Lo primero que hice al llegar a casa, fue correr hacia mi habitación y ver por el balcón, esperando que él no estuviera allí. Al no verlo, solté un grito de emoción e hice un baile mero extraño, el mismo que Mary observó antes de fruncir su ceño y verme con la incógnita plasmada en su cara.
—Oh, hola —saludé torpemente y ella sacudió su cabeza un par de veces antes de hablar.
—Como sea, no preguntaré que hacías porque temo estés más loca de lo sé que estás. Así que mejor dime cómo te fue hoy —me senté en mi cama y segundos después ella también estaba sentada a mi lado, en espera de que le contara como había sido mi día.
—Bien, no me quejo. ¿El tuyo? —Si pensaba que mi respuesta iba a ser más que satisfactoria para ella, iba equivocada.
—Ajá, ¿Qué ocurrió? Y no me mientas —me hice la desatendida y ella suspiró—. ¿Tiene que ver con el chico de la serenata de anoche, verdad? —Ah, entones no estaba dormida como me hizo creer que estaba.
—Creí que estabas dormida —reproché.
—Y yo creí que por fin ibas a hacerme cuñada, pero ya veo que no — ¿Cuñada? —. En fin, ¿Qué pasó con él? Porque asumo que ese baile extraño era por no haberlo visto ahí abajo, ¿Verdad?
¿Tan obvia había sido?
<El baile nos delató>
—Es una larga historia —ella alzó su ceja derecha en mi dirección y suspiré—, te la contaré mientras preparo la cena. ¿Te parece?
—No diré nada en contra de ese trato que es más que justo —lo intuía.
Mientras preparaba la comida, le conté lo sucedido está mañana, y aunque también se hecho a reír, al menos ella concordó en que el perfume podía usarse como protección. Oh era que le había hallado lógica, o ambas estábamos mal de la cabeza.
Seguimos hablando de eso, y cuando supe que estaba por decirme algo referente al amor, cambié el tema rotundamente, lo cual ella respeto, sabiendo que tarde o temprano tendría la oportunidad de decírmelo.
Si no era hoy, sería pronto.
Eso era seguro con ella.
La observé comer su plato de lasaña y noté que su cabello negro iba más largo, al igual que su bronceado era un poco más notorio. Sus ojos cafés me enfocaron y con la mirada me preguntó qué rayos me pasaba y por qué la veía tan detenidamente. Sacudí la cabeza y actúe no saber nada.
—Te ha crecido el cabello —le comenté, lo cual ocasionó que agarrara un mechón del mismo y lo observará con detenimiento.
—No he podido ir a cortarlo, este fin de semana iré.
— ¿No has pensado en usarlo así, largo? —Se lo pensó un momento antes de negar con la cabeza y sonreír de lado.
—Me gusta usarlo corto, a parte que es más fácil de manejar y peinar —entorné mis ojos y ella sonrió—. No lo digo por tu cabello, que conste.
Ajá, claro.
Lo que tú digas, Mary.
Pensé y me reí internamente de eso.
Más tarde estaba en mi habitación con mi pijama puesta y con la intención de dormir tranquilamente. Pero mis planes se fueron al traste cuando Mary entró con su almohada y cobija en mano, indicándome que planeaba dormir esta noche en mi cama y tener la charla que habíamos dejado pendiente. O la que ella creía que teníamos pendiente.
Le hice un espacio a mi lado y solté un bostezo al sentir el sueño invadir cada vez más si sistema.
Pero Mary se adelantó y sacó varios temas, los cuales me mantuvieron despierta hasta que tocó ese tema otra vez.
—El amor no es malo, Kensie —sentí su mirada clavada en mí, pero no tuve el ánimo de verla de igual manera.
Suspiré y centré mi atención en el techo de mi habitación.
¿El moho ya estaba allí?
—Jamás he dicho que sea malo, simplemente es confuso para mí —dije.
Mary se quedó en completo silencio y luego soltó todo el aire que había retenido dentro de sus pulmones. Cerré mis ojos y comencé a pensar en eso, en el amor. ¿Por qué simplemente no podía entenderlo como los demás? ¿Por qué tenía que verlo como algo misterioso? ¿Por qué debía hallarle tantos peros, tantas cosas, cuando para todos parecía tan simple y para mí no? ¿Por qué?
Me volteé y quedé viendo a Mary directamente, quién al verme soltó una risa y luego me contagió a mi de ella.
—Tonta —le dije y ella me enseñó su lengua .
—Babosa —sonreí ante eso y ella soltó una leve risa—. Estamos locas, ¿No es así?
—Creo que sí —hablé, mucho antes de soltarle mis temores en forma de preguntas—. ¿Por qué no puedo entenderlo, Mary? ¿Por qué no puedo simplemente ver el amor como todos lo ven y ya? Eso sería más fácil que sentir que me estoy perdiendo algo importante en mi vida.
Solté un resoplido ante eso mientras que Mary se volteaba a verme directamente a la cara.
—Kensie, si lo vieras de la misma forma en que todos lo vemos, no serías tú —oh, gracias—. No siempre debemos ver las cosas tal cual otros lo ven, y lo sabés. Para mí significa una cosa, para Josy otra, y así. Eso no puedes cambiarlo. Quizás te cueste entenderlo porque siempre te ha gustado saberlo todo, tener la razón del por qué es así y porqué ocurre de esa forma. Y está bien, quizás lo único que necesitas es a esa persona que te enseñé o te ayude a comprenderlo.
••
“—Es solo que no llegó el indicado —me encogí de hombros—. Quizás la vida me tiene preparado otra cosa.—Oh quizás ya te envío al indicado.”
••
—Hoel dice que quizás ya llegó el indicado, ¿Puedes creerlo? Incluso me dijo que no me cerrará a las posibilidades —solté una leve risa ante eso y Mary solo se quedó en silencio, como si estuviera pensando en qué decirme.
—Quizás deberías seguir su consejo.
Eso fue todo lo que dijo antes de darse la vuelta, taparse y decirme un "pasa buena noche" y quedarse dormida, dejándome pensativa y frustrada al perder el sueño por pensar en eso. Por pensar en sí era o no recomendable seguir el consejo de Hoel. Porque, ¿Qué de malo podía suceder si me abría a las posibilidades del amor?
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Serenata Equivocada. 💫
RomantizmPara Kensie el amor siempre fue un misterio, para Julio siempre fue algo grandioso. Ella intentaba hallar una explicación lógica para todo eso, Julio intentaba buscar enamorar a la chica de sus sueños. ¿Y qué mejor que dedicarle una serenata? Con lo...