Dos días después le dieron el alta.
Pitu se había tomado la noticia bien, demasiado bien.
Es una chica fuerte y muy valiente.
Gail llega hacia ella con la emoción brillando en los ojos.-Bienvenida a casa, señorita.
Phoebe sonríe.-Hola, Gail.
- ¿Quieres que te prepare algo de comer? -Le ofrezco y ella niega mirándome con esa carita de niña dulce.
-Ya le he hecho yo su plato favorito -dice Leila saliendo de la cocina dejándonos a todos en el más absoluto silencio y asombro-. Pasta a la carbonara.
Pitu sonríe un poco y niega con la cabeza.-Te lo agradezco mucho, mamá, pero no me gusta la pasta a la carbonara.
Leila mira el plato y frunce el ceño.- ¿Desde cuándo? -pregunta perpleja haciendo sonreír a Proebe de nuevo.
-Desde la primera vez que la probé, mamá -dice con cariño-. No te preocupes. Ya hemos comido fuera.
Leila deja el plato en la mesa y viene hacia ella y la abraza.-Siento no haber llegado antes. Tenía una prueba -le dice bajito y pitu asiente-. Pero no me han cogido de modo que puedo quedarme aquí contigo.
-Lo siento mucho, mamá. Seguro que la próxima vez tendrás más suerte -le dice y Leila me dedica una mirada furibunda.
-Tu amiguita me está boicoteando para que no consiga pruebas.
Pitu me mira con la boca abierta y yo suspiro.-La amenacé con hacerlo si volvía a decirte que estabas gorda, pero no he hecho nada. He estado demasiado ocupada para preocuparme por insignificancias.
- ¿Me extraña que aún sigas aquí después de lo que sabes? -dice con maldad.
- ¿Y tú cómo lo sabes, mamá? -pregunta pitu y Leila frunce los labios.
-Se lo dije yo. Lo vi en unos documentos en el estudio de tu padre.
- ¿Y por qué hiciste eso? -dice con rabia y Leila da un paso atrás.
Sostengo a Phoebe.-No pasa nada, pitu, en algún momento lo hubiese averiguado.
Ella me mira angustiada.-Pero, aguja, por su culpa...
-Vamos a arreglarlo, cielo. Estamos aquí y estamos juntos -dice Christian con seguridad y pitu me mira con los ojos llenos de esperanza a los que yo sólo puedo asentir y ella nos abraza.
-Phoebe, deberías descansar -dice Leila cruzada de brazos y con cara amarga-. Yo iré enseguida, tengo que hablar con papá -dice con cariño y yo siento que el estómago se me revuelve.
"Con papá."-No quiero irme a mi habitación. Aguja, mi padre y yo vamos a ver una peli -dice y Leila la mira mal pero cambia su expresión-. Voy a cambiarme. Aguja, esta vez no dejes que papá elija la peli.
Me mantengo inexpresiva pero sé el juego que se trae entre manos la brujilla esta. Christian ríe.-Elígela tú, cielo. Ana y yo iremos a hacer palomitas -dice y me rodea la cintura conduciéndome a la cocina.
Entrecierro los ojos mirándole cuando entramos en la estancia y me sonríe con inocencia.
-Te quiero, nena -dice y me roba un inocente beso. Quiero reírme pero me mantengo seria, y más seria aún cuando me giro y veo el estropicio que hay en la cocina.
Gail recoge tranquilamente y cuando nos mira lo hace con su habitual mirada relajada y una dulce sonrisa.-Madre mía, Gail, ¿solo han sido unos macarrones y ha formado todo esto? -dice Christian perplejo.
Se gira hacia la salida de la cocina listo para presentar pelea pero le retengo.-Te encanta discutir con ella, el sexo será explosivo también. ¿Por qué no lo pruebas? -digo enfadada y él me coge en brazos con mucho cuidado.
-Antes me salen callos en las manos. Fíjate lo que te digo.
Aprieto los labios y me muevo para que me suelte.

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Corazones abiertos.
FanfictionAnastasia Steele es la diseñadora de ropa interior más famosa del mundo. Jamás podría haber esperado el reto profesional en el que se vio envuelta al aceptar diseñar el vestido de novia de Mia Grey. Pero menos aún para conocer por casualidad al herm...