A las seis en punto de la tarde, Christian está esperándome en la puerta de mi edificio.
Abro las enormes puertas de cristal y ando hacia él. Está concentrado mirando algo en su móvil. Apoyado en el lateral del capó de su coche, con una mano metida en el bolsillo y las piernas cruzadas sobre los tobillos.
Está impresionante, tan guapo e imponente que no pasa desapercibido para nadie.
Un pequeño grupo de mujeres pasa por su lado y casi babean mirándole.
Se me para el corazón cuando una de ellas se detiene a su lado y le dice algo.
Él se mantiene férreo y amablemente se mira la muñeca y le dice la hora. Luego baja la mirada a su móvil de nuevo dando por terminado el cruce de palabras.
Sonrío encantada e incrédula de que un hombre así exista y sea para mí. Y entonces levanta la cabeza y me mira.
Y sonríe. Y Dios mío, hace que me tiemblen las rodillas.
Se guarda el móvil en el bolsillo y viene hacia mí comiéndome con la mirada. Mirándome con descaro hasta dejarme sin aliento.
Me rodea la cintura y me pega a su cuerpo duro. El olor de su perfume me invade e inspiro absorbiéndolo.-Estás tan fascinante como esta mañana, Anastasia.
Sonrío y le rodeo la cintura por dentro de su chaqueta con mi brazo libre y le beso los labios. Cuando nos separamos ambos sonreímos.-Gracias.
Coge mi maletín y mi bolso y me dedica una bonita sonrisa.-Oye, ¿tienes planes para este fin semana? -dice rodeándome los hombros y instándome a andar hacia su coche.
-Am... -le miro entrecerrando los ojos-. ¿Es una pregunta trampa? -Se ríe saltándome-. ¿Quieres saber si soy una mujer solitaria que se pasa el fin de semana encerrada en casa cosiendo?
Abre la puerta trasera del coche y mete dentro mi maletín y mi bolso.-No, y de ser así, no me importaría, he visto lo que creas cuando coses -dice volviendo a rodearme con sus brazos y me besa castamente lo labios. Sonrío bobalicona y le vuelvo a rodear la cintura acariciándome la espalda-. Quiero llevarte fuera el fin de semana -dice con firmeza pero con una cálida mirada.
-¿Adónde? -pregunto perpleja.
-A Napa. Vamos a ver mi nuevo viñedo. Tomaremos buen vino, pasearemos a caballo por la finca y disfrutaremos de un poco de sol. He visto la previsión del tiempo y es muy buena, incluso podremos bañarnos en la piscina.
Le acaricio la nuca y me muerdo el labio intentado que mi sonrisa no tiña mi cara de pura emoción.-Christian... -susurro su nombre sin poder contener una tímida sonrisa y bajo la mirada al sentir una fuerte opresión en el pecho.
-He pasado las ocho horas y los cuarentena y siete minutos más largos de mi vida. No quiero ni pensar como serán estos dos días sin ti.
El corazón me late con fuerza y empuño su camisa en la parte baja de su espalda.-Dios mío. -Apoyo la frente contra su pecho y respiro hondo. Y otra vez.
Levanto la cabeza y le miro y sus ojos...
-No sé qué decirte -digo. Acuna mis mejillas con sus manos y me besa los labios.-Si lo sabes. ¿Por qué tienes miedo? -Respiro hondo al sentir que de verdad es miedo lo que siento-. Te advierto que si dices que no tendré que secuestrarte.
Sonrío ante esa actitud seria y dominante.-Christian, eres un hombre estupendo, y magnífico. Pero lo que siento contigo es muy intenso. Y me conozco, sé que no me resultaría difícil enamorarme de ti. -Me sincero-. Los hombres como tú no...
-No me conoces, Ana. No me clasifiques en el montón de hombres que claramente son unos gilipollas. Yo sé lo que quiero y lo que siento. No soy de esos hombres que han tendido una infancia atroz y no saben ni quieren que los quieran. A mí puedes tocarme, puedes acercarte y abrirte a mí porque te juro que ni tengo miedo a sentir ni a que me amen, ni tengo gustos sadomasoquistas. Y si no puedes resistirte y tienes que enamorarte de mí, pues que así sea.
Sonrío mordiéndome el labio de nuevo.
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Corazones abiertos.
FanfictionAnastasia Steele es la diseñadora de ropa interior más famosa del mundo. Jamás podría haber esperado el reto profesional en el que se vio envuelta al aceptar diseñar el vestido de novia de Mia Grey. Pero menos aún para conocer por casualidad al herm...