Le dejo a Proebe las tortitas y me siento a su lado esperando que se las coma.
Me mira y sonríe.-Nunca me voy a cansar de esto por muy mayor que sea -dice cortando las orejitas del oso y se las lleva a la boca.
-Yo tampoco -digo y me giro completamente para mirarla mejor.
-Prométeme que me las harás siempre -dice con esa mirada de niña inocente llena de emoción que me encoge el alma.
-Claro que sí, pitu.
Suspira relajada acomodándose en el sofá y se come todo el plato de tortitas mientras le hablo de mis nuevos diseños para la pasarela de Navidad y ella muestra el mayor de los entusiasmos.
Este tiempo, Proebe ha estado muy involucrada en mi trabajo, pasa por mi oficina casi todos los días y le encantan las sesiones de fotos.-Estoy deseando ir a Milán -dice emocionada pese a su debilidad.
-Ya verás, lo vamos a pasar genial. -Sonríe-. Y espero que ambas no pasemos de ser el principal foco de atención a ser el principal foco de infección de un virus. -Se ríe-. Venga, pitu, pareces cansada. Te llevo a la cama y voy a la farmacia en un santiamén. -Ella asiente dócil y se pone de pie tambaleante. La rodeo con mi brazo para que se sostenga y la llevo a su cama.
-Aguja, ¿pasa algo entre papá y tú? -pregunta tan curiosa como siempre.
-Nada de lo que debas preocuparte -digo intentando no parecer afectada y para mi suerte, pitu está cerrando ya los ojos.
Suspiro y salgo en silencio.
Ahora sólo tengo que salir de casa sin que me vean e ir a la farmacia por el test de embarazo.
Bien, cojo una mochila de piel de mi habitación y meto la cartera y el móvil.
El salón está en completo silencio y consigo llegar al ascensor sin que nadie me vea.
Mi teléfono suena sobresaltándome con una llamada y pienso que Christian ya me ha pillado, pero afortunadamente es mi madre.-Anastasia, ¿cómo estás? He llamado a tu estudio y Hanna me ha dicho que hoy tampoco ibas a trabajar.
-Sí, bueno, ya estoy mejor, pero es que Christian quería que descansara un poco más y Proebe se ha levantado también enferma.
-Vaya, cielo. Lo siento por ella. Y me alegro de que Christian sepa cuidar de ti -dice con cariño.
-Sí, es muy protector -digo escueta y cambio de tema rápidamente-. Por cierto, me ha dicho que Mia te ha invitado a la cena pre-boda que harán en la mansión de los Grey.
Salgo a la calle donde el día soleado me da bochorno.-Sí, bueno, nos hemos encontrado un par de veces de compras y pensamos que ya que ni tú ni Christian hacéis oficial vuestra relación esa sería una buena ocasión para daros un empujoncito.
-Ya. Me alegra ver que habéis tenido en cuenta nuestras voluntades ya que somos los parte afectada, no me sorprendería que nos estuvierais preparando también la boda.
Se ríe.-Tengo algunas ideas, pero bueno... paso a paso; aún están haciéndote el anillo.
Me río.-Bueno, te tengo que dejar. Voy a la farmacia a comprar unas vitaminas para Proebe y para mí.
-Llámame si necesitas que mami vaya a hacerte una sopita.
- ¿De verdad lo harías?
- ¡No! ¿Acaso quieres morir envenenada? -Me echo a reír-. Pero si necesitas otra cosa, llámame.
Sonrío.-Estoy bien, mamá, pero gracias. Nos vemos en la fiesta.
-Vale, Anastasia, cuídate.
Guardo el teléfono en el bolso y camino por la lujosa calle viendo los escaparates de los comercios.
Me encantó este barrio desde que llegué. Es muy lujoso y tiene muchas pequeñas boutiques y tiendas de decoración y cafeterías que me encantan.
Mi teléfono vuelve a sonar y es Hanna.
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Corazones abiertos.
FanfictionAnastasia Steele es la diseñadora de ropa interior más famosa del mundo. Jamás podría haber esperado el reto profesional en el que se vio envuelta al aceptar diseñar el vestido de novia de Mia Grey. Pero menos aún para conocer por casualidad al herm...