungKook, dada la evidencia clara y contundente que se nos ha sido demostrada, se le encuentra culpable por los siguientes delitos; maltrato físico y psicológico, secuestro, violación y asesinato en contra del menor de edad, Kim TaeHyung de 17 años, por lo que cumplirá una condena de 30 años de prisión sin posibilidad de libertad condicional.

El Juez cerró el caso al azotar su mazo y salir de la habitación. Suspiros y reclamos se hicieron todavía más notar entre los presentes. Pero nada salió de la boca de JungKook.

Él solo dejo que el policía que estaba a su lado le pusiera la camisa de fuerza, por precaución, y empujara la silla de ruedas en la que estaba atado por si intentaba algo. JungKook solo miraba la nada, perdido en sus pensamientos y en sus recuerdos de lo acontecido hace pocos días.

Esas memorias en las que se veía a él mismo golpear repetidas veces por casi todo su débil cuerpo, la voz de él que le suplicaba que parase hacía eco en su mente, porque en esos momentos hizo caso omiso.

Recordó cómo lo violo brutalmente una vez, y otra vez, y otra vez. Como se llenó de placer al ver toda la sangre que salió del interior maltratado y abusado de TaeHyung, como el muchacho lloraba sin consuelo.

Como TaeHyung le grito entonces.

— ¡Te odio! ¡Ojalá nunca te hubiera conocido! —exclamó con desespero y odio, que habían salido a flote cuando su mente se rompió por culpa de quien, alguna vez, fue el amor de su vida.

Sin imaginar lo que sucedería después, de cómo el mayor se llenó de furia, de cómo lo agarró del cuello y comenzó a estrangularlo con fuerza mientras lo abofeteaba en el rostro una y otra vez.

¡Jamás digas eso, ¿oíste?!

Entonces, TaeHyung por fin pudo ver una oportunidad, por fin tuvo el valor. Y es que el muchacho lo golpeo en el rostro con su codo para que lo liberase. Quito la llave del bolsillo del mayor y se sacó sus cadenas.

Para terminar por ser perseguido por toda la casa por JungKook, quien estaba más que furioso. Era el demonio en persona, no pensaba, no razonaba ni se calmaba. Se había convertido en una bestia.

¡Vuelve aquí, maldita escoria! rugió.

¡Déjame! ¡No me toques!

Recuerda como TaeHyung lloraba y, a pesar de estar adolorido y con sangre que salía de su interior, corría lo más que podía para escapar de la bestia. Aunque en esos momentos sabía que era imposible.

Recuerda cómo se arrojó sobre TaeHyung, y evito que avanzara. El lastimado cuerpo del menor quedo recostado boca abajo sobre la mesa que se encontraba cerca del comedor, cerca de la salida.

Recuerda como él se removió y trataba de zafarse del agarre. JungKook lo impedía y, en cambio, lo mordió con fuerza su cuello y de ambos lados. TaeHyung gritaba y sollozaba.

¡Déjame ir! imploró y desgarro su garganta.

— ¡Jamás! —él hizo lo mismo.

Iba a hacerlo, iba a hacerlo de nuevo. Iba a poseerlo y dejarle en claro quién era su dueño, estaba por desvestirlo otra vez, estaba por arrancar esa bata que lo cubría, iba a volver a penetrarlo...iba a llegar hasta el fondo...

JungKook miró de reojo su mejilla izquierda, allí se encuentra un vendaje que cubría una ligera cicatriz. Misma que le hizo TaeHyung cuando, en un intento de liberarse, lo golpeo con un vaso y éste término por romperse.

TaeHyung corrió tan pronto el otro se apartó de él, pero JungKook lo alcanzó y lo tomo de los hombros, lo giró y lo tumbo al suelo con muchísima fuerza que hizo un eco terrible y el menor grito. Su mente se nubló, se desconectó.

Por cuatro eternos minutos, no pensó, no razono. Y cuando reacciono, era tarde. Aún recuerda cómo, aún en su inconsciencia, el menor lloraba y se...ahogaba.

Lo vio. Vio su rostro, su hermoso y pacífico rostro con sangre en sus labios y hematomas en sus mejillas, sin embargo, se veía tranquilo...Volvió a mirarlo, con pánico y se dio cuenta, salía sangre de la cabeza de TaeHyung y su cuello estaba morado.

No...no TaeHyung...

Él no respiraba.

Entro en pánico y quito sus manos del cuello del menor.

N-no bebé, despierta, por favor...juro que cambiare... ¡TaeHyung, despierta!

Recordó como tomó el cuerpo del menor y lo sacudió, con desespero. TaeHyung no respiraba, no se movía, no latía su corazón. Su cabeza sangraba a mares y sus labios perdían su color natural y los remplazaba con el color carmín de su sangre.

Recordó como, así de la nada y mágicamente, la señora Kim, sus padres y varios policías entraban de golpe a la casa luego de haber destrozado la madera de la puerta.

Recordó como la señora Kim corría hasta él con total desespero y agonía, con tristeza e ira. Lo golpeó y le gritó tan pronto estuvo frente a él y al cuerpo del menor, entre sollozos tomó el cuerpo de su niño de entre los brazos de JungKook.

Su padre estaba en el suelo llorando, y su madre lo miraba sin expresión mientras un policía lo esposaba. Pero dirigieron sus miradas a la adulta menor en cuanto sus sollozos se hicieron más evidentes y una frase exacta que salió de sus labios, las dos palabras que heló a los presentes; no respira...

Recordó como un policía pedía por una ambulancia al oírla. Como la pobre mujer abrazaba a su bebé mientras lloraba, mientras su corazón se rompía y su mente se quebraba. Recordó como la ambulancia llegaba de prisa y los paramédicos tomaron el pulso de su pequeño.

Como uno de ellos se apartó lentamente y detuvo a su compañero que le hacía RCP al pobre muchacho tendido en el suelo. Ambos se miraron y el que tomó su pulso comenzó a negar con la cabeza lentamente.

—Es muy tarde. Está muerto.

Recuerda perfectamente el grito de aquella pobre madre desdichada, como abrazaba con más fuerza el cuerpo de su único hijo, como se aferraba a él con la esperanza ilusa que despertara y le dijera mamá otra vez, como maldecía una y otra vez a Jeon JungKook.

Mientras que él, él quería abrazar a su pequeño, quería besarlo. Sin embargo, solo lo vio desde lejos, mientras cubrían el cadáver de TaeHyung con una sábana y a él lo metían en el vehículo policial.

Mientras más recordaba, más se extendía esa sonrisa enferma en su rostro que no lo había abandonado desde que vio a Kim JiSoo destrozada en la corte.

Mientras más recordaba, más se extendía esa sonrisa enferma en su rostro que no lo había abandonado desde que vio a Kim JiSoo destrozada en la corte

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Su condena...

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